Arqueólogos alertan del deterioro de Pretori y Muralla por las palomas

Investigadores del ICAC advierten de que la acumulación de excrementos es tan corrosiva como la lluvia ácida

19 mayo 2017 16:29 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:34
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Bajo el hashtag #TGNPatrimoniDelsColoms, las redes sociales se han llenado las últimas semanas de imágenes de palomas campando a sus anchas por Tarragona. Algunos balcones de pisos vacíos, terrazas o paradas de autobús muestran una capa de excrementos que pone en alerta a los viandantes que se mueven por estos sitios.

Más allá de las molestias que ocasionan entre los que conviven con esta plaga, lo que pretende esta campaña también es alertar sobre la incidencia en el patrimonio. «Son unos animales bastante agresivos. Además de la cuestión de estética, el efecto de las defecaciones es muy negativo», asegura Jordi López, investigador júnior del Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC).

La Muralla y la torre del Pretori son los dos monumentos más afectados. Las palomas encuentran cobijo entre las piedras, por lo que estos días de lluvia y bajas temperaturas pueden encontrarse decenas de aves resguardándose. Pese a algunos pinchos que se colocaron, tampoco se ha conseguido ahuyentarlos de la Catedral, y en concreto de la portalada. «Todos los apóstoles van señalados», lamenta López.

Anna Bertral también es arqueóloga del ICAC y, en su caso, experta en restauración. Explica que los excrementos de las palomas contienen componentes que «provocan una degradación de la piedra difícil de detener» y que «son uno de los principales elementos agresores sobre el patrimonio». «Son nocivas, por lo que es como si la piedra estuviera sometida a una constante lluvia ácida», describe.

Limpiar estos restos no es una misión fácil aseguran los expertos en patrimonio. «Ahora hay técnicas con láser que son muy utilizadas, pero lo importante es que debería preverse porque es un ataque constante», argumenta Anna Bertral. Ésta es partidaria de llevar a cabo un estudio con un plan de actuación, mientras que Jordi López va más allá. «El problema es que ahora mismo la población se ha descontrolado, por lo que básicamente debería erradicarse la plaga y empezar a tapar los agujeros de la Muralla y el Pretori».

La Reial Societat Arqueològica Tarraconense no se había pronunciado al respecto. «Es un tema que no nos habíamos planteado», asegura su presidenta, Pilar Alió. Esta organización, cuya función es la preservación, estudio y conservación del patrimonio tarraconense, mantuvo una postura proactiva para denunciar la presencia de hierbas que crecían entre las piedras. «Nuestra función es que el patrimonio se conserve en todos los aspectos, y el problema está en que las palomas dañan lo antiguo y lo moderno», sentencia Alió.

Las palomas siempre han sido un handicap en Tarragona. La proximidad con el puerto hace que luchar contra su presencia sea complicado. No obstante, las críticas se centran en que en los últimos meses la cifra de estas aves ha ido en aumento. «Está claro que a menos no ha ido. Hay demasiadas viviendas abandonadas», asegura el presidente de la Associació de Veïns de la Part Alta, Manel Rovira. Los pisos vacíos son el hogar que hallan buscando, y señala las calles Ventallols, Granada y Merceria como algunas de las más problemáticas. «Ya lo hemos hablado con el Ayuntamiento, pero pasan de todo», sentencia Rovira.

El barrio del puerto es otro de los más perjudicados. La proximidad con las instalaciones portuarias, granero del mediterráneo, hacen que los vecinos convivan con estas aves. «Es una locura. Siempre ha habido problemas con los pisos vacíos, porque van a sitios en los que nadie les moleste, pero ha llegado un momento en que se meten por todas partes. Desde el verano ha ido a más. Golpeas la ventana y se quedan tan panchos. Ya no les molesta nada», describe la presidenta de la Assocació de Veïns del Port de Tarragona, Rosa Puig.

Estos vecinos lamentan que en algunas calles de la parte baja, ponen como ejemplo el tramo entre los números 3 y 15 de Nou de Sant Pau, son «intransitables».

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