Científicas (in)visibles

Estudio. Solo una cuarta parte de los investigadores citados en la prensa son mujeres, que son minoría en puestos de liderazgo

28 octubre 2018 18:05 | Actualizado a 30 octubre 2018 10:32
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Las mujeres representan el 39% de la plantilla del sistema nacional de I+D y su participación en posiciones de responsabilidad sigue siendo minoritaria: en la esfera académica solo ocupan el 21% de las cátedras, el 10% de los cargos de rector y el 21% de los puestos directivos de investigación. «No echo la culpa a mis colegas hombres, pero es cierto que el sistema está orientado a los estándares masculinos. En los comités de evaluación y conferencias a veces no hay ni una mujer», lamenta Mónica Pérez-Temprano, doctora en Química y líder de su propio grupo en el Institut Català d’Investigacions Químiques (ICIQ), en Tarragona. 

Pérez-Temprano fue reconocida el pasado verano como uno de los doce talentos mundiales emergentes en investigación química según la American Chemical Society. Es la única española que se ha colado en esta lista, lo que la situó en primera línea mediática. Su equipo estudia cómo funcionan las reacciones químicas para que los procesos sean más eficientes. «Salí en muchos medios de comunicación y me hicieron una decena de entrevistas. He necesitado este premio internacional para armar revuelo», dice. Alcanzó una notoriedad que sus compañeras de profesión no tienen. Apenas una cuarta parte de los científicos citados en la prensa son mujeres, según un estudio sobre la visibilidad de las científicas elaborado por la Universidad Rey Juan Carlos y publicado por la Fundación Dr. Antoni Esteve.

«No creo que haya machismo en la ciencia, pero los hombres suelen ser los que están en la cabeza de los grupos y, por tanto, los que aparecen en los medios», afirma la doctora Marta Schuhmacher, directora del Centro de Tecnología Ambiental Alimenticia y Toxicológica (TecnATox) de la Universitat Rovira i Virgili, que se centra en el campo de los contaminantes medioambientales y alimentarios y sus posibles riesgos y/o beneficios sobre la salud. 

La maternidad, apunta Schuhmacher, es «un gran freno» para la carrera científica de las mujeres: «Para los hombres es más sencillo anteponer el trabajo a la familia. Las mujeres cambian cuando tienen hijos: yo he tenido estudiantes de doctorado muy emprendedoras y muy buenas investigadoras y lo he notado en todas cuando han sido madres». 

Fuera de la foto

La ciencia no espera. «Si tienes un mal embarazo o estás seis meses de baja te puedes quedar atrás porque la gente sigue trabajando y publicando sus avances», añade Pérez-Temprano.  Las mujeres se quedan literalmente fuera de la foto. El estudio de la Universidad Rey Juan Carlos concluye que en los retratos de científicos y en las instantáneas de los equipos de investigación, la presencia masculina triplica a la femenina. «Los datos del informe aportan una base objetiva a las quejas de las investigadoras con motivo de su reducida proyección pública», indica la Fundación Dr. Antoni Esteve.

La desigualdad es todavía más aguda en las necrológicas, un género que permite poner en valor las contribuciones de investigadores recientemente fallecidos. «Las científicas merecedoras de un obituario no llegaron al 6% del total», señala el estudio. La doctora Pilar Salagre dirige el grupo Materiales Catalíticos en Química Verde (GreenCat) de la URV, que investiga sobre el uso de nuevas tecnologías, como el microondas o ultrasonidos, en la preparación y modificación de materiales para su utilización como catalizadores en reacciones de interés industrial y medioambiental. «Yo nunca me he sentido discriminada. En mi entorno inmediato, la Facultat de Química, los responsables son mayoritariamente mujeres. La investigación se ha feminizado», comenta. En las publicaciones de los trabajos en revistas científicas tampoco hay diferencias, asegura. «Normalmente no son de una única persona, sino de varias, y los revisores no discriminan por sexo. Son neutrales».

El ámbito científico, dice, es «bastante equivalente entre hombre y mujeres», ya desde la base, las carreras universitarias, donde cada vez es más habitual ver a féminas cursando grados de la rama científica. «En las ingenierías continúan siendo más los hombres», sostiene.  Pérez-Temprando coincide en este planteamiento. Sin embargo, considera que a las científicas «nos faltan modelos a seguir. Necesitamos ver que sí se puede».  Para ello, también es necesario «cambiar el sistema para que sea sensible a nuestras necesidades, sobre todo de aquellas que tienen cargas familiares en los estadios iniciales».

Las científicas reclaman su espacio y mayor reconocimiento. «Yo no quiero ver a mujeres en puestos importantes por ser mujeres, sino por ser brillantes, igual que los hombres», añade Pérez-Temprano. El camino ya está iniciado, «pero a veces somos nosotras mismas las que nos ponemos frenos», concluye Schuhmacher.

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