'Acabamos en la cárcel por las ideas que teníamos'

La tarraconense Montserrat Sans pasó siete días entre rejas en 1974 por manifestarse un 1 de mayo en Torreforta. «Para mí la herencia del dictador aún está. Los tics del franquismo continúan», reconoce

21 noviembre 2017 12:16 | Actualizado a 21 noviembre 2017 12:33
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Montserrat Sans dejó el centro de Tarragona para irse a vivir a Sant Pere i Sant Pau. Quería empaparse de periferia justo cuando la ciudad se expandía. «Empezaba a a haber una lucha por los servicios de los barrios y siempre estuve implicada. Eran los 60 y los 70. Había un boom de la inmigración, se estaban instalando fábricas», recuerda. Montserrat se llamaba Marta en aquellos fragores clandestinos. «Era muy difícil moverse. Para hacer una reunión tenías que hacer tres llamadas y luego te tenías que separar de esas personas para no levantar sospechas. Íbamos a piquetes, a hacer pintadas», comenta ella, integrada en una plataforma que pertenecía a la izquierda comunista, en aquel auge del movimiento obrero.  

El día clave fue el 1 de mayo de 1974. «Recuerdo que, con diferentes grupos políticos, nos reunimos en la cantera del Mèdol para preparar una manifestación en Torreforta». El día de marras Montserrat, que por entonces tenía 24 años, y el resto se toparon con la actuación policial durante aquella manifestación en Ponent. «Me hicieron una brecha en la cabeza y acabé detenida. Estuve tres días en comisaría en unas condiciones que nadie se puede ni imaginar». ¿De qué estaba acusada? «De organizar y participar en una manifestación que en aquel momento se consideraba ilegal, casi como si fueras un terrorista».

Montserrat ingresó en la cárcel de Tarragona: «Ahí estuve más tranquila, me trataron mejor, pero en comisaría sí hubo tortura». Montserrat prefiere no entrar en detalles. Entre comisaría y la prisión, pasó hasta siete días privada de libertad. «Es duro cada vez que revivo lo que pasó», recuerda, a la vez en que se vuelve muy crítica con la situación actual: «Para mí la herencia del dictador todavía está. Es lo mismo. Estos días me he sentido como en aquella época. Acabamos en la cárcel por nuestras ideas políticas, por nuestra forma de pensar. Ahora hay otras formas, pero los tics del franquismo continúan». 

Montserrat, que trabajó de auxiliar de enfermería en Joan XXIII, estuvo siempre al pie del cañón de la militancia, y sigue en él aunque esté jubilada. Ha estado vinculada a la CGT y ahora ejerce el activismo en el Grup de Treball en Defensa de la Sanitat Pública de Tarragona. Su compromiso no queda ahí. Se presentará a las elecciones del 21-D. Irá en la lista de la CUP por Tarragona de 8, mientras recuerda el mal trago. Enseña los papeles que guarda en casa: el resguardo de las 200 pesetas que le dio su familia para poder comprar en la cárcel o las 5.000 de la fianza con las que logró al fin la libertad provisional. 

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