Cambio de armario: aquí no se tira nada

Reutilizar. De los contenedores de Roba Amiga a mercadillos de venta e intercambio; cuatro ideas para que las prendas usadas no se conviertan en desperdicio

07 noviembre 2019 08:30 | Actualizado a 08 noviembre 2019 10:29
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Maria José Estorach tiene dos hijas de cuatro y siete años y cuenta que lo único que les compra de vestir son mallas y ropa interior; todo lo demás, casi siempre, son prendas que le van pasando familiares y amigos.

La encontramos en el mercadillo de segunda mano e intercambio que ha organizado la asociación Porta’m a prop y que ha llenado el salón del Espai Jove Kesse de ropa de niños y bebés, juguetes y libros.

Cuenta que echa de menos que existan más espacios como éste donde poder intercambiar o vender lo que ya no se usa. Ella, de hecho, está en un grupo de WhatsApp de unas 200 personas que surgió espontáneamente. «Intercambiamos de todo, desde muebles hasta ropa. También regalamos».

Intercambiar ropa, especialmente de niños, no es, ni mucho menos, algo nuevo, pero esta ‘rueda’ ha tomado un nuevo impulso a la luz de la preocupación por el medioambiente.

Vanessa Martín, de la asociación Porta’m a prop, explica que la idea se les ocurrió porque la ropa de niños tiene un uso muy limitado en el tiempo. «He traído cosas hasta con etiqueta que regalaron a mi hijo y que no llegó a usar porque era muy grande», ejemplifica. Ya habían hecho un mercadillo de juguetes y se plantean repetir el de la ropa si tiene éxito. Entre quienes estaban allí, algunos ya habían asistido a otras iniciativas similares organizadas por las ampas de sus escuelas.

Red de contenedores

Otra opción, que requiere el mínimo esfuerzo para deshacerse de la ropa que no se usa y, a la vez, darle una nueva utilidad con un fin solidario, es colocarla en los contenedores rojos y naranjas de Roba Amiga, un proyecto de la fundación Formació i Treball.

En total hay 46 contenedores de la fundación repartidos por la ciudad. En el primer semestre de este año recogieron 132.790 kilogramos de textiles, un promedio de 481 al mes por contenedor. La cifra, además, supone un incremento respecto al año pasado, cuando por las mismas fechas se recogieron 126.000 kilogramos.

En el conjunto de Catalunya este año la planta de la fundación, ubicada en Sant Esteve Sesrovires, llegó a un máximo histórico al recibir un 63% más de material que el año pasado.

En el caso de la ciudad de Tarragona, el programa de reciclaje permite dar trabajo a 23 personas, 16 de ellas con contrato de inserción.

Desde la entidad quieren aprovechar estos días de cambio de armario para concienciar sobre la importancia de poner la ropa en lugar de tirarla. Recuerdan que en los contenedores se puede donar ropa del hogar (sábanas, mantas, manteles…), ropa de vestir y calzado en buen estado, todo dentro de bolsas cerradas.

De lo donado, habitualmente el 63% se prepara para la reutilización en España y otros países, un 33% para nuevas fibras e hilos y un 4% para generar energía y calor.

Para causas sociales

Otra opción es donar la ropa usada en buen estado directamente a entidades que realizan una labor social, como Cáritas.

En Tarragona la ropa se puede llevar directamente al almacén que tienen en el Polígono Francolí, parcela 17, o a las parroquias de Sant Salvador, Sant Fructuós, Sant Pau, Sant Francesc, Bonavista, El Serrallo, Sant Pere i Sant Pau y la Santísima Trinitat.

La ropa, que pasa por un proceso de selección y planchado, se vende posteriormente en las tiendas Filigrana. Hay dos en Tarragona, una en la calle Cervantes con Fortuny y otra en la parroquia de Torreforta.

Lourdes Gabarró, encargada del programa, explica que lo recaudado en las tiendas (que funcionan íntegramente con voluntarios) se destina a las Cáritas parroquiales para ayudar a personas vulnerables: «Desde comprar alimentos hasta pagar un recibo».

Aprovecha, además, para hacer un llamamiento porque faltan voluntarios para trabajar en el proceso de clasificación de la ropa, en especial por estas fechas.

Retorno en el barrio

En el caso concreto de Bonavista otra opción puede ser llevar la ropa a la tienda de segunda mano ‘La percha solidaria’, que gestiona la asociación Atrévete. Se dedican a realizar proyectos para niños y familias en riesgo de exclusión social y personas sin techo.

Esta tienda también funciona íntegramente gracias al trabajo de voluntarios. La ropa se puede llevar de 9 a 13 h y de 17 a 20 h de lunes a viernes (menos los miércoles) y los sábados y domingos de 10 a 14 h. También aceptan artículos del hogar, juguetes y mantas.

Y, finalmente, si lo que se requiere es un retorno económico, nunca fue tan fácil: cada vez hay más aplicaciones que ofrecen a los usuarios ponerse en contacto con posibles compradores.

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