Danzas y cánticos para afrontar la muerte

Cinco agrupaciones de Catalunya, Murcia, País Vasco y Comunidad Valenciana ofrecen un repertorio en la Plaça de les Cols en el marco de la 34ª edición de la Mostra de Folklore Viu

19 mayo 2017 18:08 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:12
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La Plaça de les Cols (Santiago Rusiñol) parecía por unas horas que había anulado la alegría fiestera de los actos de Santa Tecla por la solemnidad y recogimiento de los eventos de la Semana Santa tarraconense. «De la Mort a la Glòria» es el nombre mediante el cual el Esbart Santa Tecla ha construido esta edición de la Mostra de Folklore Viu, que ha llegado a la 34ª edición. La entidad tarraconense celebra este 2016 los 25 años del Retaule de Santa Tecla y por esta razón tiene el honor de organizar esta Mostra, uno de los referentes del programa de la fiesta mayor.

Y aunque la muerte es un concepto de solemnidad, tristeza y temor, el repertorio musical ofrecido en una Plaça de les Cols a rebosar –desde primera hora de la tarde– buscaba ensalzar este paso de la vida a la muerte con la alegría y la esperanza de encontrar un futuro mejor lejos de este valle de lágrimas y donde la esperanza combate la tristeza de este final ineludible.

Itinerarios y lucimiento

Antes del pase de lucimiento en la plaza, cada agrupación había actuado en diferentes itinerarios por la Part Alta. Los primeros en salir a Les Cols fueron los Auroros o Aurora Santecrucense de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario, de Santa Cruz, Murcia. Continuaron el Ball de la Mort de la Selva del Camp; la Dansa del Velatori de Xàtiva de la Agrupació Folklórica El Millars, de Castellón; la Dansa de la Mort de la Confraria de la Bona Mort de Manresa y finalmente la actuación de la Oinkari Dantza Taldea, que ofrecieron una kaxarranka encima de un ataúd que terminó siendo la agrupación más ovacionada de la tarde por su baile tan singular.

Las actuaciones, aplaudidas y seguidas por infinidad de tarraconenses, no pudieron ser contempladas desde todos los puntos de la plaza por su singular orografía. La pendiente de la plaza impedía a las últimas filas poder disfrutar de los bailes y alguno del público sugería que una plataforma para la ocasión hubiera permitido disfrutar mucho mejor de cada una de las actuaciones.

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