Dídac Nadal: 'Si Ricomà nos pide entrar en el gobierno de Tarragona, lo haremos'

«Acuerdo en cinco minutos» «Si quieren que ayudemos en alguna área porque les faltan manos, diremos que sí. La discrepancia con la Budellera no es incompatible para gestionar el día a día»

24 enero 2020 19:10 | Actualizado a 16 febrero 2020 16:27
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Pese a estar formalmente en la oposición, Junts per Tarragona preside desde el pasado mes de junio la compañía que gestiona las ferias y mercados municipales, Espimsa. En esta entrevista, Dídac Nadal abre por primera vez la puerta a negociar con el alcalde Pau Ricomà (ERC) una incorporación de los neoconvergentes al gobierno de la Plaça de la Font.

¿Junts per Tarragona está en el gobierno o en la oposición?

En la oposición.

Pero preside la empresa del Mercat Central y apoya al ejecutivo de Ricomà. Es una situación curiosa.

Digámoslo de otra forma. Por definición, estamos en la oposición. Hicimos una apuesta para que el gobierno del señor Ballesteros (PSC) no volviera a hacerse extensivo, por lo que hemos apoyado la investidura del alcalde Ricomà y sus presupuestos. Siempre que haya una propuesta interesante por parte del gobierno, la apoyaremos, pero esto es hacer política de tarragonisme puro. Sin ir más lejos, hace poco votamos en contra del plan de Ten Brinke.

Y con la Budellera se desmarcaron del gobierno.

Sí, exacto. Votamos en concordancia con lo que dijimos en la campaña electoral. No nos hemos desviado ni un solo milímetro.

Avalaron un incremento de la presión fiscal pese a que prometieron bajarla.

Quizás tiene razón, pero nos encontramos aprobado un plan estratégico del agua de la época Ballesteros que comportaba un aumento de la tarifa. Si queremos hacer cosas para la ciudad debemos tener un presupuesto que responda a las necesidades.

¿Por qué apoyó el incremento de la plusvalía? No está ligada a ninguna inversión.

No es un tributo fijo, ni se paga con carácter anual. Es un impuesto que, en ningún caso, comporta una cantidad extremadamente alta y que, además, se satisface cuando uno tiene un ingreso económico. Además, en Tarragona está mucho más bajo que en Lleida, Girona o Barcelona.

El concejal Fortuny lo justifica porque afirma que «había carta blanca con la especulación».

En ningún caso este impuesto controlará la especulación inmobiliaria, sino que reajustará el presupuesto municipal.

¿Qué nota le pondría a los siete meses del gobierno Ricomà?

Una de buena. Ha estado con la gente, que esto era muy importante en esta ciudad. Tampoco debe olvidarse que, en estos siete meses, le han pasado cosas que muy difícilmente suceden, como lo de Miasa, las dificultades en el suministro de agua, el último accidente químico, los problemas ferroviarios, el Amfiteatre... Son problemas de calibre.

¿Los ha afrontado bien?

De una manera notable, rigurosa y seria.

Habla tan bien del alcalde que parece que quiera votarle en las próximas elecciones.

¿Tan bien hablo de él? Lo que ha pasado en Tarragona es especialmente significativo. Piense que tuvimos diez años sin actualizar los planes de seguridad y de emergencias, que habla de la formación de la ciudadanía en estas circunstancias.

¿Está preparada Tarragona para una emergencia química?

Estoy insatisfecho con las diferentes respuestas. Hubo la mejor de las voluntades, pero en base a un análisis técnico le diré que debemos partir de cero. Nos falta un nuevo ente que tenga las competencias de seguridad.

¿Debe recuperarse el Plaseqta y que la toma de decisiones se ejerza desde el territorio?

No tanto esto, sino que si tenemos una agencia de seguridad nuclear, seguramente debemos contar con una agencia de seguridad química. Este ente, de forma permanente, debe vigilar y supervisar los parques químicos y tener preparada la respuesta.

¿Quién debería formarlo?

El liderazgo debe ser de la Generalitat, con técnicos expertos en la materia y con un papel mucho más protagonista por parte del territorio. Debe creerse que la formación a la ciudadanía es vital y urgente.

¿Somos conscientes del peligro que entraña la industria química?

Sí, como lo es la gente de San Francisco sobre la posibilidad de terremotos. El accidente del otro día no puede repetirse nunca. Debemos empezar de cero.

Pues se ha aprobado un nuevo barrio en Ponent.

