Bares y comercios junto al Mercat Central, satisfechos por el efecto Carilló

El desfile de los elementos del Seguici se ha convertido en una atracción que ahora los negocios consideran que debería rentabilizarse para mitigar los efectos de las obras

29 diciembre 2018 09:24 | Actualizado a 29 diciembre 2018 09:27
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Mañana se cumplen cuarenta días de la inauguración del Carilló y el entorno del Mercat Central ya habla de un antes y de un después. Las cajas no se han llenado de un día para otro. No obstante, la afluencia de gente es notable y estas fiestas la plaza Corsini se ha convertido en un lugar de peregrinación. «Hace muchos días que lo teníamos pendiente y que los niños nos lo pedían. Sus compañeros de clase ya han venido casi todos, así es que les prometí que estas vacaciones iríamos en cuanto pudiéramos», dice Mari Carmen López. 

Alrededor de 300 personas se concentran para ver el pase del mediodía. El Nano Capità se asoma a las 12 horas en punto y se inicia el ritual. Le siguen el resto de elementos del Seguici Popular mientras la plaza empieza a contagiarse del ambiente festivo. Pasados los tres minutos de espectáculo, la multitud empieza a diluirse. Sin embargo, la plaza no queda vacía y la atención se centra en las paradas del Mercat d’Antigüitats o en intentar encontrar una mesa libre en alguna de las terrazas. 

«Ha generado mucha curiosidad y de cara al verano será un reclamo importante para los turistas», afirma Rosa Rollán, del Piscolabis. Los camareros preparaban las bandejas con las aceitunas y los vermuts, mientras esta empresaria afirma que «las mañanas siempre son mejores. A partir de las once ya empieza a llegar la gente y son jubilados o personas que tienen más tiempo. En cambio, por la tarde son niños que van con sus padres y tienen prisa». 

Gemma Virgili regenta el Frankfurt Joe, el único bar de la Plaça Corsini que no se ha traspasado durante los más de once años de obras. Sobre el Carilló asegura que «algo sí que se nota». Calcula que entre el 10 y el 20% de los espectadores acaba sentándose en alguna de las terrazas para consumir. «Las tardes no son tan buenas porque hace frío y ya ha oscurecido, pero en verano irá bien», defiende. 

El alcalde aseguró que se está estudiando mejorar la iluminación de toda la fachada del Mercat

La inauguración del Carilló, el pasado 21 de noviembre, supuso la «guinda en el pastel» –según la concejal de Comerç, Elvira Ferrando– después de más de once años de obras, cuando empezó la reforma del Mercat Central y la posterior mejora de la Plaça Corsini. Esta parte de la ciudad ha pasado de ser una de las zonas más deprimidas a una de las apuestas. Corsini se ha hecho un lugar en los programas de fiestas de Santa Tecla y Sant Magí, las actividades en fin de semana van in crescendo, sin olvidar la celebración de eventos especiales, como son las ferias del aceite y del vino.

Más dinamización
«Esperamos que muy pronto vuelva a ser lo que fue, porque esta zona siempre había sido el centro neurálgico», asegura Josep Maria Juan, presidente de la Associació d’Unió d’Empresaris dels Voltants del Mercat Central. Para este comerciante, la línea a seguir es la especialización de los establecimientos y la dinamización. Una de las acciones que impulsaron fue la gincana de Navidad, que este año se ha extendido por toda la ciudad. «Debemos seguir haciendo acciones porque está claro que ahora sí que se nota todo más animado, pero a medida que la gente se vaya habituando... No siempre habrá 200 ó 300 personas como ahora esperando que salga el Carilló», aseguraba. 

En el interior del Mercat Central, el ritmo es frenético. Estos días los paradistas no tienen ni cinco minutos de tregua. Y, aunque a veces aseguran que no tienen tiempo para estar pendientes de la hora, algunos comerciantes aseguran que son plenamente conscientes de la salida del Carilló. «Notas que un ratillo antes hay más movimiento de gente y que pasados unos minutos entran todos de golpe», explica Maria, que trabaja en una de las carnicerías del mercado. 

El pasado mes de junio, el Ayuntamiento de Tarragona presentó un estudio que había hecho en colaboración con el Institut Vidal i Barraquer. A través de sensores se detectó que una media de 10.500 personas accedían al edificio modernista, lo que representa más de una tercera parte de los 25.500 viandantes que a diario se movían por la Illa Comercial Mercat Central. En su momento ya se afirmó que la intención era repetir de nuevo el estudio, para poder segmentar unos datos que acabarán corroborando si este entorno ha registrado una mayor afluencia de gente. Los comerciantes aseguran que sí, aunque con matices. 

Mejorar la iluminación 
«El Carilló es muy divertido y atrae a muchos curiosos, pero pongas lo que pongas, la gente no va a gastar más», asegura Isabel Mañas. La responsable de la tienda DNI 39, en la calle Governador Gonzalez, considera que la zona aún no se ha recuperado del perjuicio de las obras. «Llevamos 32 años aquí y aún hay quien pasa y te dice si acabamos de llegar de nuevo», dice. 

Para los establecimientos de las inmediaciones es necesario seguir haciendo «publicidad, publicidad y más publicidad». Además, defienden que debería mejorarse la iluminación, la vigilancia y la limpieza del entorno. 

De hecho, la iluminación del Carilló es uno de los aspectos que debe mejorarse. El otro, es que a lo largo de estos casi ochenta pases se han registrado fallos. «Tiene que cuidarse porque después la gente se va enfadada», decía la dependienta de una tienda de los alrededores.

El alcalde, Josep Fèlix Ballesteros, aseguró hace unos días que «es un mecanismo muy complejo que se está acabando de ajustar», decía. El máximo responsable consistorial también afirmó que «está previsto» mejorar la iluminación del conjunto de la fachada del edificio modernista. «Estamos buscando un sistema de leds que puedan acoplarse a los fanales existentes», argumentó. 

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