Colombia, el tortuoso camino hacia una paz duradera

El fotoperiodista Javier Sulé expone la realidad del país latinoamericano en el Patio de Jaume I del Ayuntamiento de Tarragona

18 diciembre 2019 18:54 | Actualizado a 20 diciembre 2019 10:13
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Colòmbia, desaprendre la guerra, aprendre la pau es la exposición que preside hasta este domingo el Patio de Jaume I del Ayuntamiento de Tarragona, un recorrido del fotoperiodista Javier Sulé por los últimos años del país latinoamericano, siempre sangrante.

Una muestra que es optimista en su concepción. «Geográfica y culturalmente, Colombia es una maravilla. Pero también tiene un grado de corrupción muy alto, así como una clase política y unas élites muy indolentes. De tal forma que la violencia no cesa, no acaban de conseguir salir de ella», destaca Javier Sulé. 

El profesional, que habla de «país soñado», inicia el recorrido justamente por esos ocho millones de víctimas en décadas de conflicto armado, a los que le siguen la resistencia, los acuerdos de paz, la transición de los guerrilleros a la vida civil, la búsqueda de los desaparecidos o la reparación y la justicia.

Imágenes impactantes todas ellas que son trocitos de vida, en su mayoría atravesadas de forma dramática por la guerra.

«He trabajado sobre todo el empoderamiento de las víctimas», cuenta Javier. «Esas personas que han sufrido pero que salen adelante, que resisten, que luchan por sus derechos y los defienden. Hay muchos, especialmente las mujeres que, como dicen allí, son muy berracas».

La muestra, un canto optimista a pesar de todo, se puede visitar hasta este domingo

En este sentido, destaca la Ruta Pacífica de las Mujeres por la que año tras año miles de colombianas cogían las carreteras hasta llegar a las zonas en conflicto, donde nadie más se atrevía a ir, para visibilizar los efectos que la guerra tenía en las mujeres. «Me impactó muchísimo», explica. 

Pero, ¿qué es lo que ha salido mal en los famosos acuerdos de paz avalados internacionalmente? «Muchas cosas», responde. «Muchas personas continúan viviendo realidades de guerra. Y aunque en cada proceso de paz ya se sabe que la violencia repunta en un momento dado, no se pensaba que tendría la dimensión a la que ha llegado». 

Una de las cifras más escalofriantes es la de los líderes sociales asesinados tras la firma de los acuerdos. Más de 500 muertes. «Muchas de estas víctimas han intentado implementar la sustitución de cultivos de coca por otras producciones. Es uno de los puntos de los acuerdos de paz. Pero a mucha gente, como a los actores armados, no les interesa, quieren continuar con su modus vivendi». 

El dolor de los desaparecidos
Asimismo, otro de los puntos candentes que no se ha resuelto es el tránsito de la vida armada a la civil, «un camino difícil  porque la desaparición de las FARC no significa la llegada de la paz. De hecho, hay otras dos guerrillas que todavía operan y el paramilitarismo, que siempre se reconvierte.

No obstante, se hacen esfuerzos. Hay una Comisión de la Verdad y la búsqueda de las personas desaparecidas, que se calculan en unas 80.000. Para ellos, al contrario de lo que pasó aquí, es muy importante que esta herida se cierre».

A pesar de todo, de la reincorporación a las armas de un 10% de los guerrilleros, del narco que todo lo infecta o del incumplimiento de los acuerdos de paz por parte del Gobierno, los colombianos, aunque escépticos y un poco frustrados, no pierden la esperanza. Un anhelo que también se ve reflejado en la exposición de Sulé, quien no ha podido dejar de reflejar la selección del país. «Dicen que el fútbol es lo único que une a los colombianos», asegura.

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