Y sobre este plan, el debate no fue sobre seguridad química. Merecemos la agencia nuclear. Y, más allá de las sirenas, aplicar los mensajes por teléfono en estas situaciones.

¿Y quién no tenga teléfono?

¿Cuánta gente hay ahora en el Mercat sin uno? El otro día en la manifestación éramos 500, y no sé si había nadie sin uno. El aviso por teléfono no sustituiría a las sirenas.

¿Debe cambiarse el modelo productivo de la ciudad?

No creo. Hay muchas empresas que tienen unos elevados estándares de seguridad. Generan riqueza al territorio, con 7.000 ó 8.000 empleos directos.

¿En qué debe mejorar Ricomà?

En muchas cosas, como cuestiones domésticos. Debería haber tomado más decisiones para que la gente perciba el cambio.

¿No se percibe?

Cuando a uno le hacen director general de una empresa, lo primero que tiene que hacer es cambiar los muebles de su antecesor.

Ricomà cambió el cuadro de Felipe VI.

(Ríe). Esto lo hemos notado nosotros, pero no la ciudadanía. ¡Los New Jerseys deberían estar ya fuera de la Rambla!

Ustedes no hicieron demasiado ruido para los presupuestos.

Igual hubiera sido más potente votar en contra, pero nuestro grupo apoyó la investidura de Ricomà. Hacer lo contrario habría sido menospreciar lo que hicimos, a pesar de que nosotros habríamos dado, como mínimo, diez pasos más hacia adelante.

¿Por ejemplo?

En limpieza, en seguridad... Convertiríamos cada una de las marquesinas de la EMT en una exposición de arte local, o el espacio de la estación de buses. También lo abriríamos todo mucho más a la ciudadanía, o seríamos más incisivos con la Casa de la Festa o el local de los Xiquets. Nuestra apuesta es mucho más potente.

¿A qué se refiere?

La apuesta de Ricomà es más descafeinada. Seríamos más valientes, él es más prudente.

¿Qué le parece el pacto con la CUP? La estabilidad del gobierno depende de modificativos de crédito.

El acuerdo está bien, ya que el presupuesto no dependerá de la venta de patrimonio.

¿JxTGN estará en las reuniones bimensuales entre ERC y CUP?

Nosotros nos reunimos casi cada día con el gobierno local. Nos llamamos, hablamos, nos vemos constantemente...

¿Descarta entrar en el gobierno antes de 2023?

No, para nada.

¿Por qué?

Si el gobierno local nos dice que para la ciudad lo mejor sería que les ayudáramos en alguna área, probablemente diremos que sí.

En junio, antes de la investidura, usted lo descartó porque estaban los Comuns.

Dijimos que no seríamos un problema para facilitar una alternativa a Ballesteros. Si el Diablo me dijera que faltan manos y colaboración para tirar hacia adelante la ciudad, también le diría que sí.

¿Se ve gobernando con Ricomà?

No, pero si me lo pidiera tardaría cinco minutos en decirle que sí.

¿Pese a discrepar sobre la Budellera?

¿Y qué importa?

La planificación urbanística es una materia muy importante en una ciudad.

¿Es incompatible para tirar hacia adelante el día a día de la ciudad?

¿La Budellera, pues, no sería una condición ‘sine qua non’ para pactar?

Es que igual el impedimento lo tenemos en Mas d’en Sorder... ¿Por qué quieren que la cohesión con Ponent sea con pisos pese a la proximidad con la química?

¿Se hará la Budellera?

Esa zona no forma parte de la Anella Verda. Es necesaria para llevar servicios a Llevant.

Usted dijo que el gobierno «no tiene ni idea» de urbanismo.

Sí. Xavier Puig es doctor en sociología, no experto urbanístico.

¿Falta un gerente urbanístico?

Sí. Hablamos de un campo muy técnico y complejo. Los políticos debemos sacar nuestras sucias manos del urbanismo.

Usted fichó un gerente para Espimsa que cobra 68.000 euros. ¿Qué le parece que el de Turisme ingrese 94.000?

El nuestro es el gerente que menos cobra del Ayuntamiento. Damos ejemplo.

Cobra la mitad que el anterior. ¿Cómo valora el trabajo de Prunor?

Levantó una empresa pequeña que ahora gestiona dos mercados, el mercadillo de Bonavista y dos parkings. Ahora bien, no es bueno que las personas estemos demasiado tiempo en cargos públicos.

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