A la CIA ya le preocupaba el Procés en los años 70

La Tarragona desclasificada. A la inteligencia de EEUU le interesaba el Port, la energía nuclear, Terra Lliure o las playas. Los informes confidenciales salen a la luz y están a golpe de click

09 abril 2018 08:44 | Actualizado a 09 abril 2018 10:08
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La provincia aparece entre los más de 12 millones de documentos secretos desclasificados, ahora consultables a golpe de click. No hay grandes revelaciones pero sí pistas de lo que a la inteligencia americana le interesaba de Tarragona, donde realizó, mediante informes, seguimientos pormenorizados de algunas cuestiones. La CIA se fijó en cuestiones como la importancia del Port, la acción del grupo Terra Lliure, las centrales nucleares de Ascó y Vandellòs, la producción de la petroquímica, el apoyo a la independencia de Catalunya o la huella que dejaron ciudadanos nazis.  

 

1. La obsesión por un Port estratégico

Ya causó sorpresa –y también indignación– la filtración de Wikileaks en la que se sostenía que Washington se había interesado en usar el Port de Tarragona para atracar barcos nucleares, en parte para controlar el norte de África. Fue en 2010. Sin embargo, mucho antes, Estados Unidos ya había dejado patente su apego por Tarragona como enclave estratégico. Dentro de los 12 millones de documentos desclasificados por la CIA, algunos recalcan el interés por la ciudad. Así lo refleja, por ejemplo, uno de esos papeles, en concreto del 6 de junio de 1951. En él se incide en «las potencialidades de España en la defensa occidental como una base para operaciones tácticas o como un bastión natural».

Era prácticamente una obsesión ganar presencia y controlar la península, pocos años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial y en los inicios de la Guerra Fría que marcó buena parte del siglo XX. Así, el documento en cuestión realiza un repaso geográfico pero también meteorológico, demográfico, de infraestructuras o de telecomunicaciones. «El valle del Ebro y el puerto de Tarragona como zona estratégica de entrada de la península», recalca el aviso, en origen mecanografiado y con el sello de la Central Intelligence Agency (CIA).

No es el único rastro en esa línea de Tarragona en los papeles de la inteligencia yanqui, para quien el puerto tarraconense ha sido siempre una infraestructura apetecible y clave para sus aspiraciones en Europa. El control y el seguimiento de esa instalación portuaria es recurrente en los documentos que han permanecido en secreto durante décadas y que ahora son públicos a través de la red. 

 

2. El 11% de catalanes, a favor de la independencia

No le quitaron ojo las autoridades norteamericanas a la Transición en España, a la restitución de la democracia y de las instituciones de gobierno. En uno de sus informes confidenciales, la CIA controló muy bien «la intensidad del sentimiento autonómico», incidiendo fundamentalmente en Catalunya y el País Vasco. A los americanos ya les preocupaba aquel germen del Procés, lo que pudiera pasar con la deriva independentista.

Sin embargo, los datos exhibidos distan mucho de la realidad actual. «El 11% de catalanes desean una eventual independencia y otro 65% espera más medidas de autonomía», se leía en un documento en inglés de 1983 en relación a balances de 1978. Hoy en día esos datos parecen irrisorios, por haber quedado superados. «El 21% de los vascos están a favor de una eventual independencia de su región, mientras que el 54% quiere más grados de autonomía», se añadía. Es decir, la CIA tenía constancia de que en los años 70 había más vascos que querían la independencia que catalanes. La CIA coloca a Navarra, Galicia y a Andalucía en otro segundo grupo en cuanto a reivindicaciones. El título del informe es: «España. Autonomía regional y estabilidad política». 

En esas 24 páginas se realiza un completo recorrido que va de Herri Batasuna a ERC y el PNV, pasando por Convergència i Unió y la figura de Jordi Pujol. Algunas frases muestran cómo la inteligencia de Estados Unidos tenía en cuenta la diversidad del país: «Después de Yugoslavia, España es el mayor estado europeo en variedad étnica y lingüística». 

 

3. El movimiento de tropas en Tarragona

Es quizás el documento más antiguo sobre Tarragona que la CIA ha hecho público en su última remesa. Data del 26 de marzo de 1947 y tiene todos los clichés ligados al concepto de Top Secret, siempre tan cinematográfico: el sello de ‘confidential’ estampado en varios lugares y otra impronta en la que se deja claro que el informe ha pasado a tener categoría de ‘desclasificado’. 

En esta ocasión, se pone el foco en el traslado de tropas y, en concreto, de un regimiento de artillería antiaérea. En el informe se da cuenta del desplazamiento de batallones y demás equipamientos del ejército español, que pasan de estar distribuidos entre Algeciras y Huesca a quedar guarecidos en Tarragona.

En la década de los años 40 y 50 Estados Unidos tenía fijación en controlar y vigilar de muy cerca la situación de las unidades del ejército. Así, Tarragona también aparece en otra documentación en la que simplemente se indica el reparto de todo tipo de tropas, regimientos y vehículos por la geografía española. Ni siquiera las sesiones de entrenamiento premilitar para estudiantes que se hacían en Tarragona y los programas de instrucción pasaron desapercibidos para los americanos. 

