¿Deben abrir más discotecas en la Part Alta?

Análisis. El debate sobre el centro histórico está abierto. Los empresarios piden que no se cierre la puerta al ocio nocturno. Los vecinos se oponen

04 mayo 2018 09:05 | Actualizado a 04 mayo 2018 09:08
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El ocio nocturno no está resuelto en la ciudad, y la Associació d’Empresaris de Tarragona defiende que éste debe impulsarse desde la Part Alta. La entidad, que se constituyó hace un año, hacía ayer su segunda comparecencia de prensa para defender que el Ayuntamiento de Tarragona no puede prohibir la apertura de nuevas discotecas y bares musicales en el núcleo histórico. Así lo contempla el Pla Especial de la Part Alta, aprobado de forma inicial en el pleno del mes de marzo, y que cierra la puerta definitivamente a la apertura de nuevos locales de ocio nocturno.

El colectivo defiende que «en lugar de prohibir» la administración local tiene que «regular» y que, en todo caso, deben explorarse nuevas opciones. «El descanso vecinal debe prevalecer y tienen que buscarse los mecanismos para que así sea, pero vamos a buscar soluciones, ¿por qué no se crea un cuerpo de la Guardia Urbana de barrio?», argumentaba el presidente de esta entidad, Sebastià Cabré.

Los empresarios argumentaron que en un contexto en el que «la ciudad está cambiando del modelo industrial a turístico», los visitantes «deben tener actividades por hacer». Defendieron que el ocio funciona «por concentración» y que, por tanto, tiene que completarse la oferta de restauración existente. «La gente quiere salir a cenar y a tomar una copa. Si fallas volverá a pasar lo de hace treinta años, que la gente tendrá que coger el coche para ir a Salou o Reus», apuntó el responsable del Grupo Tòtem, Cristian Compte.

La comparecencia del colectivo de empresarios llega cuando este fin de semana aparecieron varias quejas en las redes sociales de vecinos de la calle Major, que denunciaban que algunos clientes de la discoteca Bloomsbury se habían meado en la calle. 

Las quejas se han incrementado desde que a finales del año pasado éste cambió de propietarios y pasó de pub a discoteca, con permiso para abrir hasta las 6 de la madrugada. Los vecinos más próximos se quejan de las conversaciones fuertes cuando los clientes están fumando en la calle y de los gritos por la madrugada. 

La calle Major, junto con el tramo final de la Baixada de Misericòrdia y el de L’Enrajolat, son algunos de los principales puntos conflictivos. Para la plataforma Farts de Soroll, los empresarios «están demostrando empatía cero con los vecinos, a la vez que están demostrando que tan solo piensan en sus bolsillos». 

Este colectivo denuncia que la convivencia en el barrio «cada vez es más dificultosa» ya que son más frecuentes las muestras de «incivismo gratuito». Andreu Ximenis es uno de sus portavoces y lamenta que se esté defendiendo incrementar la oferta de ocio nocturno «pensando en los turistas». «Todo va encarado pensando en hacer un barrio para el turismo y que los vecinos tengan que irse», defiende. 

Tampoco el presidente de la Associació de Veins de la Part Alta, Manel Rovira, es favorable a ampliar la oferta de establecimientos de ocio nocturno. Además, Rovira asegura que cualquier intento de abrir este debate «es estéril». «Me hace gracia, porque, como no pongan una discoteca en el Ayuntamiento, no hay un local vacío de más de diez metros cuadrados».

El debate sobre el modelo de Part Alta se está evitando y hace mucho tiempo que está irrumpiendo por todas partes. La peatonalización, el cierre de comercios tradicionales, la oferta de bares y restaurantes, la ocupación de la vía pública y los límites de las terrazas, los pisos turísticos, el estado de los inmuebles y un largo etcétera de temas, que deben afrontarse en un momento en que ésta es la principal atracción de los turistas y año tras año se vienen encadenando nuevos récords en materia turística. 

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