La tarraconense Clara Rosell Dronda es psicóloga y psicoterapeuta especializada en Mindfulness por la Universidad de Brown, Universidad de Massachussets y cuenta con el postgrado de Mindfulness por el Institut Gestalt. Hace 9 meses abrió un centro especializado en Mindfulness en Tarragona, A Meditar, donde ofrece clases de meditación, yoga y asesoramiento psicológico personalizado.
Como profesional es una gran defensora del Mindfulness pero, ¿cómo fueron sus inicios y por qué empezó a practicarlo?
Empecé a practicar hace más de 7 años, en una época difícil y turbulenta de mi vida, en la que me sentía perdida. No sé si fue casualidad o necesidad, pero me cambió la vida. Sentía que algo en mí no estaba bien. Vivía acelerada, sobrepasada por mi mente, atascada en las dificultades y sin saber cómo gestionar las emociones. Al inicio, sentarme a respirar fue difícil, de hecho no sabía bien para qué meditaba. Aún así, había una parte de mí que me pedía más. Mi voz interior me decía que durante y después de la meditación era más yo, más clara, más presente… Entonces no tenía ni idea de que me dedicaría a ello a día de hoy.
¿Por qué cree que está en boga actualmente en nuestra sociedad?
La expansión de Mindfulness es evidente y el incremento de formaciones y estudios realizados en universidades punteras del ámbito de la psicología y la neurociencia, que abalan su efectividad para reducir el estrés, mejoran la calidad de vida y para vivir una vida más consciente y feliz… ¿Quién no quiere sentirse bien?
¿Tiene miedo al intrusismo y a que esto haga decaer el interés o que empeore la percepción del Mindfulness?
No siento miedo. Me siento responsable, como formadora de Mindfulness de compartir la práctica preservando su esencia, autenticidad y profundidad.
¿Cree que la sociedad occidental todavía es algo reticente o ve como un tabú hablar, transmitir, educar y trabajar nuestras emociones y nuestros pensamientos?
¡¿Cómo no va a ser tabú si a veces no sabemos ni lo que sentimos?! Creo que aún quedan barreras emocionales por romper. La sociedad occidental da más valor a la productividad, la riqueza, la posesión material, que al autoconocimiento y al desarrollo personal. Por ello estamos a la deriva en el piloto automático de no sentir y solamente hacer.
¿Cómo consigue el Mindfulness cambiar todo esto?
El primer paso sin duda es parar, reconectar y reconocer. Y es donde entra en juego el Mindfulness: en el darnos cuenta que nuestra verdadera naturaleza es la de sentir en el aquí y el ahora, como hacen los niños. Y que a pesar de que nuestra tendencia actual, a veces sea de la fingir, apartar y no escuchar lo que nuestro corazón dice, cultivando la práctica de la meditación podemos redescubrir recursos, fortalezas internas e infinitas posibilidades para elegir nuestras respuestas y no continuar reaccionando a la vida sin presencia.
¿Qué le llevó a abrir un centro especializado en Mindfulness en Tarragona?
Una vez sentí la necesidad de compartir y practicar a diario, abrí A Meditar para que fuera un espacio en el que cultivar la mente, el cuerpo y el alma, fuera fácil. Un espacio que nos ayuda en el proceso de escucha y presencia, donde puedes conocer en a personas con inquietudes similares, la de poder vivir sin el piloto automático puesto, para dejar de buscar fuera…lo que ya hay dentro: que somos personas completas.
¿Considera que ha aumentado el interés sobre esta filosofía en la ciudad en los últimos años?
Sí: cada vez hay más personas que se acercan con curiosidad a practicar. Las que dudan, las que creen que no les servirá, las que ya meditan, las que quieren empezar…a todas ellas les lanzo la propuesta de: ven y prueba. Deja que esa parte de ti que intuye lo que necesitas, decida si la práctica de Mindfulness es útil para ti o no.