¿Cómo vivían los bomberos romanos?

El Circ Romà fue el escenario escogido para simular el cuartel de los bomberos romanos hace 2.000 años. La recreación estuvo a cargo del grupo tarraconense de reconstrucción histórica Thaleia.

19 mayo 2017 22:52 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:09
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Qvintvs Fabivs Severvs es un exmiembro del excubitorium cohors vigiles –el primer cuerpo de bomberos de Roma–. Y también fue la persona que, ayer, enseñó y explicó a los espectadores de Tarraco Viva cómo vivían los bomberos hace 2.000 años en el cuartel. Como no podía ser de otra manera, el emperador Augusto fue quien buscó una solución para evitar y prevenir incendios. El hambre, la crisis y una mala cosecha eran responsables del traslado de los ciudadanos de la periferia a la ciudad. Muchas de estas personas vivían en casas muy pequeñas, sin ninguna comodidad y sin agua caliente –se llamaban insulae–. Para poder cocinar, los habitantes hacían su propio fuego. Pero un pequeño descuido podía provocar una desgracia. Esta es la razón por la que se creó el cuerpo de bomberos.

La recreación tuvo como escenario el Circ Romà y las voltes características del espacio desempeñaban a la perfección la función de habitaciones. El espectáculo fue representado por el grupo tarraconense de reconstrucción histórica Thaleia. El cuerpo de bomberos de la época romana no sólo se encargaba de apagar fuegos; también velaba por la seguridad de los ciudadanos, persiguiendo ladrones, y hacía las funciones propias de la policía de hoy en día. Dentro del cuartel, los vigiles disponían de un espacio de culto, en el que celebraban rituales para que Genius –ángel guardián– les protegiera. Además, los miembros del cuerpo eran unos privilegiados: disponían de letrinas sin tener que salir del cuartel.

Los primeros bomberos eran esclavos. Cuando llevaban seis años prestando servicio en el cuerpo conseguían la libertad, y seis años más tarde ya se convertían en ciudadanos. Pero sólo 26 años después, los bomberos podían gozar de una manutención vitalicia a cargo del emperador.

En una habitación aparte y un tanto oscura, se encontraba trabajando el hombre que se encargaba de tener en buenas condiciones las herramientas necesarias para el servicio de bomberos. Destacaba su agrio carácter y su aparente profesionalidad. El bombero mostró al público presente –tratado como un grupo de bárbaros– algunos de los instrumentos y herramientas. Desde una adolebra, que es una especie de hacha, pasando por las típicas cuerdas que utilizaban para escalar fachadas, hasta cubiertas de lana, que servían para apaciguar el fuego. El toque de humor llegó cuando el bombero aseguró que también utilizaban esponjas bañadas en agua, para combatir el calor.

Como si de una casualidad se tratara, el cuartel improvisado estaba viviendo una jornada de provatio –una serie de pruebas de acceso para que los aspirantes puedan entrar en el cuerpo–. Dos eran los aspirantes que, bajo la mirada atenta de todos los presentes, lucharon para conseguir su meta. Había pruebas de esfuerzo físico y otras de inteligencia. Para entrar en el excubitorium cohors vigiles era necesario saber latín y derecho romano.

Un grupo abundante de estudiantes de la URV de arqueología acudió a la recreación. «Es una manera original de explicar la historia», comentaban fascinados. Mercedes Tubilla, presidenta de Thaleia, destacó «el trabajo de documentación histórica previo a la elaboración de los guiones».

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