Ca l’Ardiaca, en un callejón sin salida

La expropiación forzosa por parte del Ayuntamiento está paralizada desde finales del mes de septiembre

06 noviembre 2018 09:58 | Actualizado a 07 noviembre 2018 10:44
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

La futuro de Ca l’Ardiaca se encuentra en un callejón de difícil salida. El palacete medieval de la Part Alta ha pasado de ser un inmueble de oportunidades, en el que quería construirse un hotel de alto de alto standing, a una patata caliente de difícil gestión por parte del Ayuntamiento.

El último intento desde la administración local para forzar a los propietarios a impulsar la rehabilitación del edificio fue el anuncio de que iba a procederse a una subasta del inmueble. A día de hoy este trámite está suspendido y la pelota está en el tejado de la Direcció General del Patrimoni Cultural de la Generalitat. 

La situación podría calificarse de rocambolesca. El pasado 26 de abril, la Junta de Govern daba luz verde a la subasta del edificio. Semanas más tarde, la empresa Desarrollos Arbe movía ficha. Según informó el Ayuntamiento, la sociedad inmobiliaria presentó a principios de agosto un proyecto para llevar a cabo la excavación arqueológica y conocer en qué condiciones está el subsuelo y los cimientos del edificio. Éste era uno de los requisitos sine qua non que había establecido el Ayuntamiento para que la empresa pudiera seguir adelante con la inversión. El segundo era que los inversores debían presentar el proyecto ejecutivo. 

El Consistorio mantuvo que la subasta seguía adelante. Sin embargo, el pasado viernes, el Ayuntamiento de Tarragona hacía público que desde el pasado 20 de septiembre la tramitación de enajenación forzosa de las fincas número 2 y 10 del Pla de la Seu está suspendida. Se conocía a través de un anuncio público. Según éste, la administración local intentó hasta en dos ocasiones ponerse en contacto con la sociedad Grupo Inmobiliario Ferbor SL para notificarle esta suspensión en el procedimiento. «Al resultar ausente en el domicilio que consta en el expediente a efectos de notificaciones», la administración local tenía que comunicarlo a través de una publicación abierta.  

Apuntalar el edificio

«Estamos cansados de la situación porque no vemos ganas desde la propiedad para que esto siga adelante», afirmaba el concejal responsable del Àrea de Territori, Josep Maria Milà. Sin embargo, las relaciones no están rotas. El Ayuntamiento de Tarragona está tramitando la licencia para impulsar los trabajos de consolidación parcial del edificio. La obra debe consistir en el apuntalamiento interior del inmueble, así como la colocación de una cubierta provisional para evitar las filtraciones y la entrada de agua.

Según explica el departamento que dirige Milà, la Comissió de Cultura de la Generalitat ya ha informado favorablemente, incluyendo «algunas condiciones». Ahora, el Ayuntamiento redactará la concesión de la licencia y «en cuestión de días» estará a punto para que puedan empezarse las obras.

Y después, la excavación

Por otro lado, la Generalitat será la que deberá pronunciarse sobre los trabajos de excavación arqueológica que propone la empresa. Pese a ello, el Consistorio ya asegura que «mientras la interesada no haya realizado los trabajos de consolidación, la administración autonómica no autorizará la excavación». Lo atribuye a «cuestiones de seguridad» de cara a las personas que tendrán que proceder a la excavación del subsuelo». En todo caso, la consolidación y excavación son imprescindibles para que pueda decidirse qué quiere hacerse con el inmueble situado delante de la Catedral. Y es que, el concejal de urbanismo ya avanzó hace unos meses de la posibilidad de que Ca l’Ardiaca pudiera adaptarse para pisos o incluso como residencia.  

El Ayuntamiento quiere explorar todas las opciones antes de decidir si reactiva la vía de la subasta pública. Mientras tanto, el lunes de la semana pasada se registró un nuevo incidente con el andamio que apuntala el edificio. Fue a causa del vendaval, cuando se detectó que una de las láminas metálicas situada en el pie de la estructura de hierro se movía. Esto obligó a avisar a los bomberos, que decidieron retirar esta protección y, junto a la Guàrdia Urbana, establecieron un perímetro de seguridad. La empresa propietaria ya ha procedido a su recolocación, a pesar de que las vallas que se utilizaron siguen en el Pla de la Seu.  

Comentarios
Multimedia Diari