Boom de cámaras térmicas en tiendas y fábricas de Tarragona

Hoteles, ‘supers’, gimnasios y hasta las nucleares de Ascó y Vandellòs instalan sistemas de detección de temperatura o lectores biométricos que no dejan pasar si no se lleva mascarilla

07 junio 2020 19:00 | Actualizado a 08 junio 2020 08:16
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El Bodytemp Blackbody es uno de los sistemas más reclamados y, a la vez, más sofisticados: un kit termográfico para medición de la temperatura corporal a distancia, preciso –0,2 grados de margen de error– y estable, ahora indispensable para numerosos establecimientos tarraconenses que quieren proteger el control de acceso con la última tecnología. «Una cámara coge la entrada y el vigilante, en su zona de protección, mira la pantalla para comprobar que todo el que accede está por debajo de la temperatura marcada», explica Josep Casas, técnico y responsable del Departament de Telecomunicacions i Seguretat de Sygsa, una empresa distribuidora ubicada en el Polígon Riu Clar.

«Algunos sistemas permiten detectar la temperatura de 30 personas a la vez y otros calculan 16  por segundo», explica Josep Casas, Técnico de Sygsa

En las últimas semanas han notado un incremento de la actividad y del interés por toda una gama de productos, desde termómetros infrarrojos, a cámaras portátiles de mano, pasando por lectores biométricos o módulos de luz ultravioleta que puedan plantarle cara al virus. «Notamos mucho interés y recibimos muchas consultas y encargos. Todo el mundo es consciente de que se tienen que tomar medidas. Tenemos diferentes sistemas. Algunos permiten detectar la temperatura de hasta 30 personas a la vez, otros de 16 personas por segundo», cuenta Casas, responsable de este tipo de tecnología, cada vez más perfeccionada, que en ausencia de alguien que esté vigilando incluso permite el almacenamiento y la recuperación de imágenes cuando ha saltado la alarma, y así facilitar la intervención de los responsables de seguridad para detectar a la persona susceptible de tener síntomas.

«Los sistemas llevan un algoritmo para la detección facial. Es decir, si tú entras por una puerta y llevas en tus manos un café caliente, que está a 45 grados y tienes el umbral de la alarma en 37,5ºC, no pita nada, porque no detecta que estés tú a esa temperatura», cuenta Casas, que ayuda en instalaciones de este tipo de artilugios, montados con una cámara con protocolo IP, conectada a una red local y con un software que permite, en la pantalla del ordenador, visualizar tanto la imagen normal como la térmica.

«Allí donde hay público en general, existe ahora un interés en montar un control de temperatura. Es algo que se hacía antes en algunos tipos de industrias, pero que ahora también reclaman en gimnasios o peluquerías», explica Joan García, director general de Sygsa, que añade: «La preocupación principal es perder a los clientes que tenían por falta de confianza. Por eso, este tipo de controles son una manera de decirle a la gente que acuda, que ahí van estar seguros».

Cada aparato se amolda a las necesidades del lugar: desde medidores con cámaras portátiles para negocios más pequeños a sistemas de cámaras que se han instalado en las centrales nucleares de Ascó o Vandellòs. Joan Garcia admite que el cliente sabe que «esta situación va para largo» y acude con cierta premura: «Antes se lo pensaban más, pero ahora es una cosa que necesitan seguro y quieren adquirirla rápido. Si acaba satisfecho, suele encargarlo también para más tiendas o sucursales que tenga».

La firma tarraconense también suministra sistema tipo tablet que realizan la lectura de temperatura a siete centímetros pero, a su vez, sirve como el control de acceso de toda la vida. «Es un sistema biométrico, sin contacto físico, que te permite leer los grados pero a su vez, te reconoce la identidad y también incorpora el algoritmo de la mascarilla, de forma que si no llevas no te deja entrar», cuenta Casas.

«Al reconocimiento facial le añadimos la detección de temperatura», señala Joan Bergadà, CEO de Ramon Bergadà

El objetivo es ganar no solo en seguridad y protección en instalaciones como hoteles, supermercados o fábricas sino también en flexibilidad en las entradas, evitando algunas de las colas que han tenido lugar estos días, cuando la temperatura se tenía que tomar manualmente por un operario.

Las empresas del ramo se han volcado en estos nuevos encargos. En Reus, la firma Ramon Bergadà también ofrece termómetros y cámaras térmicas de diferente nivel. «En algunos casos, analizan el calor individuo a individuo y en otros realizan un barrido que permite comprobar la temperatura de varias personas a la vez», cuenta Joan Bergadà, CEO de la empresa reusense. «Estamos proyectando sistemas de reconocimiento facial, que ya existían, pero sumándoles la medición de temperatura y la detección de si la persona lleva o no mascarilla», concluye Bergadà.

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