Arreglar la Font del Centenari de la Rambla costará unos 3.000€

La Guàrdia Urbana busca posibles testigos y visiona las grabaciones de las cámaras de seguridad. Los petardos que lanzaron en la zona un grupo de menores no parece ser la causa

17 septiembre 2018 19:13 | Actualizado a 25 septiembre 2018 11:52
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La decapitación de una de las cuatro figuras humanas de la Font del Centenari el domingo por la noche ha hecho levantar todas las alarmas sobre el gamberrismo en la ciudad de Tarragona. Por el momento no se ha identificado a los autores de un atentado contra el patrimonio de la ciudad, aunque dicho monumento no está declarado ni como Bé Cultural d’Interès Local (BCIL). El Ayuntamiento puso ayer la denuncia ante la Guàrdia Urbana y ha cuantificado los daños en unos 3.000 euros. El arqueólogo municipal, Joan Menchón, anunció que se pedirán presupuestos a diferentes expertos para proceder a la reparación de los destrozos, un proceso que se podría alargar «semanas o meses».

Los hechos ocurrieron alrededor de las diez y media de la noche del domingo, en plenas Festes de Santa Tecla. Una persona alertó de que había un «grupo numeroso» de menores en la zona de la Font del Centenari tirando petardos y que posiblemente habían causado daños. Los autores habrían huido del lugar rápidamente.

Primero una patrulla de los Mossos d’Esquadra y después otra de la Guàrdia Urbana se desplazaron al lugar y comprobaron los destrozos. Concretamente estaba decapitada la estatua que acompaña al cocodrilo –que simboliza las occidentales tierras americanas– y un brazo del hipopótamo estaba arrancado –que simboliza el sur–. Los agentes retiraron los restos y los trasladaron a las dependencias policiales. Antes, numerosas personas ya habían fotografiado los desperfectos.

La denuncia

Ayer al mediodía, los arqueólogos municipales Joan Menchón y Pilar Bravo se desplazaron hasta la comisaría de la Guàrdia Urbana para presentar denuncia por los hechos. A su salida, Menchón señalaba que la Font del Centenari no tiene una calificación especial, sino que es de protección urbanística. «Se trata de un grupo escultórico interesante, que forma parte del Eixample del siglo XIX».

Sobre lo que va a hacer a partir de ahora el Ayuntamiento, el arqueólogo señalaba que se pedirán presupuestos para poner las piezas en su lugar y se valorará si se tendrán que utilizar algunos elementos para garantizar su eficacia, como unos espárragos de fibra de vidrio (una especie de tornillo). «Pero no sabemos cómo pueden reaccionar o qué impacto tendrán con la humedad de la zona», recalcaba Menchón.

El proceso para reparar los daños no será corto. Se tendrá que esperar unas semanas «o algún mes» para ver materializados los trabajos. Lo que no está claro es que los petardos lanzados por los menores fueran la causa de la rotura de la cabeza y el brazo. En la zona donde se partió no ha aparecido negro, ni presenta restos de pólvora de dichos petardos, reconocía el arqueólogo. 

La cabeza degollada también presenta daños por el golpe que se dio en la caída. Menchón recordaba que el monumento está hecho con una «piedra mala que se ha degradado». Precisamente se eligió esta piedra de Hontoria (Burgos) porque era blanda y muy fácil de trabajar. Ello ha provocado que con el paso del tiempo se haya ido deteriorando y erosionando. 

La Guàrdia Urbana hacía ayer un llamamiento para que cualquier persona que pueda aportar información que conduzca a la identificación de los autores se ponga en contacto con dicho cuerpo policial. Los agentes revisarán las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona, aunque con pocas posibilidades de encontrar algo porque dichas cámaras enfocan a la calle. 

Vandalismo

La concejal de Patrimoni, Begoña Floria, explicó que «trabajamos para recuperar las esculturas lo antes posible. Lamentamos y condenamos el vandalismo y el incivismo de todo tipo y, especialmente, el que afecta a nuestro patrimonio».

La última gran restauración que se hizo a la Font del Centenari    –que cuando se construyó, en 1954, costó 700.000 euros– fue con motivo de la construcción del párking subterráneo de la Rambla. Ello provocó que la fuente cambiase de lugar: estaba frente al Banco de España y se movió al enclave actual. El cambio de lugar y su restauración costaron 30 millones de pesetas. La inauguración fue el 4 de febrero de 1995.

Aquel día la fuente estaba cubierta con 10.000 cajas de cartón rojas y blancas. La restauración de las esculturas –que estaban muy deterioradas por la erosión de la piedra, la contaminación y los excrementos de paloma– corrió a cargo de los hermanos Vallès. Se aprovechó el momento para añadir ocho surtidores de agua orientables y cuatro piñas en el centro del estanque.

Los grupos escultóricos que decoran la fuente representan razas de los cuatro puntos cardinales. Cada uno está formado por una figura masculina, un animal y elementos vegetales.

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