Competencia feroz entre colegios por captar más alumnos

Centros escolares concertados, privados e incluso públicos de la provinica despliegan sus recursos en marketing, desde puertas abiertas a anuncios. Hay voces a favor y en contra

21 abril 2019 12:43 | Actualizado a 21 abril 2019 15:31
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Puertas abiertas con los padres paseando en las aulas mientras se hace clase, un correo a un centro de Tarragona invitando a los profesores a hacer un curso de marketing escolar y anuncios en prensa, radio y televisión para seducir a las familias con un único objetivo: que su hijo, un target codiciado en tiempos de natalidad que cae en picado, se preinscriba y, finalmente, vaya a ese centro. 

La competencia entre colegios, incluso públicos, por mantener o incrementar su alumnado se ha disparado desde hace dos años y en especial en esta época de preinscripción. Los centros despliegan todos sus recursos en mercadotecnia para dar a conocer su oferta y su plan educativo. 

Jean-Marc Segarra, director territorial de Ensenyament en Tarragona, admite la tendencia: «Lo veo por los anuncios. Hace tiempo que se hace pero quizás exista más ahora. Creo que lo hace más la concertada que la pública. No es ni bueno ni malo». La clave es el decreto de autonomía de centros que se aprobó en su momento. «Es importante recordar que hay autonomía y que si un centro considera hacer publicidad, se tiene que respetar. Los proyectos educativos cada vez están más vivos y muchos centros se adaptan a la realidad. Hay un cambio de paradigma, la educación se renueva. Lo que es bueno es exigir transparencia», aporta Segarra. 

«Es un acercamiento»

El máximo representante de la Generalitat en educación en Tarragona cree que «responde a un acercamiento de los centros a la ciudadanía», más que a la bajada de natalidad, que existe pero que «de momento sólo está afectando a P-3», cuenta Segarra. Josep Queraltó, director de la Escola Torrefota y representante de los directores de Primaria en Tarragona, también ha notado ese incremento de competencia, que relativiza: «Pasa en todos los aspectos de la vida. Nos movemos por la propaganda. No es positivo entrar en una dinámica de competencia, pero lo más importante es que tenemos colegios que pueden ofrecer un buen servicio. Lo relevante es ofrecer calidad». 

Queraltó reconoce que «no me gusta demasiado que haya campañas de marketing» y cree que la prioridad es incrementar el trabajo de innovación y en red. «Como centro tienes más margen pero está claro que el trabajo de competencia entre colegios no nos lleva a ningún sitio. La clave es que todos los centros estamos trabajando bien. No tengo duda». 

Para algunos, esta carrera por ganar alumnos es un signo de los tiempos que responde a la evolución. «Vivimos un renacer del colegio. Ya no es como antes. Los padres jóvenes tienen cada vez más información, son más sensibles, las familias son más críticas, tienen más cultura y se informan antes de seleccionar», dice un trabajador del ámbito de Ensenyament en Tarragona. «De entrada, es algo bueno, porque el colegio es un escaparate que se abre, que se enseña para que la gente pueda formarse una idea más ajustada de lo que hay. Todo puede llevarse al extremo negativo, pero para mí no lo hay», añade. 

Pero hay, en el otro extremo, posturas mucho más críticas, que recelan de este boom del marketing alrededor de los proyectos educativos. Lluís Pallejà, representante de Fapac en Tarragona, aboga por, de alguna manera, regular los ofrecimientos que se hacen a los padres durante la preinscripción: «Se están haciendo campañas publicitarias y eso va muy relacionado con los recursos que un colegio puede tener. Creo que los centros no tendrían que entrar en conflicto y deberían tener la oportunidad de mostrarse en igualdad de condiciones». 

Pallejà apuesta por un «espacio uniforme de exposición, en el que los recursos no fueran determinantes» para que «haya un filtro de la solidaridad entre centros». El representante de las ampas considera que también la concertada, por pertenecer a la red, debería someterse a esos procesos para que, de alguna forma, la información se reparta equitativamente: «Hay coles que ponen en marcha toda una maquinaria educativa para conseguir más matrícula. También se aseguran una tipología de alumno concreta. Desde hace dos años está bajando la matrícula y es necesario llegar a un mínimo de alumnos». 

Los sindicatos son plenamente contrarios. «Nos lleva a un escenario peligroso. La relación entre colegios debería ser de colaboración porque los proyectos educativos no son nunca aislados. La presión competitiva entre centros hace muy difícil mantener estos trabajos de coordinación y cooperación», como indica Joel Fernández desde CCOO. 

Fernández es contundente y constata los riesgos de que los recursos dependan en exceso de la matriculación: «Que los colegios entren en una dinámica de vender el producto mercantiliza la educación y eso es directamente negativo. Haría falta un reparto equitativo de estudiantes. Se utiliza únicamente el criterio del número de alumnos para los recursos y temen perder la dotación». Joel Fernández cree que «es bueno que los centros puedan decidir cosas» pero que las «políticas tienen que depender de la administración». 

«Va en aumento y es un error»

Josep Maria Cartanyà, portavoz de USTEC-STEs en Tarragona, también es crítico: «Todo viene del decreto de autonomía. De alguna manera, ha servido para llegar a este marketing. Un ejemplo es la  Escola Nova 21. ¿De dónde sale? La Fundació Bofill decide que hay centros innovadores y a partir de ahí, hacen de formadores de otros que se quieren incorporar». 

Para Cartanyà, esta evolución es «una especie de privatización de la pública», y añade: «Va en aumento y es un error. Antes la lucha estaba entre pública y concertada, pero ahora la pública también ha entrado en eso». «La crisis de la natalidad puede agravar la situación, porque hay menos matrícula pero creo que es algo más de fondo, más estructural», apunta. 

Maria del Mar Pàmies, profesora de marketing en la URV, cree que todo responde a un ejercicio de demanda de más datos y referencias: «No hablaría tanto de marketing como de hacer llegar más información de lo que hace el centro, de cara a los padres, para que tengan más elementos de análisis». Pàmies extrae cuestiones positivas: «La gente está ahora más informada, tiene una visión más general y la decisión siempre está más valorada y pensada». 

 
 

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