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Belén Antón Meury (Tarragona, 1996) es la ganadora de la 42 edición del Premio Dow. El galardón valora los méritos académicos y humanos de los alumnos que acaban los estudios superiores de Ingeniería Química en la URV y la dotación es una oferta de trabajo. Belén, que tiene dos hermanos mayores y dos menores, ha obtenido distintos premios durante la carrera y fue la primera de su promoción.
¿Cuándo descubrió su vocación por la ingeniería?
Ha sido un proceso bastante natural. Lo que siempre tuve claro fue que quería dedicarme a algo relacionado con la ingeniería. De hecho, mi padre es ingeniero y desde bien pequeña me he interesado por lo que hacía. Además, siempre me han gustado las matemáticas, la física y la química, y todo esto sumado a que en Tarragona la industria química tiene un papel muy importante me llevó a empezar los estudios en ingeniería química. Allí fue donde me di cuenta de que era lo que me gustaba.
¿Qué diría a las niñas y adolescentes que tienen que elegir sus estudios y que aunque les interesan las carreras científicas no se atreven?
Si la ciencia es lo que les motiva y les gusta, que sigan adelante. Que no les dé miedo, que crean en ellas mismas, que con ganas todo se puede conseguir.
¿Cómo le fue en el proceso de selección para el premio?
El proceso de selección consistía en dos entrevistas; la primera se centró más en preguntas personales, mientras que en la segunda expuse mi presentación. Las sensaciones fueron muy positivas, me pude mostrar como soy.
¿Cuál era el tema?
Era una presentación sobre la economía circular; los retos y oportunidades en la industria química. Me basé en que cada vez tenemos más plástico que va a la basura y tenemos que centrarnos en convertir esa basura en algo valioso a través de la economía circular. Lo enfoqué en tres pilares: la colaboración entre empresas para aumentar ese impacto, porque una empresa sola no puede solucionar el problema; luego la innovación para diseñar, reciclar y reusar, y los clientes, que sin los clientes no hay empresa. Para cambiar la percepción negativa de los plásticos.
¿Qué hizo cuando supo que había ganado el premio?
La primera reacción fue de felicidad, porque es un reconocimiento al esfuerzo que he realizado todos estos años y enseguida lo quise celebrar con mi familia y amigos. Gran parte del premio se lo debo al apoyo que me han dado.
¿Era una estudiante de empollar mucho?
(Risas). La verdad es que no tenía mucho tiempo. Hacía gimnasia estética de grupo a nivel profesional. Hacíamos campeonatos de España e internacionales y esto me quitaba muchísimo tiempo, así que estudiaba lo que podía. Era sobre todo asistir a clase y atender al profesor.
¿Qué cree que le ha aportado esa experiencia deportiva?
Tener un tiempo limitado te ayuda a organizarte porque tienes que completar los deberes del colegio (estudió en Lestonnac) en un tiempo limitado. Además de la disciplina de trabajar y esforzarse en todos los ámbitos.
Una de las particularidades del premio es que le ofrece un puesto de trabajo fijo. ¿Qué supone esto para alguien tan joven?
Ahora mismo me esperan unos primeros años muy intensos y de mucho aprendizaje que aprovecharé al máximo. El aprendizaje es mi prioridad ahora mismo.
Una de las posibilidades dentro de la empresa es trabajar fuera. ¿Cómo lo ve?
Toda experiencia fuera y en casa es muy positiva. La oportunidad de coger experiencia fuera con proyectos y retos es enriquecedora, pero ahora en Tarragona hay grandísimos retos como la parada de cracker de etileno que tenemos prevista el año que viene.
¿Dónde le gustaría verse dentro de 10 años?
Me gustaría seguir formando parte del equipo de DOW Chemical en una posición en la que pueda desarrollar competencias de liderazgo y de gestión y poder aportar valor al equipo y a la empresa.
