«Cocinar para otros es un acto de amor en sí mismo»

Entrevista. Frank Ferrero Escritor y cocinero. El chef afincado en Margalef presenta su primer libro, titulado ‘Sexo, amor, y otras cosas del comer’, un poemario tan creativo, atrevido y mordaz como su oferta gastronómica

30 julio 2020 07:40 | Actualizado a 30 julio 2020 08:55
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El cocinero Frank Ferrero, propietario de la Fonda de Margalef, acaba de publicar su primer poemario, Sexo, amor, y otras cosas del comer, donde propone un viaje de unión entre la gastronomía, el romance y los placeres carnales. Este sábado presentará su libro en el restaurante Balandra de Tarragona con un curioso maridaje de música y cocina, recitando algunos de sus poemas acompañado de Vladi, saxofonista y arreglista musical y Xavi de la Torre, guitarrista de flamenco, todo ello unido al menú de Xavi Veciana, chef del Balandra. Esta original velada empezará a las 20.30 horas y tiene un precio de 50 euros, que incluye el menú, el libro y el recital.

¿Por qué ha decidido estos temas para su primer poemario?

Porque cuando te enamoras, pierdes el hambre y después de tener sexo con las personas que quieres (o no), vas a la nevera. La gastronomía es el hilo conductor de todo esto. En realidad es amor en sí misma, cocinar para los demás es un acto de amor no implícito.

¿Es el sexo un tema que ya se puede llevar a la mesa o sigue siendo incómodo?

Es algo incómodo y es tabú aún. De hecho, en este poemario no encontrarás sexo explícito como tal. Pero sí que es verdad que encuentras reticencia en ciertos lectores porque esté la palabra sexo en la portada de un libro. Quiero recordar que en el siglo XV en Francia se utilizaba un tipo de métrica que era el blason, y hay uno muy curioso que es el blason du con, donde especifica y describe perfectamente una vagina, desde los labios hasta las sensaciones que experimenta uno al tener sexo. Estamos hablando del siglo XV, y que aún a día de hoy nos ruboricemos un poco es, cuanto menos, curioso. Parece que esta sociedad no evoluciona mucho en algunas cosas.

¿Es la poesía el mejor medio para hablar del placer?

Creo que es un gran canal para hablar del placer, hay otros seguramente, pero a mi personalmente me embelesa escribir. Es ese momento de intimidad en el que fluyes, estás tú con el papel (o el ordenador) y sacas todo. Sea a modo de terapia o a modo de explayarse, pero es un momento mágico.

¿Por qué ha decidido hacer así la presentación de su libro?

Como decía soy cocinero y a la vez estoy con la escritura, tengo en marcha dos novelas y otro poemario. Quería unificar las dos vertientes de cocina y poesía. Esta es una presentación atípica porque es un recital poético musical, acompañado de Vladi y Xavi de la Torre. Juntos conseguimos un recital ecléctico de los poemas y la música, todo unido al menú que hace Xavi Veciana en el restaurante Balandra. Xavi es un buen amigo de gran sensibilidad que hará posible que podamos comernos esa poesía. Esta siempre ha sido una idea que me ha rondado con varios amigos, poesía comestible, y al final creo que lo vamos a conseguir. De hecho tenemos planificada una gira por toda España haciendo este maridaje.

Si tuviera que elegir, ¿se queda con la comida, el amor o el sexo?

Yo soy cocinero, y tengo muchos clientes de cierta edad que sienten el mismo placer con la comida que el que se puede tener con los otros dos. Basándome en su experiencia me quedaría con la gastronomía, porque siempre obtienes placer, independientemente de tu estado físico o emocional.

¿Como surge este primer poemario?

La verdad es que la poesía y yo nos encontramos por casualidad. Estaba escribiendo una novela en la que uno de los protagonistas es poeta. A raíz de esto me puse a investigar y a escribir poesía y descubrí un mundo maravilloso. Entonces he querido empezar en la poesía como lo hice en la cocina, en su momento aprendí a hacer un sofrito y desde ahí llegas a crear un plato elaborado, con la poesía me ha pasado igual, aprendes las métricas y con constancia vas creando poemas. En cosa de un año tenía 500 poemas acumulados. Lo que hay en este libro son los primeros que escribí, ahora tengo cosas más elaboradas.

¿Dejaría la cocina si fuera sostenible como escritor?

No se puede dejar nunca la cocina, pero sí que lo racionaría, haciendo cosas más puntuales. Este trabajo es una esclavitud que te obliga a estar cada día al pie del cañón pendiente de quién viene a comer y qué te pide. Es un rollo sadomasoquista. Provoca placer y te esclaviza a la vez. Creo que todos los cocineros somos muy espartanos y nos gusta el sufrimiento aunque los disfrutamos. Pero sí, me apetece delegar un poco la cocina en escribir.

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