«Cada vez tengo más casos de violencia machista de 18 a 20 años»

Anna Grau es Magistrada del Juzgado de lo Penal 5 de Tarragona. Con larga experiencia en los Juzgados, asegura que este problema es una lacra de la sociedad y critica que los padres de la víctima, amigos y familiares conozcan los malos tratos y no lo denuncien

07 enero 2019 09:30 | Actualizado a 07 enero 2019 09:40
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Lleva casi 30 años ejerciendo de juez en Catalunya –Sitges, Arenys de Mar, Reus y Barcelona–, aunque hace años se asentó en Tarragona. Anna Grau, barcelonesa de nacimiento, ha pasado por diferentes Juzgados tarraconenses, pero lleva un tiempo al frente del Juzgado de lo Penal 5, que juzga los casos de violencia de género de los partidos judiciales de Tarragona, Valls y El Vendrell.

Los casos de violencia de género siguen subiendo. ¿Algo falla en la sociedad?
La primera premisa es correcta. El año pasado acabamos con 300 procedimientos incoados como juicios rápidos y cerca de 200 por los trámites de las diligencias previas y procedimiento abreviado.  Más que un fallo de la sociedad es una lacra que en la actualidad, los conflictos personales a nivel familiar incluyan comportamientos de violencia de género. Y sobre todo que acaben en la peor de las catástrofes, que es la pérdida de una vida humana. En el Juzgado estamos tramitando supuestos en que las denunciantes son muy jóvenes. No cabe duda de que hay muchos fallos a nivel familiar, a nivel cultural…

Cada vez son más jóvenes...
Sí. Acrecen supuestos que demuestran que, ya desde la adolescencia, las jóvenes no reaccionan contra los primeros síntomas de control, que terminan con malos tratos, coacciones y amenazas a nivel de pareja.

¿Tiene muchos casos de jóvenes de entre 18 y 20 años?
Van en incremento. La mayoría de los procedimientos en general versan sobre comportamientos individuales o nucleares. Y son muy residuales los procedimientos en los que el objeto de acusación es una presunta violencia habitual. 

¿Cuantos juicios celebra por semana?
Entre 15 y 20. 

¿Y cada vez hay más ciudadanos extranjeros que pasan por su Juzgado? 
De los 17 que tengo esta semana –cuando se hizo la entrevista–, cinco lo son.

¿El año pasado aumentó el número de asuntos que han entrado en su Juzgado?
Respecto al año 2017 sí, pero no respecto a hace dos años.  

¿Cree en las campañas de concienciación?
Sí, necesariamente. Porque considero que tiene que haber un punto continuado de información y de evidencia en pro de la libertad y la igualdad, que las mujeres no pueden perder de vista como individuos.

En 2018, un total de 47 mujeres fueron asesinadas por sus parejas. ¿La sociedad es consciente del problema o sólo cuando sale en las noticias?
Sí, las noticias imponen la conciencia absoluta sobre esta lacra. 

¿Cree que el sistema no protege suficientemente a la víctima y por ello ésta no quiere deshacerse del vínculo matrimonial?
La protección se puede activar desde la percepción de terceras personas si la mujer no lo quiere denunciar. En alguna ocasión vienen padres  y madres que sospechan malos tratos pero no denuncian porque sus hijas no lo quieren hacer. Y ello a pesar de que sus hijas les han dado información suficiente para hacerlo. Se necesita activar la reacción desde el minuto 0, con independencia de que la mujer se retraiga y no denuncie o se retracte en el juicio oral. Pueden concurrir otras fuentes informativas suficientes para certificar la violencia.

Uno de los falsos mitos que corren es que sólo en las familias con problemas hay violencia...
Es cierto que en un número destacado de casos existe la desestructuración del hombre por alcoholismo, por consumo de tóxicos, por patologías mentales y otros desajustes, que derivan en comportamientos de violencia de género. Los problemas de insolvencia de la mujer, que no cuenta con recursos, hace que muchas no salgan del hogar. Y cuando la crisis y el desafecto son un hecho, los conflictos se multiplican y, por lo tanto, también la base para que haya un escenario de violencia de género.

