Blanco y Púrpura salvajes

La cara oscura de Internet.  El segundo caso de la inspectora Elena Blanco se recrudece tras intentar seguir la pista de su hijo Lucas con una trama más extrema, pero que a su vez pierde poco fuelle

28 julio 2020 08:09 | Actualizado a 28 julio 2020 08:16
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Con el recuerdo aún reciente del final de La novia gitana y el sabor amargo de su final, valía la pena no perder el hilo de este segundo caso para la BAC (Brigada de Análisis de Casos) que tan ligado estaba al de las hermanas Macaya y a la propia inspectora Blanco. Si no has terminado La novia gitana y no quieres llevarte ningún  spoiler, mejor no sigas leyendo...

Lucas, el hijo de la inspectora  Elena Blanco lleva más de ocho años desaparecido. Una Navidad, cuando él contaba apenas con 5 añitos, se soltó de la mano de su madre un instante mientras miraban los puestos en la Plaza Mayor de Madrid. Ese día marcó para siempre a Elena y volcó toda su vida y su alma en recuperar a su hijo. Su matrimonio con Abel se resquebrajó, se parapetó en el trabajo para no pensar ni sentir, sus relaciones personales se volvieron frías y salvajes y la rutina al llegar a casa de noche consistía en visionar las copias de las cámaras de seguridad instaladas en su balcón de la representativa plaza madrileña para intentar toparse con ‘el hombre de la cara picada’, al que cree secuestrador de su hijo.

En una de esas noches y en su búsqueda por encontrar más respuestas al caso de las hermanas Macaya, Elena recibe un vídeo corto. En él aparece su hijo Lucas instigándole a dejar de intentar localizarle y cejar también en las investigaciones de vídeos de la Deep Web, mostrándole en lo que se ha convertido y de lo que es capaz. 

Lucas ha dejado de ser un tierno y despierto niño y ahora es un adolescente sádico y torturador de vídeos snuff que son una de las actividades ‘estrellas’ que organiza para lo más oscuro de Internet la llamada Red Púrpura, dedicada al secuestro de niños y jóvenes para aplicarles el máximo de sufrimiento y dolor.

Los vídeos snuff son cortometrajes reales consistentes en asesinatos, torturas, violaciones, necrofilia, infanticidios,... todos los crímenes más terribles a que pueda idear la mente humana, sin efectos especiales con la finalidad de distribuirlas comercialmente para el puro entretenimiento. Y es una de las aterradoras tramas del segundo libro de Carmen Mola.

Escabroso, desagradable, angustioso y mucho más extremo que su primer libro. Y aunque mucho más morboso, la sensación de veracidad tanto de la historia como de los personajes, así como la forma de narrarlo y la intensidad, que en el anterior libro se mantenía algo más estable, en La Red Púrpura pierden un poco fuelle hasta, al menos, la mitad del libro. Es en ese momento en el que se desvelan muchos secretos y la historia vuelve a alzar el vuelo, recaptando el interés del lector en este planteamiento de historia  atroz.

No sólo por todo lo pérfido que amaga una parte de la sociedad asquerosamente enferma que disfruta presenciando el dolor de otros seres, si no por la espeluznante, brutal y cruel realidad que debe vivir en este libro la inspectora Elena Blanco como profesional y, sobre todo, como madre. En este libro, Carmen Mola hace que todo nos duela mucho. 

 

La Red Púrpura

  • Autor: Carmen Mola
  • Editorial: Negra Alfaguara 
  • Páginas: 4023

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