Bonavista: Doctorado en lucha y reivindicación

Bonavista es un ‘patchwork’ cultural que lucha por conservar el empuje social y cultural que han definido el barrio a través de los años

17 diciembre 2018 09:55 | Actualizado a 17 diciembre 2018 10:03
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Domingo por la mañana. El parking del mercadillo de Bonavista bulle de actividad. Conseguir una plaza para dejar el coche en el menor tiempo posible es una de las pequeñas luchas titánicas con las que se enfrentan los numerosos ciudadanos que deciden engrosar su nevera o su armario con nuevas adquisiciones de la que es la cita comercial que más personas recoge durante toda la semana en Tarragona.

Los domingos, en Bonavista, son sinónimo de ventas y esta es una ley inmutable conocida tanto por locales como visitantes. En esta ocasión, las bolsas de la compra tendrán que esperar. La salida de la antigua masía de Bonavista –hoy día inexistente– es el punto de partida de una nueva propuesta del ciclo Histories Amagades, que nos lleva de ruta por algunos de los puntos más recónditos de uno de los barrios con más personalidad de la ciudad, un enjambre de calles y casas que tienen mil caras y personalidades diferentes y que esconden la lucha de los primeros ciudadanos que empezaron a construir, ellos mismos, su hogar y que definieron el carácter de un espacio de Tarragona en la que, todavía hoy día, relucen las ganas de cambiarlo todo. 

«Según los datos de los que disponemos, los inicios de construcción en el barrio se pueden fechar e partir del año 1956 y, a partir de entonces, el barrio creció con una gran rapidez», explica nuestro guía, el antropólogo Federico Federico Bardají Ruiz, especialista en movimientos sociales, democracia participativa e interculturalidad, que ha hecho de Bonavista uno de sus principales temas de estudio, hasta el punto de haber vivido en Bonavista en algunas temporadas y haber formado parte del tejido asociativo a medianos de los ochenta. 

Pintadas de futuro

Alejados de las zonas comerciales, las asociaciones juveniles proyectan ‘graffitis’ que humanizan las calles del barrio

Empezamos a caminar. Las casas de planta baja, autoconstruidas, son una de las primeras paradas de la ruta. «Muchas de las primeras viviendas fueron levantadas mediante la autoconstrucción, a menudo por los futuros habitantes y con el trabajo conjunto de toda la familia», explica Bardají, que detalla que el esfuerzo colectivo se tradujo, con el tiempo, en un carácter combativo y reivindicativo que, desde entonces marca unas calles, una estructura reticular que, todavía hoy, expone los múltiples orígenes de sus ciudadanos.

Paseando bajo un cielo de color plomo, la veintena de peregrinos, nos dejamos seducir por el patchwork cultural que se exponen en cada balcón y cada fachada, llenos de banderas, de baldosas, de carteles comerciales y de construcciones.

«La electricidad y el agua corriente no llegaron de manera estable hasta 1968, lo que unió a los vecinos en la reivindicación vecinal», detalla Bardají, que nos guía a través de puntos neurálgicos de la zona como son la plaça Constitució –presidida por la distópica parroquia de Santa Maria Assumpta y levantada en hormigón visto, tan moderna que parece haber llegado del mismo futuro– o la zona estudiantil, que reúne a los centros de educación en una calle ancha que evidencia demuestra la actividad creciente de un núcleo de población que, hoy día, reúne a cerca de 9.000 personas.

El paseo nos lleva hacia a puntos de acceso más remoto, como el microbarrio que forman las calles 27 y 28, conocido por todos como Buenos Aires. «Este es un barrio con muchos másteres y doctorados en lucha y reivindicación». explica Bardají, que nos introduce en los numerosos grupos de cohesión social y reivindicativa que ham trazado la historia de Bonavista, uno de los vecinos de la zona nos mira desde su balcón, con la gorra calada y la vista perdida.

Al fondo, la vista se nos pierde con los numerosos graffitis proyectados por las asociaciones más jóvenes del barrio, que mejoran con colores y formas algunos de los rincones olvidados, alejados del bullicio de compras de domingo, i que dibujan, lentamente, el barrio del futuro.

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