63.000 tarraconenses sin sucursal bancaria

Hay 105 municipios sin una oficina financiera. Es el 57,1% del total. Tarragona es la tercera provincia de España que más sucursales ha perdido. Desde 2008 tiene un 52% menos

19 diciembre 2018 07:05 | Actualizado a 19 diciembre 2018 14:00
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Usted va a sacar dinero en efectivo al banco de siempre, el de toda la vida, y de repente se topa con los cristales empapelados, un anuncio de ‘se alquila’ y un teléfono de contacto. No queda ni cajero. Su sucursal de confianza ha cerrado. En otro caso, puede haber ahí una tienda de muebles, un gimnasio o un kebab, en un signo inevitable de los tiempos. 

La reestructuración financiera todavía no ha terminado y el número de sucursales se ha seguido reduciendo en España pero de manera más acentuada en Tarragona, un territorio especialmente maltratado por la inercia. 

Imagínese ahora vivir en un pueblo pequeño del interior, llámese Freginals, Caseres, Arnes, Vilaverd, El Montmell o Querol. Algunos ejemplos son singularmente representativos, como el de Cornudella de Montsant. Sus vecinos deben recorrer 22 kilómetros hasta el cajero más cercano, ubicado en Les Borges del Camp, todo un calvario ciudadano.  

He aquí la cruda realidad: la baja rentabilidad de las entidades de depósitos españolas obliga a reducir costes cerrando oficinas, con una caída acumulada de la red de sucursales del 42% desde 2008. Así, en junio de 2018 el sector bancario español contaba con una red de 27.320 oficinas, casi la mitad de las 45.662 que existían antes del inicio de la crisis. 

La información por provincias muestra diferencias en la intensidad del ajuste. Tarragona sale malparada: se han cerrado el 52% de las oficinas. Es la tercera provincia española que más ha padecido esos recortes, sólo por detrás de Barcelona (56%) y Castellón (53%). En el extremo opuesto se sitúan otras con recortes por debajo del 25%, como Cuenca (16%), Badajoz (21%), Teruel (21%) y Ciudad Real (22%).

Riudecanyes, Perafort, Santa Oliva, Botarell o Rasquera están entre     los lugares sin oficina

De las 837 oficinas que había en Tarragona en 2008, el punto álgido, se ha pasado a las actuales 412, según el balance periódico que realiza el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Pero el desequilibrio atañe también a un mismo territorio, como muestra una aproximación por municipios.

En Tarragona hay 105 poblaciones que no tienen acceso a una oficina bancaria. Es el 57,1% del total de 184 localidades, un porcentaje que no ha dejado de aumentar en los últimos años y que es peor que la media catalana (49,%). 

El mismo estudio –recientemente publicado, aunque con datos de finales de 2017– constata que hay 63.660 tarraconenses que viven en pueblos que no tienen ninguna oficina. Ahí se incluyen municipios especialmente poblados como Riudecanyes, Perafort, Botarell, El Catllar, Bonastre, Santa Oliva, Cabra del Camp, La Secuita, Tivenys o Rasquera. En suma, el 8% de la población de Tarragona no tiene acceso a una sucursal.

A eso hay que añadir las incomodidades y las molestias con las que convive el ciudadano: tener que recorrer más camino hacia el banco más cercano, otrora a la vuelta de la esquina. 

Tarragona, en peor situación
Lejos queda el ‘boom’ de las cajas de ahorro, con la paradoja de que aparecieron en Tarragona nombres como Caja Duero, Caja Astur o Caja Granada, entidades en un principio muy arraigadas a su territorio de origen.  

El número de oficinas sigue cayendo y eso explica que continúe aumentando la población que no tiene acceso a una sucursal en su municipio de residencia, que ha pasado del 2,7% de la población española en 2016 al 2,9% en 2017. Tarragona, con ese mencionado 8%, está muy por encima. 

Pero el problema no es sólo esa exclusión bancaria creciente. Algunas voces son críticas y denuncian el perjuicio que estos procesos causan en el ciudadano.

Otros de los inconvenientes principales son la despersonalización en aumento y la mayor facilidad para aumentar las comisiones ante la escasez de competencia, como indican desde Adicae (Asociación de usuarios de bancos y Cajas de Catalunya): «Nos podemos encontrar con un incremento del precio de los servicios, sobre todo en el ámbito de las comisiones. El mercado ha pasado a quedar en manos de unos pocos y ellos establecen sus reglas de juego». 

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