Condenado a un año de prisión por circular sin luces y de noche por la autovía A-27

El condenado también condujo a 190 kilómetros por hora por la A-7

15 junio 2017 18:57 | Actualizado a 16 junio 2017 05:09
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Estuvo a punto de atropellar a un peatón, condujo a 190 kilómetros por la autovía A-7 y finalmente circuló con las luces apagadas de noche por la A-27. El Juzgado de lo Penal número 3 de Tarragona condenó al hombre a un año de prisión y a la retirada del carnet de conducir durante un año y medio. Una decisión que ahora ha sido avalada por la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Tarragona, que ha rechazado el recurso de apelación que había presentado el procesado tras la sentencia inicial. 

Los hechos se remontan a las 00.30 horas del 6 de julio del año pasado. El acusado, de nacionalidad marroquí, conducía su vehículo BMW M6 por la Rambla Ponent de Campclar. A causa de como conducía, una patrulla de la Guàrdia Urbana le dio el alto, activando las señales luminosas y sacando un agente el brazo del coche policial para indicarle que parase.
El acusado hizo caso omiso a las indicaciones de los agentes e inició su huida, dando un fuerte acelerón al vehículo. Ello ocasionó un gran ruido por su potencia, que supera los 500 caballos. Hizo saltar a un peatón hacia la acera cuando pasaba por un paso de peatones, para a continuación irse por la calle Riu Anoia a gran velocidad. 

En su huida por el barrio de Bonavista, el acusado obligó a otro vehículo a apartarse para evitar una colisión entre ambos en un adelantamiento imprudente. Posteriormente, el procesado decidió incorporarse a la autovía A-7 dirección Barcelona, adelantando en pleno carril de aceleración por la derecha a otros vehículos, quienes tuvieron que apartarse a la izquierda para no ser embestidos. Todo ello a una velocidad que rondaba los 190 km/h.

En la misma vía, en un tramo  en obras con velocidad limitada a 60, el acusado circuló por el arcén derecho, haciendo que al menos un vehículo tuviera que sobrepasar la delimitación de conos –que impedía la utilización del carril izquierdo de la A-7– para evitar una colisión. Posteriormente abandonó dicha autovía para incorporarse a la A-27 sentido Tarragona.

En un tramo sin luces artificiales, el acusado apagó toda luz de su vehículo, momento en que los agentes ya no pudieron seguirle. Al cabo de unos cinco o diez minutos, el vehículo fue localizado en la gasolinera situada en el cruce de las calles Reial y Pere Martell de Tarragona.

En su recurso de apelación, el acusado aseguraba que no habían pruebas de que él condujera el vehículo, propiedad de su padre. Afirmaba que mientras cenaba en un restaurante en compañía de terceros prestó su vehículo a un conocido para que lo probara. Los magistrados reconocen que los testimonios de los agentes no son miméticos entre sí. Recuerdan que los guardias vieron al acusado, aunque fuera brevemente y que después lo hallaron al volante cuando lo localizaron en la gasolinera. Además, la sentencia de apelación recalca que el acusado no facilitó ni nombre ni dato identificativo de la persona a la que supuestamente le dejó el vehículo.

Por otra parte, el acusado aseguraba que la conducción no comprometió en ningún momento la seguridad del tráfico. Pero los magistrados lo rechazan y recuerdan el relato facilitado por los agentes de la Guàrdia Urbana, que describieron la conducción del acusado.

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