Dieta Mediterránea, la dieta con superpoderes para luchar contra el cambio climático.

10 diciembre 2019 08:09 | Actualizado a 10 diciembre 2019 16:20
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¿Realmente te has preguntado qué puedes hacer para cambiar las cosas? ¿Eres de los que piensan en global y actúan en local? O, más bien piensas que los grandes problemas de la humanidad ya los resolverán otros y tú vas tirando pa’lante sin cuestionarte grandes cosas…

Este artículo es interesante para los primeros, los que además de tener conciencia, actúan.

Resulta que el 97% de los científicos ya aceptan que el cambio climático es una realidad y que vamos directos a cargarnos la tierra. Ya casi nadie lo niega. El hombre y la huella que está dejando en el planeta empieza a ser evidente hasta para los más escépticos. En esta situación, la dieta Mediterránea, un conjunto de alimentos que tiene más de 2000 años de historia, se ha erigido como una de las mejores armas para que cada uno de nosotros podamos combatir estos graves problemas que afectan al mundo. No puede ser tan fácil… ¿o sí?

De los romanos nos llega el legado físico de las famosas ánforas que contenían, aceite y vino, destinadas a surtir las bacanales que celebraban hasta la extenuación. Si a ello le sumamos el pan y otros alimentos como las verduras, las frutas, los frutos secos junto con cantidades lógicas de carne y pescado, tenemos ya definida la dieta mediterránea. Reconocida en el año 2013 como patrimonio inmaterial mundial por la UNESCO y que se ha erigido como un remedio contra la epidemia de los procesados y ultra procesados que actualmente nos asaltan.

Dieta Mediterránea y salud, algo conocido y más que demostrado.

La dieta Mediterránea se califica de forma reiterada como una de las más sanas. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud en su informe de septiembre de 2018 ha constatado que este tipo de dieta está directamente asociada con una menor tasa de mortalidad gracias a sus efectos en la prevención de enfermedades cardiovasculares, enfermedades cognitivas, diabetes del tipo 2 o el cáncer. Ya en el año 1993 la Harvard Business School introdujo la pirámide de la dieta mediterránea como guía para familiarizar a la gente con las comidas más típicas de los países que bordean el Mediterráneo. En concreto, destacó ciertos tipos de alimentos típicos de lugares como Creta, Grecia o el sur de Italia durante la mitad del siglo XX. Esos países en aquella época tenían unos bajos niveles de enfermedades crónicas y una esperanza de vida muy larga a pesar de tener una atención sanitaria más bien pobre.

El nombre de dieta Mediterránea se le otorgó en el año 1975, cuando los científicos americanos Ancel Keys y Margaret Haney demostraron que esa dieta era más saludable que la dieta americana media muy afectada por los infartos como importante causa de muerte.

Podríamos estar citando estudios de todo tipo que abundan en ese sentido: la dieta Mediterránea es buena para nuestra salud y la de nuestros hijos y mayores.

Dieta Mediterránea y su verdadero poder.

Hasta aquí, los efectos positivos en nuestra salud de la dieta Mediterránea, es algo que, en parte, ya conocíamos. Pero hay más cosas. La dieta Mediterránea es un estilo de vida que empieza en la producción de los alimentos. Durante siglos hemos producido los alimentos de una forma determinada, ese conocimiento se ha transmitido generación a generación, las cosechas, la pesca, la conservación de los productos, su elaboración y la forma compartida de consumirlos. La dieta Mediterránea entendida como un todo fomenta la producción local y la biodiversidad. Pero vivimos en tiempos en los que en los países ricos, es posible consumir de todo en cualquier época del año.

El sistema de distribución moderno de alimentación, dominado mundialmente por 5 grandes grupos empresariales, instrumentaliza el planeta y los recursos de la humanidad para producir de todo, todo el año. Esta situación de enfocar la alimentación como un negocio que enriquece sólo a unos pocos está creando muchos y graves problemas.

Por un lado, ya se cuentan 40 millones de niños menores de 5 años y más de 2000 millones de adultos con sobrepeso. La cifra va aumentando cada día. La obesidad es una nueva pandemia global que afecta en la salud a los que la padecen, con enfermedades crónicas, mortalidad infantil, menor esperanza de vida…y también afecta a todo el sistema sanitario que tiene que luchar contra el creciente número de población enferma.

