Cuatro crímenes con su particular investigación en Tarragona

Delincuencia. Las cuatro muertes violentas de 2017 están cerradas policialmente. Así se resolvieron

 

 

16 junio 2018 16:05 | Actualizado a 19 junio 2018 18:27
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Una mujer apuñalada en 32 ocasiones por su expareja posiblemente por celos. Un crimen relacionado con droga. Un hombre que mata a otro en Vilanova i la Geltrú y después a otro en Miami Platja, para tirotear días después a dos policías en Gavà. Y un hombre que contrató a un amigo para matar a su suegro. Son las cuatro muertes violentas que hubo el año pasado en el Camp de Tarragona, cada una de ellas con su historia particular, investigadas por los agentes adscritos al Àrea d’Investigació Criminal (AIC). Hay un quinto caso, con un cadáver por medio, pero se desconoce si se trata de un crimen. Son los huesos hallados en un saco en el fondo de un barranco de Miami Platja. Los Mossos también investigaron la muerte de un paciente en coma en el hospital Joan XXIII que falleció asfixiado.

El inspector Francesc Moragas, responsable del AIC del Camp de Tarragona, reconoce que cada crimen tiene su particularidad y su manera de investigar. Uno de los más complejos a los que se enfrentaron el año pasado fue el ocurrido en Miami Platja, que después se vio que estaba relacionado con uno ocurrido días antes en Vilanova i la Geltrú y posteriormente con un tiroteo con policías locales en Gavà.

A una vecina de la avenida de València le extrañó que la puerta de la vivienda donde vivía su amigo Miguel llevara dos días abierta.  Sobre las ocho y media de la mañana del 3 de julio, decidió entrar en la casa. Encontró al hombre muerto en la entrada a la cocina. La mujer llamó al 112 y una patrulla de Mossos se desplazó al lugar. 

Los agentes entraron en el piso y comprobaron que el hombre, de 63 años, estaba muerto. Los agentes del AIC encontraron una vaina del 222, un calibre poco utilizado en España. «Sí en algunas empresas de América», recuerda el mando policial, quien añade que les extrañó porque se trataba de un proyectil de arma larga, normalmente no usada en este tipo de crímenes. Esto hizo disparar todas las alarmas.

Entrar por la ventana

La puerta de la vivienda no estaba forzada. Se trata de una casa familiar y los investigadores determinaron que el autor había accedido a través de la ventana. Un avance importante en la investigación fue relacionar dicho crimen con otro ocurrido el 29 de junio en un bar de Vilanova i la Geltrú. El local estaba cerrado al público, a pesar de ser mediodía, con la calle abarrotada de peatones. Un desconocido, con un arma larga y una mochila, accedió al interior. El cocinero resultó muerto y la propietaria, malherida en el cuello. Se determinó que el arma utilizada era tipo rifle. 

Tras atar cabos entre ambos casos se materializó una reunión en la cuarta planta de la comisaría de Mossos de Campclar entre agentes del AIC del Camp de Tarragona y del área Metropolitana Sud. Se puso cada caso encima de la mesa y no se encontró ninguna relación –aparte del arma– entre los dos crímenes, ni tampoco de familia o de víctimas.

Los investigadores supieron que el hijo de la víctima y el autor habían mantenido una relación durante cuatro años, aunque hacía siete años que la habían dejado, según se supo semanas después. ¿Por qué lo mató? Es una incógnita que todavía no ha sido despejada a día de hoy.

Cambio de hora del funeral

El funeral por la víctima de Miami Platja se preparó para las cuatro de la tarde del 6 de julio en el tanatorio de Gavà, «pero por gestiones previas se pudo hacer a las 12 del mediodía. Y ello posiblemente ayudó a salvar muchas vidas, principalmente de su familia», señala Francesc Moragas.

El pistolero no se enteró del cambio de hora y acudió a las cuatro de la tarde al tanatorio. El personal alertó a la Policía Local. Una patrulla formada por un cabo y un sargento se desplazó al lugar. Fue recibida a tiros procedentes de un rifle deportivo VZ 58 Sporter 222 Remington, similar al AK 47, de fabricación checa. Ambos agentes resultaron gravemente heridos y después murió el sargento –tenía una herida en el cuello–. 

Tras el tiroteo se procedió a un cierre de las carreteras de la zona. En Sitges, una patrulla que hacía un control vio pasar al sospechoso y éste intentó atropellarlos, por lo que le dispararon. El delincuente resultó herido y se inició una persecución. Finalmente, abandonó el coche en un camino forestal de Canyelles.

En aquellos momentos, la identidad del sospechoso era todavía una incógnita. Se logró averiguar por parte de los agentes de Tarragona a través de la matrícula del coche. Finalmente, con la ayuda de un helicóptero, se consiguió detener al sospechoso en medio de un tupido bosque. 

Precisamente el estado mental le ha evitado su ingreso en prisión y ha sido absuelto por trastorno mental del asesinato del policía de Gavà. En cambio, estará internado en un centro psiquiátrico durante un máximo de 40 años. Se supone que pasará lo mismo con los otros crímenes, que se instruyen en otros juzgados.

En Salou

También difícil de investigar, aunque la resolución no tardó tanto en llegar, fue la muerte de un ciudadano senegalés en la calle Carles Buïgas de Salou a las ocho de la mañana del 31 de julio. La víctima, al parecer, discutió con tres jóvenes y uno de ellos lo agredió. «A los tres segundos cayó fulminado al suelo, muerto», señala el inspector. 

El grupo agresor se marchó rápidamente del lugar en el vehículo de uno de ellos. Los investigadores comenzaron a mirar las grabaciones de las cámaras que tiene el Ayuntamiento en la calle, pero no se podía identificar a los autores. También se pidieron las de los locales de la zona. Y a partir de aquí se pudo ir tirando del hilo. Mientras, dos médicos forenses practicaron la autopsia al cadáver. Pero los resultados no fueron concluyentes y no desvelaron incógnitas sobre la causa de la muerte. Por ello, se tuvo que esperar a la analítica que desveló que la agresión no había sido la causa de la muerte de este ciudadano senegalés.

«Tardamos cinco días en identificar a los autores. Sólo teníamos la cara de alguno de ellos», asegura el inspector. Comenzaron a buscar a un joven con una camiseta blanca con letras azules. Posteriormente, los investigadores lograron determinar el vehículo en el que habían huido los agresores, un Citroën Xsara propiedad de una de las personas posteriormente detenidas. Este dato resultó clave para poder identificar a los sospechosos

Pero localizarlos fue más difícil, porque se escondieron e incluso no iban ni a trabajar. Los propios locales de ocio de la zona, sin saberlo, dificultaron la detención. Al parecer, tienen un grupo de WhatsApp y se alertaron entre ellos de la identidad de los autores para que no les dejaran entrar. Y ello llegó a oídas de los sospechosos, por lo que se escondieron todavía más.

Finalmente, el 16 de agosto los agentes detuvieron en Valls a dos de los sospechosos del grupo. Uno tiene 34 años y es el autor del puñetazo; el otro tiene 23 años y es el dueño del vehículo. Un tercero, de nacionalidad marroquí, huyó a su país. 

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