En ese seguimiento pormenorizado a España como potencia en cuanto a fuerzas armadas también destaca el papel de la base militar de Reus, que aparece ubicada en varios mapas. Estados Unidos conocía al detalle hasta el último recoveco de las llamadas Spanish Army Units. 
 

4. Ascó, Vandellòs y la carrera atómica

La energía fue otro de esos temas principales sobre los que Estados Unidos quería tener todo el control o, al menos, la información suficiente. Así, en un documento de 1981 se dice que Vandellòs, a la que curiosamente se ubica cerca de Barcelona, «funciona con uranio natural, siguiendo el modelo francés». Otro informe, este de junio 1986, analiza el desarrollo de la energía nuclear sólo un mes después del desastre de Chernóbil en Ucrania. Se habla de protestas en España contra la energía nuclear y también se registra una incidencia en Ascó. «La central nuclear registró fallas en su sistema que causaron un apagado parcial. Las fallas fueron reparadas y la central sigue trabajando de manera normal», explica el documento en cuestión. 

Poco después se indica que el 6 de mayo de 1986, sólo unos días después del suceso de Chernóbil, se hicieron comprobaciones en Tarragona de niveles de radioactividad. Se encontró yodo 131 «en la provincia de Tarragona», si bien es verdad que luego se indica que los niveles estaban por debajo del límite internacional. Otra cuestión capital que preocupaba y mucho a los servicios secretos según estos informes fue la carrera hacia la bomba atómica, mantenida por España durante tiempo –de hecho, Vandellòs iba a albergar un proyecto al respecto–. 

Estados Unidos también seguía con interés la producción de combustible en la refinería de Tarragona, que aparece también en varios papeles de esta documentación. El puerto de Tarragona, en su vertiente económica, también era de interés: «Pequeña industria pesquera. Exportación de vinos y frutas e importación de carbón, petróleo y fosfatos». 

 

5. Las bombas de Terra Lliure en Tarragona

El terrorismo también trajo de cabeza durante décadas a la CIA y a otros estamentos de la administración americana. En el material desclasificado y accesible ahora desde la gran base de datos es habitual la mención a los atentados de bandas como ETA o Grapo. Sin embargo, Tarragona aparece vinculada a la acción de un grupo como Terra Lliure, una organización terrorista y de extrema izquierda fundada en 1978 y autodisuelta en 1991. El clan independentista catalán asumió la colocación de dos bombas que estallaron en Valencia, situadas en instalaciones de Hidroeléctrica Española y del Instituto Nacional de Empleo. 

En Barcelona, un artefacto estalló en la Delegación de Trabajo, en la calle de Platería; y en Tarragona, en el Instituto de Mediación y Arbitraje. Fue todo ello en el mismo día: el 16 julio de 1984. Todas estas acciones, recogidas ampliamente por la prensa, causaron desperfectos materiales de escasa consideración. 

En su informe sobre el terrorismo, la CIA habla de «daños estructurales en oficinas del gobierno». Luego añade: «El grupo separatista catalán reivindicó la responsabilidad en las dos explosiones de Torrent (Valencia) y la policía sospecha que también es responsable de los hechos de Barcelona y Tarragona». 

Los departamentos americanos no perdían detalle de las  operaciones terroristas que se sucedían alrededor del planeta y que estuvieron bajo el punto de mira de los servicios secretos más famosos del mundo. Los informes sobre terrorismo eran habituales. 

 

6. Las playas, la  huella nazi y el anarquismo

Hay otras menciones menores a Tarragona en el vastísimo bagaje de la inteligencia americana que ha quedado accesible a golpe de click si se bucea en su página web oficial. La Agencia Central de Inteligencia llegó a colocar su lupa en algo a priori tan poco trascendente como el estado de las playas. La provincia sacó buena nota en ese diagnóstico. «En Tarragona, la mayoría de las playas analizadas están limpias», se lee en una de las comunicaciones. 

Pero hay otros temas más trascendentes, como el rastro del paso de algunos nazis por Tarragona. En varios documentos, con el sello del departamento de Justicia y del FBI, se desglosa la estancia en la capital de figuras de este tipo y periplos diversos como la entrada en España a través de la frontera con Francia. Otro estampado en el papel, con las palabras Nazi War Crimes Disclosure Act (‘Ley de divulgación de crímenes de guerra nazi’), es indicativo de para qué servían este tipo de informaciones oficiales. 

Por último, Tarragona también aparece cuando Washington pretende echarle el ojo a todo tipo de movimientos sociales y políticos en boga. Así, es posible hallar diferentes boletines de tipo ideológico y publicaciones muy variadas como ‘Nueva senda’ (Boletín interior de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias en el exilio) o ‘Solidaridad obrera’, así como varias revistas de la CNT. De esta forma, movimientos como el sindicalismo y el anarquismo, impulsados en parte por la militancia desde Tarragona, también son objeto de seguimiento y vigilancia por el ojo implacable de la CIA. 

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