Arturo Rodríguez: 'Compongo en pijama o en bolas en mi sofá'

El gallego llevará este jueves a Tarragona sus ritmos de folk pop íntimo con toques de rock, en la presentación de su segundo LP, ‘El eterno telonero’

17 diciembre 2019 12:20 | Actualizado a 18 diciembre 2019 13:54
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El orensano Arturo Rodríguez, Indomable, está de gira por toda España con su segundo disco como solista, El eterno telonero (2019), en el que se aproxima al folklore y a la música popular con un poso rock. Se embarcó en esta aventura en solitario en 2016, tras haber formado parte de El Cuerpo del Ritmo. Este jueves presentará su propuesta intimista en Mister Mojo de Tarragona. Tendrá como artista invitado a Richmand, que abrirá la velada a las 21.00 horas.

¿Se siente un eterno telonero?

Bueno, no es que me sienta como tal, pero quizá sea a lo que aspiro con este tipo de propuesta. Es más por una cuestión romántica que creo se ha tergiversado en los últimos años. Desgraciadamente se está perdiendo un poco esa figura en las producciones recientes, cuando en realidad cuesta muy poco trabajo para los que manejan el evento, además de ser un guiño para las bandas menos conocidas. A mí es que me gustan esos momentos previos y preliminares calentando a la gente y caldeando el ambiente antes de los grandes. Aparte es un honor abrir determinadas veladas y me dice mucho ver reaccionar a ese público en esos momentos previos.

Usted ha abierto para Iván Ferreiro, Xoel López, Marwan o Stanich. Buena ‘mili’ ha hecho.

Así es, y para muchos más y contento porque no llevo ni cuatro años con este proyecto. Es muy especial ser el anfitrión de gente con carreras que admiras. Todo se remite a estar preparado para cuando se presente la oportunidad y saber aprovecharla. Es una acción en bandeja para dejarse ver ante un público que probablemente no te iría a ver a una sala en un concierto propio y es una ocasión para ganártelos.

¿Y es también un aprendizaje?

Me he colado en fiestas cojonudas y me han regalado experiencias inolvidables con las que he aprendido muchísimo y disfrutado más. En el caso de Iván Ferreiro fue en Londres y en Dublín, donde nunca antes había puesto un pie, así que imagínate.

¿Está teniendo que picar mucho para hacerse un hueco?

La realidad es que sí, pero más que un hueco busco constancia y una estabilidad que me permita estar viajando siempre. Para eso hace falta callo porque hay que currárselo, ser paciente, tener la cabeza fuerte sin distracciones y saber controlar las euforias. Llevo en la música muchísimos años y sigo de cerca el orden y rol de las cosas. No tengo ninguna duda de que ese hueco se va formando a cada pasito siempre que disfrutes del camino.

Dice que este segundo disco está compuesto por ‘canciones de sofá’. ¿A qué se refiere?

Mis canciones tienen mucha verdad, salen siempre cuando estoy relajado, en bolas o en pijama, a solas y en mi sofá. Son temitas concebidos meticulosamente a guitarra limpia y voz, que es donde encuentro la pureza del rollo, y nunca me los he imaginado súper producidos ni con mil arreglos que hagan que se pierda la esencia. Intento sin más hacer canciones bonitas pero escapando de los recursos convencionales y arriesgando, porque si no arriesgo o no provoco, no me dice nada.

¿Es atrevido?

De puertas para dentro me veo punk y transgresor y tengo un ritual muy propio que disfruto, pero no soy un enfermo, hago más cosas y disfruto de mi vida. Todo esto tiene un gran componente personal y experimental que pocos conocen.

En sus canciones introduce efectos de sonido grabados en bares, playas o en la calle.

Soy de la escuela del larga duración, de los de antes, de los de compilar una serie de canciones afines, sacarlas juntas y presentarlas en directo por todos lados a lo loco. Lo demás no me interesa. Con ello, mis cartas de presentación son mis discos y con ellos intento contextualizar las temáticas y aprovechar recursos para refrescar al oyente o insinuarles determinadas cosas o paisajes.

Se mueve en el folklore, la música popular y el rock. ¿Se considera un cantautor indomable?

Indomable, sin duda, porque hago y deshago a mi antojo dando la cara siempre y no rindo cuentas a nadie. No me tomo en serio las opiniones, ni los estilos, ni las críticas, ni casi nada, pero no creo que sea un cantautor al uso. Tengo mis propias curvas, rompo más guiones, practico el ensayo y error y creo complicar más las cosas usando otros componentes en mis historias.

¿Es un músico de distancias cortas?

Valoro la cercanía tanto en mis presentaciones como en mi vida personal. Creo que todo gana en distancias cortas y creo que es una práctica necesaria antes de sacar un juicio propio. Si no se cuida esa dinámica uno corre el riesgo de ser devorado por la masa influenciable.

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