Ciber-educación segura

Claustre Dasca aporta las claves para que los jóvenes tengan una relación cordial con el mundo virtual 

08 abril 2018 15:49 | Actualizado a 08 abril 2018 16:01
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¿Hacen los adolescentes y jóvenes un buen uso de las tecnologías? ¿Cómo educarlos para que tengan una relación cordial con ellas? ¿qué papel tienen los padres y madres?

La educadora social Claustre Dasca contestó a estas y a otras muchas preguntas esta semana en la conferencia Adictos a las pantallas: educar responsablemente dentro del marco ‘El pati dels pares, del Club dels Tarraconins’, que tuvo lugar en la sala Àmbit Cultural de El Corte Inglés de Tarragona.

Claustre aportó las claves para una educación ciberresponsable sin olvidar que los progenitores también pueden estar «enganchados» a las tecnologías, llámense estas app, redes sociales, videojuegos u otras. Por ello aparcar los móviles fue lo primero que hizo antes de iniciar la conferencia.

«¿Alguien está nervioso lejos de su teléfono?», preguntó. Aparentemente, nadie. Seguidamente distinguió entre nativos digitales (nacidos a partir de 1996) y migrantes digitales (nacidos cuando las tecnologías no existían tal y como las conocemos ahora) para recordar que estos últimos -el 99% de los asistentes- «nos tenemos que validar porque sabemos más de lo que nos pensamos y estamos para ayudar a nuestros hijos e hijas porque que hayan nacido con las tecnologías no significa que las utilicen bien», apuntó, para especificar que «¿o es que porque hemos nacido cuando ya estaban los coches no hemos tenido que ir a la autoescuela?». Por ello invitó a conocer las tecnologías para poder enseñarlas.

Claustre Dasca presentó un decálogo para cibereducar  y aparte de la preocupación natural de un padre o una madre sobre el ciberbullying, la privacidad digital o el acceso a una información no adecuada, la educadora social del Ayuntamiento de Tarragona aportó otras muchas pautas.

Confianza, madurez y lógica son algunas de las claves, todo siempre in crescendo. Confianza «porque no está bien espiar lo que hacen con los teléfonos» y es una confianza que hay que ir trabajándola desde pequeños «creando su primera contraseña con él o ella, navegando juntos... después, con la edad tenemos que ir retirándonos».

Madurez porque «no hay una edad indicada para regalar el primer móvil, ya que dependerá del niño o niña que lo reciba» y lógica ya que «los adolescentes y jóvenes no tienen que estar a las tres de la madrugada conectados. Ni conectados ni comiendo ni haciendo nada. Tienen que descansar para disfrutar de una buena salud».

En referencia a la alfabetización digital, desgranó varias competencias. Así, hizo referencia a enseñarles a cribar la información que les llega y que entiendan que «no todo lo que corre por internet es verdad» por lo que deben desarrollar espíritu crítico «para que no les cuelen un gol».

A nivel comunicativo planteó el hecho de que en un futuro adolescentes y jóvenes tengan menos habilidad ya que la mayoría de sus relaciones pasan a través de una pantalla por lo que «les debemos ayudar». Y finalmente trató la seguridad personal, esa privacidad que tanto preocupa a padres y madres.

«Además de las contraseñas, que no las deben dar y los antivirus obligatorios, hay que tener en cuenta que los datos no desaparecen a las 24 horas, se encriptan, se quedan allí y si hay un ataque masivo de crackers aquello volverá a salir y en según qué edades, ellos no son conscientes» y sacó a relucir el caso del jugador Sergio Guardiola quien pasó de héroe a villano en el Barça por unos twits contrarios al club y a Catalunya desvelados en las redes sociales.

Recordó que las tecnologías no son niñeras e hizo hincapié en el hecho de que «de 0 a 3 años no aconsejo que de manera habitual se hagan servir dispositivos porque a esta edad los niños y niñas necesitan moverse y aprender por atención voluntaria.

Tablets y móviles implican una atención involuntaria en la que el niño no hace nada, no ha buscado nada, se lo ha encontrado».

Tener un espacio común para los dispositivos fue otra de sus recomendaciones. Y sobre todo, cuando se está delante de una pantalla preguntarse «¿Qué estoy dejando de hacer en este momento?».

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