Cambio climático: tan letal como el coronavirus

Los científicos y expertos llevan años advirtiéndonos de que la crisis medioambiental puede llevarnos a la extinción. La actividad humana es la causante del rápido calentamiento global

05 junio 2020 11:57 | Actualizado a 05 junio 2020 12:01
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el pasado 2019 el informe A world at risk (Un mundo en riesgo), donde alertaba a los gobiernos sobre el grave riesgo de sufrir epidemias o pandemias que podrían llegar a causar millones de muertes, destruir economías y crear el caos en muchas sociedades. ¿Nos suena de algo?

Al ser humano suele pasarle: nuestra idea de superioridad hace que no nos tomemos en serio muchos problemas, ya que siempre pensamos que podremos solucionarlo. El coronavirus ha sido una sonora bofetada a nuestro ego como especie que debería hacernos aprender la lección y virar el rumbo hacia un complicado camino que decidimos tomar hace ya tiempo. Aunque de forma menos visible que los síntomas del virus y de acción más lenta, pero progresiva, tenemos ante nosotros un riesgo letalmente peligroso: el cambio climático. Hace tiempo que nos avisan de ello pero, ¿estamos a tiempo de frenarlo?

2019 fue el segundo año con la temperatura media global más cálida desde 1880

Apenas unos meses antes del estallido del Covid-19 a lo largo y ancho del planeta, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) presentó el informe sobre el estado del clima mundial en 2019, en el que se confirmó el impacto del cambio climático se estaba incrementando.  

Según este informe, el pasado 2019 fue el segundo año con la temperatura media global más cálida desde 1880. El problema aumenta cuando también se confirma que los últimos cinco años han sido los más calurosos jamás registrados. Y que lo mismo que ha ocurrido con la última década (2010-2019), que ha alcanzado la temperatura media más alta. Además, este proceso no se está frenando, sino que este 2020 ha seguido marcando datos alarmantes como que el pasado mes enero fue el más cálido jamás registrado. Así que se prevé que esta triste primavera nos traiga uno de los veranos más calurosos y secos de la historia.

En la última apertura de la Cumbre de Acción Climática, celebrada el pasado 14 de octubre en Nueva York, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres advirtió que «nos estamos quedando sin tiempo, pero aún no es demasiado tarde. La emergencia climática es una carrera que estamos perdiendo, pero es una carrera que podemos ganar. La crisis climática está causada por nosotros y las soluciones deben venir de nosotros. Tenemos las herramientas: la tecnología está de nuestro lado». 

 

La solución, en manos de todos

La mayoría de la comunidad científica no tiene duda de que la actividad humana es la responsable de este calentamiento global acelerado. De hecho es algo que hemos podido constatar durante el confinamiento causado por el coronavirus.

Uno de los mayores causantes del cambio climático es el uso de las fuentes de energía no renovables como los combustibles fósiles o energía nuclear, ya que fomentan los gases de efecto invernadero. Desde hace años los científicos recomiendan reducir drásticamente las emisiones de estos gases. Con respecto al CO2, por ejemplo, deberíamos emitir en 2030 un 45% menos que ahora y llegar al 2050 con 0 emisiones. 

El uso indiscriminado actual del petróleo, carbón y gas también promueven el calentamiento global. Por ello, expertos llevan mucho tiempo insistiendo en el cambio de este modelo insostenible hacia la transición a un sistema energético renovable, eficiente e inteligente como uno de los principales pasos a seguir para intentar contrarrestar los efectos de un cambio climático que ya son palpables. Mientras la emisión de gases continúe, la modificación del clima seguirá acelerándose.

Una de las grandes soluciones radica en la revolución energética. «Con las energías renovables se conseguirán paliar los efectos del cambio climático y lograr una eficiencia energética que además generará puestos de trabajo y reducirá los costes de electricidad. Necesitamos prescindir de los combustibles contaminantes y de la energía nuclear y aumentar la participación de la ciudadanía para que se beneficie de la transición renovable», según indican desde la organización ecologista Greenpeace. 

Es un serio camino que deben transitar gobiernos mundiales para pautar soluciones globales, pero también locales y con pequeños pasos a nivel particular, desarrollando una nueva revolución verde, baja en emisiones y más justa en el que debe prevalecer recuperar la salud del planeta antes que los intereses económicos. Nos va la vida en ello.

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