Aparcar la vida durante un año para ver mundo

Marc y Serena, junto a sus hijas Xènia y Jordina, dejarán trabajos y escuela  de Tarragona durante un curso para recorrer América, de norte a sur, en su furgoneta, la barretina

28 mayo 2018 19:12 | Actualizado a 31 mayo 2018 18:23
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

«Sois unos valientes», «estáis locos», «yo me iría mañana mismo sin pensarlo dos veces», «nunca haría algo así, ni que me pagaran»... Son algunos de los comentarios que escuchan en los últimos días Marc Antillach y su mujer, Serena Pujol, junto a sus hijas Xènia y Jordina.
Son las reacciones de quienes se enteran de que han decidido dejar en suspense sus vidas en Tarragona durante un año para vivir un sueño largamente contemplado: recorrer el continente americano de norte a sur en su furgoneta roja, a la que han bautizado como ‘la barretina’

Parten el próximo 20 de junio, así que ya están en la recta final de los preparativos. La furgoneta, una Mercedes Sprinter 4X4 que compraron de segunda mano y que acondicionaron al detalle para sus largos viajes, partirá de Bélgica en barco con destino a Halifax (Nueva Escocia, Canadá).

La familia, por su parte, viajará primero en avión a Nueva York,  desde donde irán a buscar el vehículo. Marc, quien ha pedido un año de permiso no remunerado en su trabajo como director de la Brigada Municipal de Tarragona, reconoce que la parada en Nueva York, igual que la de Disneyland, es una de esas concesiones a las que se vio obligado en las largas negociaciones que tuvo que hacer con las niñas para terminar de animarlas a emprender el viaje. 

Xènia (10 años) y Jordina (8 años) sonríen. Reconocen que en un principio les dio un poco de reparo dejar a los amigos. «Mi mejor amiga dice que me va a echar mucho de menos», cuenta la más pequeña, pero enseguida comienza a explicar todo lo que piensan hacer durante el viaje. De hecho, no se desvincularán de sus amigos del todo, porque donde estudian, la Escola Pràctiques, se han ofrecido a crear un espacio para ellas en el blog del centro educativo.

Bloggers para la escuela

La idea es que las niñas se encarguen de mantener una sección donde irán colgando fotos, vídeos y comentarios de lo que van descubriendo en el viaje. Serena, que también dejó su trabajo como técnica de apoyo a la investigación en la URV, explica que tienen el reto de dar clases a las niñas, para lo cual están recibiendo la ayuda de los profesores. Las niñas no presentarán exámenes a distancia, pero sus maestros sí que les enviarán los que van haciendo sus compañeros para que, con sus padres, puedan comprobar si llevan el ritmo del curso.

Después de llegar a Canadá la intención es atravesar de este a oeste, hasta llegar a Alaska, y de allí bajar, siempre por el oeste, desde Estados Unidos a Centro y Sudamérica. Serán, en total, 65.000 kilómetros, pero no tienen las etapas demasiado definidas. La intención es estar hacia marzo o abril en la Patagonia.

Eso sí, uno de sus objetivos es recorrer todos los parques nacionales posibles. De hecho, tienen una lista de 35 en el trayecto. Las niñas, además, tienen intención de ir estudiando cómo varían los escosistemas de una latitud a otra.

Sin tele ni videojuegos

Sobre el coste de un viaje de estas características, apuntan que llevan unos tres años ahorrando, aunque aseguran que viajando con un vehículo propio el principal coste es en combustible o el traslado en barco de la furgoneta. Del resto, siempre se ahorran el alojamiento porque duermen en el vehículo. «Ya sabemos cuáles son las aplicaciones de los mejores sitios para acampar», apunta Xènia, que no pierde detalle.

En lo que se refiere a las comidas, también las suelen hacer a bordo, a excepción de algún día que comen fuera para probar la gastronomía local. La furgoneta por dentro está llena de sorpresas, como la ducha que se esconde en un cajón, lo mismo que el WC. ‘La barretina’, de hecho, fue ‘camperizada’ (adaptada para viajar y dormir en el interior) expresamente a su gusto, algo en lo que cuentan con experiencia, puesto que tienen una pequeña empresa de alquiler de este tipo de vehículos. 

A pesar de todas las adaptaciones, lo que no hacen durante el viaje es ver la televisión. Las niñas están acostumbradas a viajar viendo el paisaje, cantando, jugando con juegos de viaje y, como buenas hermanas, discutiendo de vez en cuando. «Este viaje es un sueño, no queríamos quedarnos con el ‘si lo hubiera hecho...», remata Serena.

Comentarios
Multimedia Diari