Anuncian protestas por el alquiler de embarcaciones a motor en las playas

Las entidades medioambientales se oponen al Pla d´Usos i Serveis de temporada de platges, y avanzan movilizaciones

19 mayo 2017 15:37 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:37
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La preservación del litoral tarraconense volverá a ser objeto de movilizaciones. Si hace unos años hubo un intenso pulso para proteger el entorno de la Platja Llarga, en esta ocasión el rechazo lo ha despertado el Pla d’Usos i Serveis de temporada de platges (2017-2021). Éste regula la explotación de los chiringuitos y, como novedad, introduce la habilitación de varios puestos para el alquiler de tumbonas, tendales y embarcaciones con y sin motor.

El apartado de los barcos a motor es el que ha hecho saltar las alarmas entre las entidades ecologistas. «En los próximos días ya nos pondremos en marcha para revertirlo», afirma el coordinador de la Associació Ambiental La Sínia, Héctor Hernández. El Ayuntamiento tiene colgado el anuncio en el Àrea de Transparència,Govern Obert, Espais Públics i Contractación. Éste expone las bases para la gestión de tres espacios para estas embarcaciones, cada uno de los cuales tiene 50 metros, y que se ubicarán en las playas de Tamarit, La Móra y la Llarga. La vigencia de las autorizaciones será de una temporada, a partir del 1 de junio a 30 de septiembre.

«Es totalmente incoherente que por un lado se apoye la conservación de la tortuga boba, con más de un centenar de voluntarios, y por el otro estén apostando por las motos de agua», pone de manifiesto Hernández. Junto con La Sínia, Gepec, la plataforma Salvem la Platja Llarga y Gata, conforman las entidades que colaboran en el proyecto para proteger a los reptiles, y ahora son las que liderarán las protestas. De hecho, recuerdan que a finales de los noventa ya se permitió que hubiera un negocio de alquiler de motos acuáticas cerca de la desembocadura del Gaià. Sin embargo, se denunció y consiguieron que el año siguiente ya se desmantelara.

El objetivo más inmediato de estas entidades será reunirse con las asociaciones de vecinos de Llevant e intentar conseguir el apoyo de la Federació d’Associacions de Veïns. «No tan solo estamos hablando de un tema ambiental, sino también social. La Móra es una playa que ya está a punto del colapso, no cabe todo lo que se está proponiendo», argumenta Hernández.

Políticas ‘contradictorias’

El tema de las embarcaciones a motor no es el único objeto de polémica en la Platja Llarga. El plan de usos también prevé otros tres puestos de alquiler de barcos sin motor y uno para tumbonas y tendales. En cambio, de los tres chiringuitos que había el año pasado, tan solo se prorrogará el contrato de uno, mientras que los otros dos, que acabaron la concesión el año pasado, desaparecerán. En la nota de prensa que mandó el Ayuntamiento, el concejal de Domini Públic, Josep Acero, justificaba que «la decisión se enmarca en las actuaciones realizadas por el Ayuntamiento de Tarragona para preservar el rol histórico de playa natural en este espacio, con la protección del espacio de dunas».

«El Ayuntamiento se contradice», argumenta la portavoz de la plataforma Salvem la Platja Llarga, Noemí Martín. «Por un lado, se prohíbe que aparquen los coches y reducen los chiringuitos, mientras que, por el otro, abren la puerta a que haya embarcaciones de motor. Tienen la responsabilidad de gestionar los espacios sin contradicciones», defiende.

El pasado mes de agosto se celebró la octava edición de la cadena humana, en la que un centenar de personas reivindicaron más protección para este espacio. Uno de los puntos que está encima de la mesa es la demanda de ampliar el espacio de protección del medio natural y marino del Bosc de la Marquesa, de forma que se incluya también La Llarga y la playa de Tamarit.

Entre los asuntos que no están resueltos está el del aparcamiento, otro de los problemas que cada verano se pone de manifiesto y que el año pasado acabó con la protesta de los bañistas y los restaurantes, ya que se prohibió aparcar en la zona de dunas. La plataforma defiende que la solución pasa por habilitar un espacio para los vehículos al otro lado de la N-340, junto a la Ciutat Residencial.

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