Muchas de sus sentencias son absolutorias. La víctima no quiere declarar en contra de su compañero o esposo...
Detrás de este silencio, y no necesariamente por este orden, está el hecho de que después de que haya presentado una denuncia con exposición de hechos extensa, el objeto de acusación se limite a los últimos acontecimientos, porque tiene un parte de lesiones, o un testimonio añadido al de la mujer. En otros casos, se induce que la mujer, una vez resuelta la denuncia y, con ello, el extraerse del escenario del maltrato, decide no denunciar definitivamente, en el juicio, para centrarse en la reorganización de su vida, que es una tarea en la que puede llevar meses (los que, lamentablemente, pasan en espera de juicio) sin padecer el tener que rememorar el maltrato o la amenaza.

También se anuncian por sus Letrados casos en que la “reconciliación” entre las partes lleva a que las mujeres desistan en la acusación. 
¿Los vecinos y el entorno familiar colaboran con la Justicia y se involucran declarando como testigos?

Hay ocasiones en que vecinos o terceros, de forma anónima, activan la actuación policial y dan lugar a que haya un procedimiento penal en curso. Son ínfimas las veces en que la investigación judicial se activa a partir de la denuncia del entorno familiar.

¿Qué grado de afectación tiene el alcohol y las drogas en los maltratadores?
Se dan casos que acaban con la absolución del acusado a pesar de haber cometido los hechos por haber sido declarado exento de responsabilidad criminal por encontrarse en estado de intoxicación plena por el alcohol o las drogas. O con sus potencias abolidas por trastornos mentales. Pero son una mínima parte de los casos.

¿Hay todavía mucha violencia de género oculta, que no ha saludo a la luz?
Estoy convencida. Insisto, la mayoría de juicios versan sobre hechos puntuales y no cronificados. 

¿Qué piensa cuando oye que un partido político quiere cargarse la ley de la violencia de género por discriminatoria?
No estoy conforme con ello. No se discrimina al hombre. Se reprueba al que ejerce la violencia machista.

¿Se acuerda de algún caso en que le ha tocado vivir de una mujer que llegó aterrorizada a su Juzgado?
Aterrorizada no, pero recuerdo a una emocionalmente sobrepasada por su conciencia de lo que aguantó  hasta que su hijo retó a su padre. Un joven de 15 años amenazó a su padre para que no tocara más a su madre. Ésta era llevada a una habitación por su marido, quien acababa cualquier discusión agrediéndola. Era una mujer sudamericana, empresaria con independencia económica, que llegó a retirar la mampara que la separaba del acusado durante su declaración, y se enfrentó a él. Fue muy revelador.

¿Pondría una asignatura en la escuela sobre la igualdad entre género para prevenir en el futuro este problema?
El espejo y la formación están fuera de las asignaturas académicas, en casa, en el grupo, en los medios de comunicación, en la empresa. Falta que la concienciación de la igualdad entre hombre y mujer se traduzca en todos estos escenarios. De todos modos, en la enseñanza cabe bien la necesaria formación.

Ha asegurado que no todos los conflictos de pareja son violencia de género, como tampoco lo son que una pareja se insulte mutuamente. ¿La ley lo recoge así?
La violencia de género exige la posición de dominación y de control tachada de machismo y que, por ejemplo, desplaza el que  un hombre llame o contacte con insistencia con su exmujer para hablar de temas de la hipoteca, de los hijos o del fracaso matrimonial. Este supuesto en alguna ocasión se ha ventilado como presunto delito de acoso, por demostrar la mujer lo indeseable de dichos comportamientos, sin serlo.

Me comentaba el caso de una mujer que recogía las expresiones que salían en la serie ‘La que se avecina’ sobre un matrimonio separado. ¿Podría explicar cómo fue la declaración? ¿Por qué encima la mujer se reía?
Relataba un discusión durante la que él la tildó de «putón» y, según decía, ella lo calificó de «gañán», narrándolo con evidente hilaridad, lo que me llevó a preguntarle el porqué de dicha risa –que ya dejaría sin base el que viviera tal situación como desdignificante, para ella–. Fue entonces cuando me dijo: «es que no sé si usted ve ‘La que se avecina’, serie en la que se refleja hasta la saciedad tal episodio y de la que, en consecuencia, ella tomaba la referencia para enfrentar el conflicto que, así expuesto, llevaba a que se retirara la acusación por las injurias. No es admisible frivolizar.

