Condenado a un año de prisión por robar un aparato de rayos X

Un hombre ha sido condenado a un año de prisión por haber entrado a robar en una clínica dental de Torreforta donde, entre otros objetos, se apoderó de un aparato para realizar radiografías. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona le ha apreciado la atenuante de politoxicomanía crónica. 
En este robo participaron dos jóvenes, uno de los cuales ya fue condenado en su día. El ahora procesado no pudo ser juzgado ya que no se le encontró.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del 18 de marzo de 2010 en una clínica dental situada en la calle Prades de Torreforta. Los ladrones forzaron la puerta metálica y fracturaron los cristales del escaparate. Una vez en el interior sustrajeron un maletín, que contenía un ordenador portátil y un aparato para hacer radiografías.

El botín fue recuperado por los Mossos, que persiguieron a los sospechosos hasta que finalmente lograron alcanzarlos y detenerlos. Los daños causados en el establecimiento fueron tasados en 2.924 euros, que fueron pagados por la compañía de seguros.

Al día siguiente, los sospechosos pasaron a disposición judicial y fueron puestos en libertad, con obligación de comparecer los día 1 y 15 de cada mes. Durante varios meses de dicho año fueron infructuosos para localizar al ahora procesado, por lo que el 25 de septiembre de dicho año se puso en rebeldía. El joven fue finalmente localizado y detenido el 18 de marzo de 2015.

De nuevo en rebeldía

Cuando la causa estaba ya preparada para ser juzgada, no se volvió a localizar al sospechoso, siendo declarado de nuevo en rebeldía el día 4 de mayo de 2016. 
El acusado está diagnosticado de esquizofrenia y dependencia de drogas desde la adolescencia, si bien en el momento de los hechos no presentaba signos de descompensación de su patología.

Inicialmente, el Juzgado de los Penal 2 de Tarragona lo condenó a indemnizar a la compañía de seguros con 2.924 euros. Pero la Audiencia lo revoca y asegura que puede reclamar dicho importe por la vía civil. En el recurso de apelación, el procesado aseguró que no había pruebas directas contra él y que la condena se basó en las declaraciones de los tres agentes de los Mossos d’Esquadra y en la propietaria de la clínica.