Alerta amarilla: El verano llega a TGN con toda su fuerza

Los tarraconenses llevan unos días en los que ya no saben dónde meterse para dejar de sudar. La cosa es complicada, sobre todo porque las temperaturas tienden a subir. Algunas personas nos cuentan cómo lo sufren

29 julio 2018 14:13 | Actualizado a 29 julio 2018 14:18
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Tarragona lleva unos días sumida en una ola de calor que no da tregua, ni por el día ni por la noche.Las temperaturas han ido aumentando desde que entró en escena el mes de julio. El termómetro ya ha pasado de los 30 grados varios días y estamos en alerta amarilla por calor intenso. Y los ciudadanos, agobiados, buscan lugares de escape, como por ejemplo las sombras de la Rambla Nova. 

Para Pilar y María Pilar, este sitio se convierte en su refugio. Las dos amigas se sientan todas las tardes bajo los árboles disfrutando de la brisa. «La verdad es que cuando se está bajo la sombra el calor se vuelve más soportable», afirma María Pilar. Ella es vecina de la zona y asegura que es el mejor lugar para vivir durante la época veraniega, pues los pisos se ven beneficiados de la sombra de los árboles y el aire suele circular bastante bien.

«Gracias al viento mi casa no se vuelve un horno, como les he escuchado decir a algunas de mis amigas», se alegra María Pilar mientras mira a Pilar, que no tiene la misma suerte. En efecto, su compañera no vive por la zona y ya ha sido víctima de «fuertes sofocones» que no la dejan moverse del sofá. «Lo bueno es que siempre puedo venir para acá, donde se está mejor». 

El trabajo, un infierno 

Sin embargo, no todos tienen la posibilidad de refugiarse bajo la sombra. José Otero es un obrero que trabaja en una construcción de la Avenida de Estanislau Figueras y explica que las altas temperaturas hacen que su trabajo, ya de por sí pesado, sea insostenible.

Sus jornadas son de ocho horas y aunque cuenta con descansos para almorzar, el movimiento constante y el desplazamiento de materiales pesados combinados con el sol implacable del mediodía no facilitan la faena. «No se debería trabajar en verano», concluye con una sonrisa de resignación. 

Ciertos negocios también deben adaptarse a las altas temperaturas cada verano, como es el caso de las fruterías, que se ven en la necesidad de refrescar sus frutas y verduras cada 30 minutos.

«La limpieza es clave para mantenerlas frescas y que no se pudran, y, por supuesto, mantenerlas bajo la sombra. Se tiene que estar siempre pendiente para que no haya ningún inconveniente. Si se te olvida una vez ya es muy probable que tengas que sacar varias frutas de la estantería», cuenta Oussama, encargado en la Capital Fruit, también en la Avenida Estanislau de Figueras. 

El calor dificulta el sueño

Las altas temperaturas no son un problema exclusivamente diurno. De hecho, muchos ciudadanos afirman que el peor momento es por la noche, cuando la humedad supera el 80% y el aire se vuelve pesado.

Esto hace que conciliar el sueño, para aquellos que no cuentan con climatización, se vuelva una tarea complicada. «Yo duermo con las ventanas abiertas y con ventilador», explica Gloria, una transeúnte de la Rambla Nova. «Yo sudo mucho y hay momentos en los que me entran unos sofocones espantosos», contesta María Rosa, su acompañante. 

La causante de los sofocones es la humedad, que en Tarragona es bochornosa. «Aquí uno se agobia», confirma Juan Vera. Él es de un pueblo de Córdoba, pero explica que «aunque allá las temperaturas pueden alcanzar los 42 grados, el calor húmedo tarraconense me sobrepasa».

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