«Cuando falla la luz, que es cada dos por tres, solo puedo pensar hacia dónde correr»

Los tarraconenses suspenden el alumbrado público y un recorrido demuestra las grandes diferencias entre zonas. El Ayuntamiento apela a la ciudadanía para detectar las averías

01 febrero 2020 19:50 | Actualizado a 17 febrero 2020 12:14
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Un grupo de tres jóvenes, dos chicos y una chica, aparece por la calle Vapor. Cuando les preguntamos qué opinión tienen sobre el alumbrado de la zona la primera que salta es ella: «Cuando falla la luz, que es cada dos por tres, esto es la boca del lobo. Solo puedo pensar hacia dónde correr. Tampoco podría escapar por las escaleras mecánicas porque a las once las apagan», reconoce.

Se llama Esmeralda, tiene 19 años, y asegura que, quien vive en la Part Baixa, teme cualquier inclemencia meteorológica porque puede dejar la calle sin luz.

Se despide recomendándonos que tengamos cuidado, que aún con luz hay zonas donde no verías a alguien aparecer.

Un cuatro sobre diez

El alumbrado es de los servicios públicos que no llegaron al aprobado en la encuesta ciudadana que realizó el Diari de Tarragona en diciembre del año pasado para evaluar el estado de los servicios públicos. En la misma participaron un total de 9.234 personas, logrando casi 30.000 visitas a la página web desde 15.000 dispositivos diferentes.

Ver y ser vistos, clave en la idea de seguridad

Marta Fonseca es arquitecta y miembro del Col·lectiu Punt 6, una cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas, expertas en incorporar la perspectiva de género en la planificación de las ciudades. Ha estado en dos oportunidades en Tarragona guiando marchas de mujeres por el centro y en Campclar.

Aunque no fue de los aspectos peor valorados de la consulta, obtuvo 4 puntos sobre 10. Entre los votantes, un 27,44% le otorgó una valoración de «nada satisfactorio» –un cero– al alumbrado de las calles, mientras que un 33,39% lo valoró con un «poco satisfactorio» o, lo que es lo mismo, una nota de tres. Por contra, un 39,17% aprobó el servicio.

Soluciones alternativas

En una caminata por el barrio descubrimos porqué Esmeralda nos instaba a tener cuidado. A pesar de que solo son las 10 de la noche, apenas no nos cruzamos con nadie. Caminamos detrás de un joven y se da la vuelta, sobresaltado, al escuchar pasos.

En la calle Smith, como en muchas otras del barrio, solo hay farolas a un lado, así que del otro la iluminación empeora. Nos topamos de frente con Lucía, de 63 años. Explica que trabaja a turnos y que pasar por aquí le da miedo, especialmente cuando llega a casa y todavía no ha amanecido. Coincide en que la luz falla con demasiada frecuencia. «Mejorar el alumbrado seguro que ayudaría a mejorar la sensación de seguridad», opina.

Una de las curiosidades nos la encontramos en una callejuela que da a la calle Apodaca. A las farolas municipales se suma una línea continua de fluorescentes a lo largo de toda la pared. Las han colocado los de la pizzería que hace esquina. Las pusieron en verano cuando tenían terraza y ahora las siguen encendiendo «porque la gente no ve».

En el recorrido por el Barri del Port apenas detectamos farolas estropeadas, pero Carme Puig, presidenta de la asociación de vecinos, explica que el problema es que en muchos casos la iluminación es insuficiente o la tapan los árboles. Pero la gran queja, sin duda, es que cuando llueve las calles se quedan sin luz durante días. «Las instalaciones están obsoletas», asegura.

La luz va por barrios

Nada más llegar a la calle Unión y, después, a la Rambla Nova, la iluminación gana puntos. No obstante, los vecinos de esta zona tampoco están satisfechos, como apunta Nuria Sabat, de la asociación Tarragona Centre. Explica que hace unos años les hablaron de la posibilidad de instalar luminarias que cambiaran de intensidad en función de si pasaban viandantes o no, pero no volvieron a tener noticias.

Seguimos camino de la Part Alta y la intensidad de la iluminación, cuando dejamos la Plaça de la Font o el Carrer Major, comienza a disminuir.

Mar, Olga y Elisabeth, que acaban de salir de una casa en el Carrer de la Destral, creen que la Part Alta se está quedando «en un barrio de postal de día, con unas calles turísticas» pero vacía y con poca luz por la noche. Ellas también creen que mejorar la iluminación mejoraría la seguridad «pero no nos engañemos, tampoco sería la solución mágica».

Igual que pasa en la Part Baixa, Manel Rovira, de la asociación de vecinos de la Part Alta señala que, además de la escasa luz, el gran problema es que cuando llueve se quedan sin servicio; a veces durante días.

Consultados al respecto, desde el Ayuntamiento de Tarragona piden, en primer lugar, la colaboración ciudadana a la hora de reportar las averías «porque aunque se hagan inspecciones continuas, se pueden dar casos en que no se tenga conocimiento de que una farola no funciona. Recuerdan que en la ciudad hay más de 31.500 puntos de luz y que la empresa de mantenimiento, SECE, tiene operarios durante las 24 horas todos los días de la semana.

En lo que se refiere a las causas más frecuentes de incidencias en el alumbrado están las inclemencias meteorológicas (lluvia y viento). Estas «suelen hacer saltar, desconectar, las protecciones diferenciales y magneto-térmicas de los cuadros de control y mando. Señalar que los elementos de protección anteponen la seguridad de las personas ante el funcionamiento de la instalación».

Roedores y orines

También se pueden producir averías por culpa de roedores que se comen los cables, humedades del subsuelo, obras en la vía pública, restauración de fachadas; robos de cableado, manipulaciones indebidas de las instalaciones (conexiones ilegales), vandalismo (apertura de cuadros, rotura de luminarias, etc.) y accidentes de tráfico, entre otros.

Reconocen también que pueden deberse al envejecimiento de los elementos metálicos de las instalaciones, principalmente oxidación de la base de los apoyos a causa de los orines de perro.

En lo que se refiere a la sensación de poca luz de algunas zonas, aseguran que el alumbrado público se va renovando continuamente. En el caso de la Part Baixa, aseguran que el alumbrado se adaptó a la normativa vigente en lo que tiene que ver con la contaminación lumínica de 2010.

Actualmente se encuentra en proceso de renovación el alumbrado de la calle Apodaca, y a continuación se reforzará el de los jardines de la Tabacalera.

Recientemente se ha adjudicado la renovación de las luminarias de todo el barrio de Bonavista y, próximamente, se licitará el alumbrado de la plaza de la Farinera, avenida Torres Jordi y parte del Passeig de l’Independència.

Además de estas intervenciones de renovación, señalan que dentro del mantenimiento se programa y realiza periódicamente el cambio masivo de lámparas y el pintado de los apoyos de las diferentes zonas de la ciudad. Del mismo modo, se sustituyen automáticamente aquellos puntos de luz que pueden presentar algún riesgo por la oxidación, impactos o cualquier otra causa, aseguran.

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