Aumentan en un 48% los adolescentes enjuiciados por violencia de género

Los mayores incrementos tanto del número de víctimas como de denunciados se registran entre los menores de 18 años

24 febrero 2019 09:31 | Actualizado a 24 febrero 2019 10:00
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En los últimos 15 años han muerto en España más de 900 mujeres a manos de sus parejas o exparejas. La última en la provincia de Tarragona ha sido Kelly, una joven de apenas 17 años a la que su novio de 19 degolló antes de suicidarse arrojándose por el balcón de un quinto piso de la calle Argentera de Reus. Fue un caso tan inusual por la violencia utilizada que incluso conmocionó a los mossos que se toparon con el cadáver cuando investigaban la caída del joven del balcón. 

Lo que no es tan inusual es la violencia machista entre los adolescentes: 653 mujeres menores de edad necesitaron en España una orden de protección contra un agresor en el año 2017, un 14,8% más que el periodo anterior, según el INE. Es este segmento de edad el que mayor aumento de víctimas registra. 

Y, del mismo modo que crece el número de víctimas, aumenta también exponencialmente la cifra de adolescentes encausados por violencia de género: los jueces de menores enjuiciaron en 2017 por este delito a 266 chicos que, sin haber cumplido aún los 18 años, han convertido ya las vidas de sus novias en un infierno. Son un 48% más que los 179 registrados el año anterior, según el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial. 

27,4% de los adolescentes considera que la violencia de género es una conducta «normal» dentro de la pareja

No obstante, la situación es mucho más grave de lo que estas cifras dicen, pues hay que tener en cuenta que esta estadística sólo registra aquellas denuncias en las que los jueces dictaron medidas cautelares. El número de denuncias es mucho mayor y aun así es sólo la punta del iceberg de un delito que a menudo se padece en silencio. «Hay centenares de jóvenes y adolescentes metidas en relaciones de riesgo y maltrato que no denuncian y ni siquiera se lo explican a un adulto».

Así lo admite el CGPJ, que asume que el informe refleja que los familiares de las víctimas sólo interponen un 2% de las denuncias realizadas. Los jueces están inquietos por «la falta» de implicación de los allegados, un hecho que obedece, según dicen, a que la violencia de género «se sigue percibiendo como algo que pertenece a la intimidad de la pareja, en donde los demás no debemos entrar». 

La situación en Catalunya no es mejor: en tan solo dos años se ha registrado un incremento del 45% en la atención de víctimas de violencia machista cometida por menores. Si en el 2016 hubo 74 chicas atendidas por el Servei de Mediació i Assessorament Tècnic de la Conselleria de Justícia, el 2018 cerró superando el centenar: 107. 

80% de los jóvenes menores de 18 años afirma conocer algún acto de malos tratos en parejas de su edad

Y, en lo que respecta a los delincuentes, también el número de agresores ha crecido, al pasar los menores autores de delitos de violencia de género de los 43 de 2017 a los 55 del año pasado, un incremento del 22%.

«Se exagera mucho»
Sí, no cabe duda; la violencia machista es un problema de primer orden. Y, sin embargo, la percepción sobre su gravedad no aumenta. Al menos, no entre los jóvenes. Y es que pese a formar parte de una generación a la que se supone mejor informada –entre otras cosas, han recibido charlas específicas sobre el tema en los colegios e institutos–, los datos y los resultados de las últimas encuestas resultan perturbadores. 

Más del 80% de los adolescentes afirma conocer algún acto de malos tratos en parejas de su edad, pero uno de cada cinco (21,2%) está muy o bastante de acuerdo en que la violencia de género es un tema «que está politizado, se exagera mucho». Y más de uno de cada cuatro (27,4%) señala que es una conducta «normal» dentro de la pareja, según el Barómetro 2017 elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. 

La gravedad de estas cifras aumenta si tenemos en cuenta que, como explica Anna Sanmartín, subdirectora del Centro Reina Sofía, cuando los jóvenes aluden a violencia de género «suelen referirse a conductas explícitamente violentas, en las que no incluyen aspectos como vigilar el móvil, controlar a la pareja o los celos».

Violencia de control
La gran mayoría de los encuestados por el Centro Reina Sofía tiene una amiga que permite que su novio le revise el móvil o conoce a un chico que le dice a su novia con quién puede hablar o dónde puede ir, que controla todo lo que hace, que la insulta o difunde imágenes íntimas en las redes sociales sin su consentimiento, que le impide que vea a sus amigas o que la obliga a hacer cosas que no quiere. 

La frialdad de las cifras resulta sobrecogedora cuando se refleja en una víctima con cara y ojos. Es el caso de una joven de 16 años de Tarragona inmersa desde hace cuatro meses en una relación con un chico de su clase. La historia la cuentan sus amigas, de su misma edad, «pues ella parece que no quiere darse cuenta de que sale con un novio violento», dicen. 

Los jueces enjuiciaron en 2017 a 266 chicos que han convertido las vidas de sus novias en un infierno 

«Le prohíbe estar con nosotras y con otros amigos. Incluso la ha amenazado con pegarla si la ve con nosotras», añaden. «Le dice qué ropa puede ponerse y cuál no; le prohíbe comer algunas cosas porque no quiere que engorde; la insulta, le llama ‘guarrilla’ delante de sus amigos y se ríe de ella con ellos. Y todo esto nos los cuenta no para que la ayudemos, sino como si fuera una hazaña». 

Las jóvenes admiten que «aún no la ha pegado, o, al menos, ella no nos lo ha dicho, pero al ritmo que va no tardará en pasar». Estas chicas se sienten impotentes, pues no saben cómo sacar a su amiga de esa situación, cómo hacerle entender que corre peligro. «¿Yo víctima de maltrato? No es el caso. ¿Qué os pasa?», es la reacción de esta chica ante las advertencias de sus amigas. 

Su caso es más habitual de lo que nos gustaría pensar. El 38% de las mujeres de 16 a 24 años que han tenido pareja han sufrido este tipo de violencia y, en las chicas de entre 16 y 17 años, el porcentaje aumenta hasta un 42,6% (la media es del 26,4%).

Las chicas lo aceptan
Y es que otra de las cosas que más preocupa a los expertos es la normalidad con que las jóvenes asumen el control al que les somete su novio. Una de cada tres adolescentes considera inevitable o aceptable «controlar los horarios de la pareja», «impedir a la pareja que vea a su familia o amistades» o «no permitir que la pareja trabaje o estudie». 

Es por ello que algunos institutos celebran charlas y jornadas para alertar a los adolescentes sobre los comportamientos dañinos y enseñarles a identificar las señales de alarma:los celos, la invasión del espacio personal, el aislamiento, la desconfianza, el chantaje, la falta de respeto y la humillación. «Se trata –dice una profesora– de que los jóvenes, sobre todo ellas, aprendan a quererse y entiendan que el amor no es sometimiento ciego a la pareja».   

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