Alumnos de bachillerato: «Nuestra vida se ha quedado en suspenso»

La noticia llegaba el martes por la tarde, tras una reunión telemática de seis horas, los ministerios de Educación y Universidades junto con los responsables educativos de las comunidades autónomas y los rectores, decidían mantener la selectividad para este curso 2019-20 a pesar del parón de las clases presenciales. Así mismo se anunció que la prueba se pospondrá, aunque no se anunció fecha.

Entre los alumnos que deberán presentar la Prueba de Acceso a la Universidad, PAU, en Tarragona (el año pasado se presentaron 3.119 estudiantes) las sensaciones eran encontradas al saber la noticia. Algunos decían sentirse aliviados, pero otros señalaban que no saber qué va a pasar les crea más incertidumbre.

Cuando preguntamos a Gemma Sanahuja, alumna del Institut Els Pallaresos si la postergación de la prueba la deja más tranquila opina que «no, al revés. Hay gente que quiere trabajar o ir de viaje. Se ha trastocado todo. Nos han dejado la vida en suspende».

Òscar Palau, alumno de La Salle coincide en lo de la incertidumbre pero se lo toma con filosofía «como no depende de mí no me queda otra que seguir trabajando».

Ambos recuerdan que este es un año crítico y los alumnos dependen del promedio de bachillerato y de la nota de las PAU para poder estudiar la carrera que quieren y con la paralización de las clases, a priori lo tienen peor para sacar las mejores notas. «Nos jugamos mucho», señalan.

Ana Lafuente, profesora del Institut de Camp Clar, reconoce que queda un trimestre íntegro por estudiar este curso. En el caso de los alumnos de bachillerato este trimestre es más corto, para preparar la selectividad, pero, insiste, los contenidos están si darse.

Además, aunque los profesores están haciendo esfuerzos por dar indicaciones on-line a sus alumnos, no hay manera de garantizar que todos tendrán forma de incorporarse, por ejemplo, a clases on line. Por ello no se puede avanzar materia y se están buscando maneras de ofrecer actividades desde la página web «porque de esta forma podrían acceder desde el móvil», explica.

Desde la Universitat Rovira i Virgili, de quien dependen la aplicación de la prueba en Tarragona, tampoco tienen mucha más información que ofrecer porque todo está. Así lo explica Antonio M. García Español, coordinador de las pruebas en la URV quien recuerda, no obstante, que la organización de la prueba es laboriosa y se hace a un año vista.

¿Suspender? ¿acortar?

Ante la incertidumbre, las propuestas son variadas. Ya hay recogidas de firmas para pedir que, si no se consigue dar el temario, las pruebas no recojan lo que no se ha dado. Otra tendencia de opinión consiste en suspender la prueba y tener en cuenta solo las notas de bachillerato.

Jan Dols, del Institut Antoni de Martí i Franquès, por ejemplo, no depende de las PAU, porque estudiará en una universidad de Reino Unido, aunque sí necesita buenas notas. Eso sí, su futuro también está lleno de preguntas como la de si se abrirán las fronteras.

Grupos autogestionados

Tanto Gemma, como Jan y Òscar explican que han tratado de no perder el ritmo haciendo las actividades que les mandan sus profesores, «pero trabajando en casa necesitas el doble de tiempo y esfuerzo para llegar al mismo resultado», señala este último.

Además, cada profesor tiene su manera de organizarse. Gemma, por ejemplo, ha tenido algunas clases on-line y cuenta que «los compañeros respetan bastante, pero todavía nos estamos adaptando». Jan apunta, no obstante, que a veces las plataformas se colapsan.

Ante esta situación, algunos han optado por organizarse en grupos de amigos para hacer el estudio más ameno. Oscar, por ejemplo, cuenta que queda con un grupo de amigos para estudiar Historia y Filosofía, que tienen un temario muy amplio. El mismo grupo lo aprovechar para quedar para hacer ejercicio «no queremos perder el ritmo», dice.