Bienvenido gallinareum columbarum theatrum

Un resort Palomero d’Or. «Lo más aterrador es visitar este recinto que parece más un gallinero de finca ilegal que una intervención del patrimonio»

03 diciembre 2017 18:54 | Actualizado a 03 diciembre 2017 19:01
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Para el humorista, no hay peor momento que aquel en que no le ríen un chiste. Un largo  silencio puede resultar agónico, eternamente cruel. Y si no le ríen el segundo, es casi un apaga y vamos. Vaya por delante que este artículo va en homenaje a todos los amantes del patrimonio de esta ciudad y en especial, a todos aquellos arqueólogos que supieron decir y escribir NO.
Tarragona está pronta a tener un teatro con aires de gallinero. O lo que es peor. Un espacio de ocio, distracción y amor para las palomas. Realmente parece que les hayamos construido su ciudad residencial. Un resort Palomero d’Or. Vaya por delante que para mí, es un mal chiste para la arquitectura y peor para el patrimonio. Una vez más queda demostrado que en esta ciudad cualquiera puede venir a echar sus cagadas y hasta se las vamos a reír.

Este artículo sale de la desesperación de una soledad inmensa. Impotencia personal al ver una ciudad arrasada por mediocridades intelectuales al patrimonio. Nadie sale a protestar por el patrimonio. Los silencios institucionales de los que deberían hablar son aterradores. Y lo más aterrador es visitar este recinto del teatro que parece más un gallinero de finca ilegal que una intervención intelectual en el patrimonio. Más bien la llamaría una paja mental de mal gusto para una ciudad que necesita otras sensibilidades. Simple sensibilidad.

Lo que más me extraña es que cuando un arquitecto de revista pretende dejar su imprenta, y quiere perpetuar su paso por ella tuviera el razonamiento y la pretensión de que generaciones futuras pudieran valorar aquel humilde o complicado gesto, bien construido y que permaneciera intacto, sólido y atemporal.  De lo que hay en el teatro, nada de nada lectores. Más bien es una maqueta de fin de curso. Aquello que se explica con la palabra arquitectura efímera, o de dinero que se esfuma. Hay varillas de acero de todas clases y tipos, expresamente oxidadas para mayor delirio y gloria de la estupidez humana. Envejecer el acero para que hable no se qué jodido lenguaje para mayor gloria del argumento interventivo. 

En realidad, ya que nos ponemos a hacer algo mal, al menos que dure. Para ello, se inventó el acero inoxidable y para ello están las categorías AISI 316 y 316L o AISI 318, o las categorías superiores. Y es que el problema de la corrosión es más que severo en Tarragona, ciudad que se está en un clima agresivo, lleno de cloruros marinos y otros agentes. Un clima categorizado de clase 4 superior por una norma UNE que no se la saben algunos.

Pero como los alardes en arquitectura son más merecedores de medalla, si cabe, el presupuesto de contención otorga mayor gloria por la prudencia en el gasto. Aquello denominado sostenibilidad en el gesto. Pues al menos haber usado pinturas cuya capacidad de durabilidad sobrepasara los 15 años. Claro está que ello requiere micrajes superiores a las 300 micras y pinturas de poliuretano y acrílicas. No me parece verlas en esta esperpéntica manera de deshonrar al patrimonio romano. 

No me cabe duda de que en esta ciudad hay gente intelectual y de nivel que ha sabido decir no a estas actuaciones en sus informes públicos. Pero no me cabe en la cabeza que haya habido un si en esta actuación arquitectónica y se esté ejecutando. Creo que es merecedora de una visita de nuestros queridos patrones de la UNESCO. Eso sí, bien cebados de mamadeta y bien ocupados en otras tareas gastronómicas para que no puedan percibir la verdadera magnitud de esta actuación. Por ello, creo que debemos se merecedores de saber quiénes han dicho sí a esta actuación en el patrimonio acorde a la Ley 9/1993 para darles una sincera, eufórica y solemne felicitación e invitarles a todos a una dimisión en bloque. Espero que nadie pueda leer entre líneas, animadversión personal con nadie, y pueda entender solamente un cierto amor desesperado a una ciudad que algunos pretenden cargarse a base de salir en revistas elitistas, para mayor gloria de su ego. Amen.

Asimismo, también espero que haya una cierta decencia humana, ética profesional, compromiso y solidaridad de expertos en el patrimonio para que, al menos, a nuestros queridos espacios del pasado, no los confundan con gallineros. Por ello, pediría al como mínimo que hubiera un quórum de expertos mínimo para poder conseguir un dinerillo extra con el que poner sobre esta actuación un cartel con la frase Fui un Teatro.

*Enric Casanovas, arquitecto – arquitecto técnico ecasanovas@coac.net

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