Los condenados por violencia de género, ¿reinciden?
Hay algunos que sí, pero, de entre las 241 ejecutorias del año pasado, quizás haya diez individuos reincidentes.

¿Hay muchas condenas por maltrato psicológico?
Por los asuntos que yo he conocido, el maltrato psíquico ( desvinculado del físico) es muy residual.

¿El fenómeno del maltratador no entiende de edad?
No, si bien es un dato comprobado que la franja de entre los 35-55 años es la que recoge a la mayoría de los acusados/condenados

¿Ha tenido el caso de algún maltratador que se haya justificado diciendo que él también fue maltratado?
Nunca he oído tal descargo, si bien en algunos casos en que en el procedimiento consta el informe psico-social del hombre, se incluye tal información, a veces también incluida en los dictámenes sobre las mujeres

¿Hay alguno que lo ha condenado tres o más veces?
Sí. Hay tres casos de multirreincidentes, que han ingresado en prisión – condenados–. 

¿Me puede detallar algún caso sin dar nombres?
Recuerdo el caso de una mujer joven, pericialmente demostrada como incapaz, durante dos años, de demandar ayuda (la denominada dependencia emocional) o, cuando lo hacía y denunciaba en origen, no lo hacía en el juicio oral, regresando junto a su maltratador quien reproducía los malos tratos y que pudo ser condenado por pruebas distintas del testimonio de ella. Fue muy laborioso y eficaz el trabajo del equipo técnico, que dio al final sus frutos.

¿Alguna vez ha tenido que expulsar de la sala a un hombre por amenazar a su esposa delante de usted?
No. A una mujer sí, por no mantener la compostura exigida después de prestar testimonio. Llegó a insultar a un mosso d’esquadra que declaraba como testigo, que no avaló lo que ella decía. Lo que no ha pasado no se improvisa.

¿Alguna vez un Juzgado ha condenado a una mujer por haber mentido durante un juicio delante de usted?
En siete ocasiones ha ordenado la investigación de un falso testimonio  prestado durante la vista oral por la mujer. Como mínimo y por la información que pude obtener, dos de los casos han terminado con condena.

¿Cada vez pasan por su Juzgado más hombres que han sido o dicen haber sido víctimas de violencia de género?.
Siendo minoritarios, hay casos en que, junto al hombre, la mujer ocupa el banco de los acusados al venirlo por presunta violencia doméstica (con perjudicado en el otro acusado).

Muchas veces se habla de las órdenes de protección. ¿Son realmente efectivas?
Consta que hay casos en que no, pues el obligado las quebranta, cometiendo el delito consecuente. 

¿Qué pensó al oír la confirmación de la sentencia de la Manada?.
Leí con el mismo interés la sentencia confirmatoria dictada en apelación y sus votos disidentes, como la dictada en primera instancia y su voto particular.   Entenderá que no le trascienda más que mi respeto a tales resoluciones judiciales.

En el mundo judicial, ¿todavía hay mucho machismo?.
Si me pregunta sobre las actitudes particulares que puedan perturbar a las mujeres que formamos parte de la carrera judicial, a cargo de los profesionales y operadores jurídicos y en el ejercicio de nuestra función, amén de no tener conocimiento de denuncias en ese sentido, yo jamás lo he padecido. 

¿Se tendría que cambiar el Código Penal para endurecer los casos de agresiones sexuales o poner claro los términos en los que se producen?.
Los conceptos de acción, propósito, participación, penalidad, etc…, en tal clase de delitos, considero que están suficientemente definidos en el Código Penal para el ejercicio de la función de juzgar, sin perjuicio de que las conclusiones de los miembros de un tribunal colisionen, lo que viene consentido por la excelencia de los principios que informan dicha función.

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