Denuncian falta de mantenimiento en el estanque de los Juegos

El lago del Anillo Mediterráneo sigue sin embarcaciones tres años después de la cita deportiva

20 julio 2021 18:30 | Actualizado a 21 julio 2021 05:29
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Anna Martí vive en Sant Salvador y ayer era la primera vez que visitaba el Anillo Mediterráneo, aprovechando que tenía que ponerse la vacuna. «¡Guau! No me imaginaba que hubiera este lago en medio de la civilización. Es precioso, aunque quizás estaría bien conservarlo más y mejor», decía Martí. El lago tenía la misión de ser el atractivo más destacado del Anillo. Sin embargo, tres años después de los Juegos Mediterráneos el estanque sigue sin un uso lúdico. Además, los vecinos y usuarios denuncian la falta de mantenimiento y de limpieza del lugar. Un ejemplo es el embarcadero del estanque, que lleva más de dos años cerrado al público, por problemas en la estructura.

Cuando se proyectó el recinto, la previsión era que el Anillo se pareciera al Parque del Retiro de Madrid, con embarcadero y barquitos recorriendo el lago también. Incluso el gobierno socialista había iniciado los trámites para licitar el servicio de embarcaciones. Pero nada más lejos de la realidad. Tres años después de su puesta en marcha, el único atractivo del lago son los patos, cuidados por los niños de los barrios de Ponent.

Este lago se diseñó para recoger las aguas pluviales de ese punto de la ciudad, donde siempre ha habido problemas de inundabilidad. Además, esta agua sirve para regar la vegetación del complejo. El lago tiene un calado máximo de 1,40 metros y un mínimo de 0,70. Cumple la función de depósito de agua.

El aspecto del entorno del lago ha mejorado en los últimos días. Los servicios del Ayuntamiento han limpiado los plásticos que había por el lugar y han cortado los juncos que obstaculizaban la visión de lo altos que llegaban a ser.

Lo que todavía no se ha solucionado es el estado del embarcadero, lleno de agujeros y de cagadas de pájaros. Fuentes municipales aseguran que el acceso está cerrado, a la espera de que pueda repararse de una vez por todas. El muelle está hecho de un plástico sintético que simula madera. Justo en esta pasarela era donde estaba previsto el alquiler de embarcaciones.

El Anillo Mediterráneo en general, y la zona del lago en concreto, han sido víctimas del incivismo de la ciudadanía. Prueba de ello es el estado de los paneles informativos que hay en el mirador del estanque. Apenas se puede leer lo que pone.

El reclamo: los patos

David López, vecino de Campclar, va dos o tres veces por semana al Anillo, para acompañar a su nieta. Concretamente se acercan al lago, donde la pequeña saca la bolsa de pan para darles de comer a los patos. Este es el principal reclamo del lugar, sin ninguna duda. «El espacio deja mucho que desear. Sí que es verdad que riegan, que podan, pero los plásticos no los recogen, por norma general», dice López, quien añade que «falta mantenimiento, esto está dejado de la mano de Dios». López reconoce también que el vandalismo por parte de grupos de jóvenes también es el responsable del estado del recinto. «Los agujeros en el muelle están hechos con piedras. Así se divierten...», dice López, quien asegura haber sido testigo de cómo han roto la valla perimetral de las instalaciones para acceder a su interior.

Otro usuario del lugar, el joven Pablo Antonio Roselló, visita casi cada día el Anillo y lo recorre con su patinete eléctrico. «La verdad es que se podría explotar más la parte del estanque, tiene salida», dice Roselló.

Menos dura es la opinión de la Associació Campclar Zona Esportiva. Su presidenta, Martina Roncero, asegura que en los últimos días se ha arreglado la zona, cortando los juncos, regando y limpiando. Además, Roncero apuesta por darle un uso lúdico al espacio, aunque reconoce que «quizás no es el mejor momento, en medio de una pandemia». La líder vecinal destaca lo que ha significado el Anillo Mediterráneo para todos los barrios de Ponent. «Aquí venimos siempre, a todas horas. A caminar, en bici, en patinete o a hacer un picnic. Por la tarde se pone lleno a reventar», dice Roncero.

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