Adrià Guxens: «Faltan más pelis de mi generación»

El tarraconense, premiado en el Festival de Málaga, reivindica la transformación del sector y más oportunidades para los jóvenes

31 agosto 2020 18:48 | Actualizado a 01 septiembre 2020 05:30
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Temas:

Con un reciente Biznaga de Plata al Mejor Cortometraje de Cinema Cocina en el Festival de Málaga por su proyecto Jin Tian Bu Hoy Chía Yu (No creo que vaya a llover), el director de cine Adrià Guxens (Tarragona, 1992) tiene por delante un futuro prometedor. Por ello defiende que «la industria debe dar voz a los jóvenes para explicar nuestra realidad y hacer nuestras películas».   

¿Cómo surgió la oportunidad de rodar ‘Jin Tian Bu Hoy Chía Yu’?
El proyecto nació a raíz de concederme una beca Looking China, que selecciona alrededor de 100 directores de todo el mundo y les proporciona 15 días para preparar, rodar y finalizar un cortometraje sobre algún aspecto de la cultura china. Una vez allí, estuve solo con la única ayuda de una traductora, a diferencia de otros cortos. Por ello me ha hecho especial ilusión el premio.

TRAILER ESP - I don't think it is going to rain (Adrià Guxens, 2019) from Adrià Guxens on Vimeo.

El éxito es absoluto.
A nivel personal, el premio supone un trampolín para dar el salto del mundo de estudiante, ya que hace poco me gradué en Dirección de Cine por la ESCAC, al mundo profesional, y que me puedan mirar directamente a los ojos cuando proponga a una productora alguno de mis proyectos. Además, creo que también nos acerca más a la temporada de premios como pueden ser los Gaudí o Goya.

¿Qué cautivó al jurado? 
Cinema Cocina es una sección de cine gastronómico que por primera en el Festival de Málaga se ha convertido en sección oficial. Mi cortometraje trata la cocina como un elemento más de la narrativa, es decir, no es un documental sobre un cocinero, sino que la historia parte de un restaurante de cocina tradicional china, para después hablar de otros aspectos, como el choque generacional o la antigua y la nueva China. 

¿Por qué decidió centrarse en este aspecto?
La beca nos pagaba 15 días de estancia en China, lo que es muy poco tiempo porque debíamos desde encontrar la historia hasta estrenar allí el documental. Así que nos ofrecieron unos temas para escoger y elegí el de un restaurante de cocina tradicional china por varios motivos. Primero porque el hecho de comer es un pilar en la cultura china y sabía que me permitiría descubrir más aspectos humanos y culturales. Por otro lado, porque estoy preparando mi primer largometraje y parte de la acción transcurre en un restaurante chino.  

¿Cómo fue el rodaje?
Muy intenso. Encontrarme solo con una traductora fue como regresar a los orígenes, es decir, tener que hacer yo la fotografía, el sonido, el montaje… La experiencia fue muy enriquecedora porque me hizo estar alerta y ser intuitivo. En el mundo del cine es importante no acomodarte, porque si no estás muerto.

¿Qué oportunidades espera a partir de ahora? 
Desde siempre he sido fan del cine asiático. De hecho, en la ESCAC he rodado más en chino que en catalán, lo que creo que me afianza y diferencia más en cuanto a la industria. Si alguien en España quiere rodar algún proyecto con elementos asiáticos sabe que me puede buscar a mí, ya que tengo esta sensibilidad. Hoy en día, entre tantos directores que intentamos hacernos un lugar en la industria, encontrar estas diferencias es bueno para destacar. 

¿En qué está trabajando?
Acabo de publicar mi primer libro, Lazos de Sangre, pero quiero dedicarme al mundo del cine. Además, con Jin Tian Bu Hoy Chía Yu gané el segundo premio de la edición Looking China 2019, que consiste en regresar a China a rodar otro proyecto. También estamos preproduciendo un cortometraje, 15 minutos, en catalán y que queremos rodar a finales de este año o principios de 2021, que trata sobre la precariedad laboral de la generación millenial. Paralelamente, estamos terminando el guion de mi primer largometraje, que trata también sobre la realidad millenial.

¿Cuesta acceder a ciertas oportunidades?
Totalmente. Por un lado, porque hay más personas que se dedican al cine, gracias a la democratización de medios, pero el problema es la falta de oportunidades. Los jóvenes tenemos un techo de cristal que es muy difícil de romper. Aunque he hecho muchos cortos, todavía cuesta que me escuchen, nunca es suficiente y siempre piden más.

Creo que es imprescindible que la industria del cine de este país recapacite. Mi generación deja de ir a las salas de cine porque no se ve representada. Faltan más películas de mi generación, porque para vernos representados es necesario que nos den voz a los jóvenes para explicar nuestra realidad y hacer nuestras películas. Esta es la única manera para salvar el cine de su desaparición. 

¿Ha pensado en tirar la toalla?
He tenido épocas, porque es un mundo muy difícil. Se trata de tener muchos proyectos bajo el brazo preparados, para que cuando surja la oportunidad, cogerla. 

Comentarios
Multimedia Diari