Buscan a un hombre que mata y despluma palomas en Parc Riuclar

El individuo actúa por norma general todos los domingos a partir de las seis o las siete de la mañana y ayer los vecinos alertaron de los disparos contra una cotorra

04 noviembre 2018 20:43 | Actualizado a 05 noviembre 2018 09:15
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Era primera hora de la mañana de ayer, cuando los vecinos del Parc Riuclar alertaban de que alguien estaba disparando de manera indiscriminada a pájaros. El resultado fue una cotorra muerta. «Hemos oído los disparos, pero no de dónde venían», aseguraba José, un vecino del barrio, quien creía que se trataba de una escopeta de perdigones. Pero lo curioso del caso es que no era la primera vez que ocurría. 

A principios del verano, los vecinos del Parc Riuclar se percataron de que había muy pocas palomas en el barrio y algunas yacían muertas en el suelo. De repente, empezaron a oír disparos. Siempre los domingos por lo mañana, sobre las seis o las siete. Un hombre, de mediana edad y con gafas, se dedica a disparar con una escopeta de perdigones todo tipo de pájaros, sobretodo palomas.

La secretaria de la Associació de Veïns de Parc Riuclar, Mari Mar Puerta, asegura que el individuo no es vecino del barrio. Los hechos ocurren en medio de los edificios, donde a esa hora de la mañana, los vecinos pasean a sus perros. «El otro día, le cayó una paloma muerta a los pies de un vecino. ¡Que susto!», explica Puerta, quien añade que «los perdigones pueden ser peligrosos y pueden acabar haciendo daño a algún vecino que paseé tranquilamente por la zona de la ermita».

El hombre, después de matar a la presa, se dirige a un montículo ubicado entre Parc Riuclar y L’Albada. Allí se dedica a desplumar y despellejar a las aves, para llevarse solamente la carne y dejar las plumas en el lugar. «Luego, en un muro cercano a esa zona, cuelga las cabezas de las palomas», explica la secretaria de la asociación, quien pide la colaboración vecinal para encontrar al individuo. 

El pasado mes de julio, Puerta estaba con una compañera de la entidad vecinal vigilando las barras de las fiestas mayores del barrio. Estuvieron despiertas toda la noche y, sobre las seis de la mañana, empezaron a oír disparos. «Una paloma cayó mal herida al suelo. No éramos capaces de ver de dónde venían los disparos», relata Puerta, quien llamó a la Guàrdia Urbana, pero la policía no apareció.

Hace pocas semanas ya no quedaba ni una paloma en el barrio. Entonces, el individuo se fue. Pero ayer por la mañana, volvió a la carga, disparando contra una cotorra. «No sabemos si es el mismo, pero creemos que sí, ya que no es una práctica habitual», explica la secretaria de la entidad vecinal, quien asegura que en el barrio no está permitida la caza. Puerta pide la colaboración, también policial, para acabar con las palomas muertas.

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