Arrancan las voladuras en las cercanías del túnel del Coll de Lilla

No hay una fecha del inicio para la perforación de la cavidad, que podría aplazarse hasta otoño o finales de año

18 julio 2019 07:00 | Actualizado a 18 julio 2019 07:06
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A las 11.05 horas de la mañana de ayer se producía la primera voladura de rocas cerca de la pedanía de Lilla, en los terrenos próximos a la futura boca norte del túnel de la A-27. Se trata de unos trabajos que consisten en la apertura de una trinchera para que pueda construirse la autovía.

La de ayer era la primera sesión controlada de explosiones en una zona que ya se sabe que tiene dificultades técnicas, por la presencia de arcillas expansivas. Esto obliga a construir un cajón de drenaje de hormigón, cubierto con un terraplén, para consolidar la estructura de la nueva carretera, que es lo que está empezándose a hacer en estos momentos.

Un cartel en uno de los caminos de acceso a la obra informaba a los vecinos de este núcleo de población sobre el inicio de las voladuras. Indicaba que el peligro era a partir de las 11 hasta las 13 horas de la tarde. Sin embargo, escasos minutos después de activarse el sistema de alerta se había completado la intervención. Con todo, se prevé que en las próximas semanas irán programándose nuevas cargas, para seguir «comiéndose» la piedra.

El anuncio había despertado expectación entre la gente del pueblo, que hace algunos años ya siguió con atención los problemas que surgieron con el viaducto del AVE. Esto hace que, a día de hoy, el Ministerio de Fomento se muestre cauto a la hora de anunciar el inicio de la tunelación.

El pasado 12 de junio, el subdelegado del Gobierno, Joan Sabaté, afirmó que esta parte de la obra se iniciaría durante este verano. Ayer, el Ministerio de Fomento retrasaba esta fecha hasta el otoño. A su vez, el alcalde de Montblanc, Josep Andreu, aseguraba que, según la información de la que dispone, la perforación no comenzará hasta el año que viene.

En el costado de la montaña que da a la parte de la Conca ya puede empezar a intuirse el trazado de la futura autovía. Más avanzadas están las obras en la zona del Alt Camp. Allí se siguen los trabajos de construcción del nuevo viaducto de Fontscaldes y ya se han preparado los terrenos en los que debe abrirse la boca sur del túnel.

En esta zona pueden apreciarse también los restos de cemento armado del viaducto, que se había construido cuando se pararon las obras en 2010, y que quedó obsoleto cuando tuvo que modificarse el proyecto.

Una obra compleja

Este último tramo entre la variante de Valls y Montblanc mide una longitud de 5,1 kilómetros. Con un presupuesto de 115,76 millones de euros, la obra debería finalizar en 2021. Un calendario que difícilmente podrá cumplirse, dado que aún no se sabe cuándo comenzará a perforarse el túnel y ante la previsión de que las dificultades técnicas pueden acabar complicando la obra.

Con una longitud de 1,5 kilómetros y hasta 120 metros de profundidad, el túnel del Coll de Lilla tendrá dos bocas –una por cada sentido de la marcha–, con dos calzadas cada una. Será una cavidad con un revestimiento en forma circular, dado que soporta mejor las presiones propias del terreno. Así se decidió cuando se hizo el modificado del proyecto.

Según el método convencional, cuando se excava un túnel se va creando una capa de hormigón en la parte superior y en los laterales –para aguantar las paredes– que tiene forma de U al revés. En este caso, va a revestirse una circunferencia elíptica con una capa de cincuenta centímetros de hormigón y acero en la parte superior, siendo hasta tres veces más gruesa en la parte inferior. Esto deberá permitir que los diferentes cambios que experimentan las arcillas no alteren la futura estructura cuando entre en funcionamiento.

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