«Desde 2008 que estoy batallando para que se haga algo. Esto es cancerígeno»

Vecinos de una nave abandonada del Serrallo muestran su preocupación por una nave con el tejado de uralita que se ha deteriorado. El Ayuntamiento ha interpuesto tres multas

08 junio 2021 17:30 | Actualizado a 09 junio 2021 04:33
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Un colectivo de vecinos de la calle Espinach y Callao del barrio del Serrallo denuncian su malestar a causa de una antigua fábrica, que desde hace muchos años permanece abandonada. Está ubicada en la parte de atrás del barrio marinero, en la zona junto a la vía del tren y, además de la presencia de palomas y ratas, lo que genera más inquietud es que el tejado de la nave es de uralita, que se ha deteriorado notablemente en los últimos años, por lo que temen que puede suponer un riesgo por la salud, a causa del amianto.

«Desde el año 2008 que estoy batallando para que se haga algo. Esto es cancerígeno, porque tal y como pueden ver está todo roto y cuando hace viento se levanta y sale todo desparramado», lamenta Angelina Pastó. La parte de atrás de la vivienda de esta vecina de la calle Espinach está situada a escasos metros del inmueble en cuestión. Desde su balcón puede ver los agujeros que hay en el tejado y que son motivo de preocupación.

Este material está prohibido en España desde diciembre de 2002. La normativa afectaba a los materiales que ya estaban instalados y que, por tanto, están permitidos hasta el final de su vida útil. Pero, ¿cómo se puede calcular la vida útil del amianto? Según varios expertos, cuando la uralita está en buenas condiciones de conservación, el riesgo de desprendimiento de fibras es poco probable, por lo que no comporta en sí mismo un riesgo para la salud. El problema está en el grado de deterioro de la uralita, ya que cuando se rompe o se desgasta puede suponer una expansión de la contaminación que, en caso de una exposición continua, puede traducirse en problemas respiratorios y enfermedades graves.

«Yo lo tengo todo tapado y aún, pero esto es lo que estamos respirando todos los días», sigue explicando Pastó. Esta vecina vive en el barrio desde el año 2006, la nave ya estaba abandonada. Algunos serrallenses aseguran que hace más de cuarenta años desde que cesó su actividad. Esta se dedicaba a las conservas de anchoas y sardinas de lata. Se conocía como la fábrica de Conservas Vidal y, según explican algunos residentes, en su momento trabajaron unas quince o veinte personas.

Desde la calle no pueden verse las instalaciones, que están completamente abandonadas. El acceso era por la calle Callao y la propiedad la heredaron los sobrinos de una familia, que también tendría algunos de los edificios adyacentes. Precisamente, a escasos metros de la antigua nave hay otro edificio abandonado, como es la antigua fábrica de hielo La Salvadora, ubicado en el número 3-5 de Espinach.

Angelina Pastó afirma que «estoy preocupada». «No sabemos si esto nos perjudica los pulmones o no», añade. Y esta inquietud ha hecho que cada vez que hay una reunión de la Associació de Veïns del Serrallo insista en la necesidad de exigir una solución. «Siempre está lleno de ratas y no tenemos ni idea de como está por dentro, porque hace unos años que lo limpiaron todo pero supongo que volverá a estar igual», afirma Carme Rioné.

El pasado sábado el presidente de la Associació de Veïns del Serrallo, David Martín, fue a verlo y ahora asegura que «pediré una reunión con el Ayuntamiento para ver si alguien se lo puede mirar y podemos hacer alguna cosa». No obstante, la administración local ya es conocedora del estado de deterioro de la nave. Según informa, en el año 2019 se abrió un expediente, lo que ha supuesto la interposición de tres multas coercitivas, impuestas por decreto de 31 de mayo de 2021.

Desde el departamento de Disciplina Urbanística, se asegura que hasta el momento «el propietario no ha dado cumplimiento a las diferentes ordenes emitidas». A través de estas se solicitó la retirada del material de los cierres de las aperturas con un peligro de desprendimiento. Asimismo, se pidió a los dueños que realizaran un cierre «efectivo» de las aperturas en mal estado o «cualquier otra medida que garantice la seguridad de las personas en tanto que no se lleve a cabo la reconstrucción del edificio».

El Ayuntamiento asegura que ha dado un nuevo plazo de un mes para hacer afectivas las medidas, de lo contrario ya avanza que impondrá una cuarta multa coercitiva por valor de 3.000 euros. En el caso de las tres anteriores, la primera fue de 300 euros, la segunda de 1.000 y la tercera de 3.000. Finalmente, la administración local avanza que «si a pesar de ello sigue sin cumplir, incluiremos la finca en los expedientes pendientes de ejecución subsidiaria».

Algunos de los vecinos defienden que ahora que se han anunciado las primeras medidas, de cara a la peatonalización del Serrallo, los terrenos que ocupa la vieja nave podrían acondicionarse para acoger un aparcamiento. Estos opinan que podría buscarse una fórmula, para montar una estructura con un par de alturas, de forma que los residentes pudieran alquilar una de las plazas, o de cara a la gente que va a comer en los restaurantes del barrio marinero.

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