La producción industrial de alimentos, en la mayoría de ocasiones, provoca un uso de los recursos de la naturaleza: tierra, agua…insufrible e insostenible para que, al final, un 30% de los alimentos se derrochen. Los centros de distribución moderna como son los supermercados se constituyen como la maquinaria perfecta y engrasada para que compremos lo que los que controlan el sistema de alimentación quieren y en las cantidades que ellos decidan.

Ante esta situación, ya hay voces muy autorizadas como la del Director General de la FAO José Graziano da Silva que recomiendan volver al sentido común e intentar, con nuestro consumo familiar, elegir un sistema alimentario sostenible. A nosotros nos corresponde recuperar en nuestro día a día la dieta Mediterránea. No podemos perder en una generación una herencia de miles de años donde está nuestro ADN cultural y de nuestro entorno.

Llegados a este punto, muchos piensan que como van a hacer eso, que no tienen tiempo, que la comida sana es más cara…Pero lo cierto es que poner de nuestra parte y consumir productos sanos es muy fácil. Centrémonos en lo local. Con ello consumiremos alimentos que se han producido más cerca, ayudando a distribuir la riqueza también en aquellos productores locales. Alimentos de temporada que están en su momento de consumo óptimo, evitando consumir productos que vienen de otras latitudes.

De acuerdo, lo tengo claro…¿cómo lo hago?

Una vez nos concienciamos, tenemos que actuar. Aquí es donde en nuestro ser individual nos debatimos entre lo más práctico (somos unos comodones) y lo mejor para nosotros. Preferimos consumir horas de nuestro tiempo viendo series o Instagram que pensando en qué es lo mejor para que mi familia coma. Eso es así. Por eso queremos dejar las cosas muy claras, para no tener excusas:

 

1.- Por un lado las recomendaciones que dicta la Organización Mundial de la Salud sobre lo que tienes que comer tú y tu familia son estas:

400 g o cinco porciones de frutas y verduras.

Incluye verduras en todas tus comidas.

Como tentempiés: frutas y verduras crudas.

Come frutas y verduras de temporada.

 

Grasas

Cocina al vapor o hierve, en vez de freír

Substituye la mantequilla por el aceite de oliva virgen extra.

Productos lácteos, mejor sin nata.

Limita el consumo de alimentos horneados o fritos y de alimentos envasados que contengan grasas trans (rosquillas, tartas, tortas, galletas, bizcochos…)

 

Sal, sodio y potasio

Casi todo el mundo consume demasiado sodio por la sal y lo combina con poca ingesta de potasio…Esta relación es sinónimo de hipertensión arterial. Si mundialmente redujéramos el consumo de sal a menos de 5 g diarios, se podría prevenir 1,7 millones de muertes al año. No sólo hablamos de sal pura. Cualquier alimento procesado lleva muchísima sal: caldos, carnes procesadas, queso, pan…

Así:

Limitar la sal al cocinar.

No poner sal o salsas ricas en sodio en la mesa.

No consumir tentempiés salados.

 

Azúcar

Eliminar bebidas o alimentos con azúcar (aperitivos, bebidas azucaradas, refrescos, todas aquellas bebidas procesadas).

Comer como tentempiés frutas y verduras crudas en vez de productos azucarados.

 

2.- ¿Cómo cumplir con esas recomendaciones y seguir una dieta Mediterránea con alimentos locales?

No es nada fácil llegar a este nivel…Somos conscientes de que hay que cambiar, sabemos lo que es bueno y lo que es malo…pero, ¿cómo lo encontramos? Para los que vivimos aquí lo tenemos un poco más fácil. Contamos con los mercados. Donde nuestras madres y nuestras abuelas han comprado históricamente. Allí puedes encontrar productos frescos de temporada.

Puedes preguntar al propietario del puesto que te explique de donde viene su producto y escoger en consecuencia. Puedes preguntarle sobre la mejor manera de hacer una receta.

Además de que exista una nueva manera de producir alimentos de forma industrial, la respuesta también está en nuestra mano. Y una de las soluciones está en los mercados. Introduce una compra de mercado al mes y empezarás a seguir la dieta mediterránea, comprar de forma sostenible producto local y de temporada y redistribuyendo la riqueza. Justo lo que hacían nuestras madres y abuelas…Precisamente lo que están empezando a recomendar tanto la ONU como la OMS. A veces las soluciones las tenemos delante mismo de nosotros…

A todos nos gustan los mercados…Ya te hemos dado más motivos para recuperarlos…Más sobre mercado, recetas y productos frescos de calidad en: tgn.almercat.cat

 

 

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