Cicatrices en el rostro del verano

Apelación al perdón. Empezamos a despedirnos del verano con una cruda reflexión sobre la fragilidad e intensidad de las relaciones maternofiliales, firmada por la moldava Tatiana Ţîbuleac 

27 agosto 2019 16:22 | Actualizado a 27 agosto 2019 16:30
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Para la última semana del agosto estival os recomiendo una novela cruda y abrupta, que narra el último (y eterno) verano entre una madre que sabe que está a punto de morir y su hijo, aquejado de una enfermedad mental. 

Las redes sociales tienen su parte bonita: hace ya un tiempo que formo parte de un grupo de lectura de una revista de tirada nacional en el que cada mes proponen un libro para comentarlo después conjuntamente. Además de promover las sinergias entre lectores y sin querer provocar ningún tipo de presión ni obligación, también escuchan recomendaciones para lecturas futuras: "libros que os hicieran llorar, reír, os dejaran como perdidos al terminarse. También valen los que os gustaron sin necesidad de haber supuesto un hito cultural, cualquier libro que de alguna manera haya sido un refugio". Allí es donde conocí El verano que mi madre tuvo los ojos verdes y a Tatiana Tîbuleac. 

Hija de un periodista y de la correctora de un periódico (una mezcla que no me puede resultar más bonita), esta joven moldava es una reconocida comunicadora en su país. Su primer libro Fábulas modernas (2014), era una colección de relatos. Dos años después se lanzó al mundo editorial con su primera novela: la que tenéis entre manos.

 

Se trata de una historia cruel y dolorosa, llena de resentimiento y emoción, que entrelaza la vida y la muerte, el odio, el amor y el perdón. 
Aleksy, ahora un pintor atribulado y mentalmente dañado, recuerda el último verano que pasó con su madre. Tras sufrir una vida muy complicada, marcada profundamente por la temprana e inesperada muerte de su hermana pequeña, el fallecimiento de su madre por un brutal cáncer y el accidente que le costó la vida a su esposa Moira y que le dejó sin piernas, las obras de Aleksy se venden por miles y miles de euros. Su estabilidad mental siempre a la deriva, sigue rompiéndole emocionalmente. Su actual psiquiatra le propone, como tarea sanadora, que escriba el último verano que pasó con su madre. Ese verano en el que ella le llevó casi por obligación a una casa francesa rodeada de campo y en el que descubrió que el cáncer  la había herido de muerte.

Un verano de reconciliación, donde el hastío, el odio y el rencor dan paso, lentamente, a la breve alegría, a la comprensión y al amor. Pero, sobre todo, al perdón.

Tres meses en los que madre e hijo por fin se rinden, golpeados por la llegada de lo inevitable y por la necesidad de hacer las paces entre sí y consigo mismos.

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

  • Autor: Tatiana Ţîbuleac
  • Editorial: Impedimenta
  • Páginas: 247

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