Cribaje masivo en el mercado de Bonavista a las puertas de Navidad

Soy de València y este año no podré ver a mi familia, pero al menos si puedo estar con mi hermana me gustaría pensar que estoy bien». Es el motivo que condujo a Mar al «hospital de campaña» que ayer por la mañana se montó en el parking del mercado de Bonavista, para hacerse el test de antígenos.

Era la primera ocasión en la que el Departament de Salut montaba una instalación de estas características en los barrios de Ponent, y la respuesta fue masiva. A las diez de la mañana todo estaba preparado y empezaba a formarse la larga cola. Protecció Civil y Creu Roja apoyaban en la logística de una instalación, que consistía en una primera carpa en la que se registraban los datos y se hacía la petición de la prueba. Acto seguido, se pasaba a una segunda carpa con cuatro puntos de extracción de las muestras y en el que, en menos de cinco minutos, los participantes habían superado el mal momento en el que les metían el palillo por la nariz. Ni dolor, ni pinchadas ni nada. Tan solo la sensación de moqueo y alguna lágrima en los ojos por la desagradable prueba que «no es garantía de que la persona no tenga el coronavirus, pero al menos nos permite detectar aquellos casos en los que hay una elevada carga viral», afirmaba el director de los Serveis Territorials de Salut, Ramon Descàrrega. Es un mensaje en el que insistía el personal de Creu Roja, entre aquellos vecinos que se habían sometido al cribaje. Y es que, a las puertas de la Navidad, los expertos insisten en que el test de antígenos no es la solución para relajarse de cara a los posibles encuentros familiares.

Pese a ello, muchos de los participantes reconocían que la proximidad de estas fechas estaba detrás de la motivación que les llevó a hacerse el test. «Como viene la familia, queremos tener una tranquilidad. Sobre todo de cara a los abuelos», decía Ana Sánchez. Hacía la cola acompañado de su hermano, Diego. Ambos vecinos de Bonavista y con el compromiso de que, independientemente de los resultados, van a seguir tomando todas las medidas para evitar contagiarse. «Sabemos que no es garantía de nada y que tendremos que seguir con la mascarilla o que lo puedes coger mañana, pero al menos hoy confiamos en lo que nos digan», apuntaban.

Descàrrega afirmaba que la acción en el mercado de Bonavista responde a la estrategia de cribajes masivos que se ha impulsado en las últimas dos semanas desde el Departament de Salut. La primera fase se cubrió a través de los puntos fijos ubicados en el Hotel Salut de Tarragona y el CAP Sant Pere de Reus. Esta segunda fase se hace a partir de unidades móviles, que instalan en zonas de gran afluencia como el mercadillo de los domingos. «Pensamos que sería una forma que, de acuerdo con la evolución de la pandemia, nos permitiría llegar a una gente que a lo mejor de forma propia no iría al hotel», explicaba Descàrrega.

El objetivo es captar a nuevos perfiles de población que estarían dentro de los positivos asintomáticos con una elevada carga viral. Por el momento no está planificada ninguna intervención más de estas características. Sin embargo, dependerá de la evolución de los datos y de cómo se comporte la pandemia. No obstante, esto permitió que algunas personas que hasta el momento no se habían hecho la prueba, ayer tuvieran la oportunidad. Es el caso de Mònica Riu y Mònica Osuna, ambas vecinas de Bonavista. «Debemos aprovecharlo, porque ahora mismo ir al CAP no es fácil», decían.

Pasadas unas horas, los participantes recibían un SMS con el resultado o podían consultarlo a través de La Meva Salut. Tan solo los positivos recibían una llamada telefónica que servía para poner en marcha el protocolo establecido. Tan solo hubo un caso entre los 472 tests que se hicieron en cuatro horas.