«A Tarragona le faltan tiendas más jóvenes»

La renovación y la evolución constante forman parte del ADN de El Lloro. Han sido claves para su superviviencia

26 noviembre 2017 16:14 | Actualizado a 26 noviembre 2017 16:18
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Melcior Bustos es emprendedor a pesar de todo. Hijo de comerciantes, en 2011 abrió El Lloro, un establecimiento con objetos neokitsch, en el que la saturación de color y el divertimento pueden mantenerte enganchado recorriendo los estantes durante largo rato. 

Su apuesta no ha sido fácil. Comenzó con la Gran Recesión en una zona, la calle Governador González, muy afectada por los diez años de obras del Mercat Central, y que ha visto como a escasos metros uno de los ejes comerciales por excelencia, como es la calle Unió, ha perdido todo el esplendor del pasado. Y a esto hay que añadirle los cambios en los hábitos de consumo y la competencia de un gigante como Amazon. Pese a ello, su propietario es una persona inquieta que se mueve por ferias internacionales buscando las últimas novedades. De esta forma ha conseguido hacer de El Lloro un establecimiento de peregrinación para todos aquellos que quieren hacer un regalo y que buscan además ideas originales. 

Bustos opina que los comerciantes de Tarragona «deberíamos reunirnos todos un día y hacer una fiesta, y a partir de ahí empezar a decir tonterías». Está convencido de que el resultado sería una lluvia de ideas que aportaría aire nuevo al sector, con campañas originales que nada tendrían que ver con lo que se ha hecho hasta el momento. 

Afirma que la administración es culpable, pero también el propio sector

Defiende que al comercio de esta ciudad le falta aire nuevo. «No hay tiendas de gente joven y esto se nota», pone de manifiesto. Habla también de la importancia de la profesionalización, no tan solo detrás de los mostradores sino también a nivel asociativo, siendo estas entidades verdaderos organismos de dinamización del comercio. « Se están desvinculando las tiendas de las asociaciones, primero porque hay demasiadas, pero también porque deberían ser realmente un punto de encuentro. Nos sentimos muy solos», dice.

Un comercio más fuerte
Bustos afirma que el récord de cruceristas no se está notando. «Que hasta el momento no haya sido un negocio no representa que no pueda serlo, pero debemos mirar cómo podemos dar un giro a la tortilla y en cómo podemos asociarnos». Forma parte de la ZAC (Zona d’Acolliment de Creueristes), pero busca otras herramientas que permitan avanzar hacia nuevas estrategias la próxima temporada.

Para este joven emprendedor, la situación del comercio en la ciudad tiene múltiples responsables. «Es el Ayuntamiento pero también somos nosotros mismos. No nos ayuda que no haya parkings en el centro ni la situación de la calle Unió. Deberían poner algo más por su parte y nosotros también, haciendo que las asociaciones fueran más fuertes».

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