Diseñan en la URV un dispositivo más rápido y económico para tratar el cáncer

La investigación ha salido del Departament de Química Física i Inorgànica de la URV y podría ponerse a prueba antes de fin de año

22 julio 2017 17:59 | Actualizado a 22 julio 2017 18:05
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Los enfermos que padecen un cáncer necesitan un seguimiento continuo para conocer cómo evoluciona el tratamiento que se les aplica. Normalmente éste se hace a través de biopsias, un sistema que requiere de un tiempo para conocerse los resultados. Sin embargo, ahora se ha desarrollado un mecanismo mucho más rápido y económico a partir de un simple análisis de sangre.

El sistema ha surgido de los laboratorios de la Universitat Rovira i Virgili (URV), en concreto del Departamento de Químia Física i Inorgànica y detrás está Eric Pedrol, que está a punto de culminar de esta forma su programa de doctorado. Además de este departamento, otros dos grupos de investigación han participado en el proyecto como son el que dirige el investigador Icrea, Ramón Álvarez, y el Departamento de Oncología del Hospital Universitario HM de Torrelodones.

Pedrol es Físico y completó sus estudios con un Máster en Fotónica. En su doctorado en la URV ha realizado su investigación en la línea de Fotónica y Microflurídica. Su trabajo ha consistido en el desarrollo de un dispositivo en el que se inyecta la sangre de una persona que ha desarrollado un tumor y puede conocerse si se ha generado una metástasis que pueda inducir a nuevos tumores. 

Informa del estado de evolución de la enfermedad, mejorando la eficiencia

Consiste en una conducción del orden de micras, de forma que, cuando se inyecte un líquido, en este caso la muestra de sangre, pueda leerse la información que ésta contiene. «La sangre es receptora de todos los procesos vitales. Cuando se propaga un proceso cancerígeno contiene las células que se mueren, por lo que  si sabemos leer esta información podemos conocer la evolución de la enfermedad», explica Francesc Díaz, catedrático en Física Aplicada de la URV y director de la tesis junto con Jaume Masons.

Dos puntos de examen
Tras la extracción sanguínea, se hace una preparación de la muestra. Por ello, se pone un aditivo, que multiplica la señal que se recibe, ayudando a resaltar las células muertas que fluyen, haciéndolas más visibles. A través de un sistema de conductas se procede a la interrogación. Se hace a través de un mecanismo óptico, constituido por dos fibras, de forma que pueden analizarse las células y se cuentan separadamente las cancerígenas y las que no lo son. Esto informa del estado de evolución de la enfermedad, mejorando la eficiencia del tratamiento y el diagnóstico del cáncer.

El sistema evita que los pacientes tengan que recurrir a la cirugía o a la radioactividad. Por eso es un método muy útil para el uso clínico, ya que mejora la calidad de vida de los enfermos que deben someterse constantemente a este tipo de pruebas. «Sobre todo, busca rapidez por si tiene que cambiarse el tratamiento», afirma Eric Pedrol.

Ayuda a identificar la enfermedad con antelación y a hacer un seguimiento de los tumores 

Menos agresivo y más eficaz
El dispositivo puede ser una buena herramienta para definir adecuadamente el estado de salud del paciente. Este instrumento destaca en la lista de métodos de diagnosis porque permite un análisis más rápido, económico, eficaz y poco agresivo. Además, ayuda a identificar la enfermedad con antelación y a hacer un seguimiento de los tumores con resultados más efectivos y con menos toxicidad para el cuerpo de los pacientes.

La fase de experimentación ha concluido. En una primera fase ya se hicieron las pruebas con muestras de ensayo y, posteriormente, con líneas celulares, procedentes de muestras de pacientes. Esta etapa se hizo en colaboración con el Departamento de Oncología Clínica del Hospital Universitario HM Torrelodones. 

Las diagnosis se han hecho con muestras de pacientes que padecen cáncer de mama. Se trata de una primera etapa para que pueda empezar a utilizarse también en otros tipos de cáncer. «Es lo mismo en el resto de casos. Posiblemente deberemos readaptar algunos parámetros, pero en principio es tras ladable», asegura Díaz

Forma parte del trabajo de doctorado del tarraconense Eric Pedrol

En la recta final
La empresa biomédica Medcom Tech se ha encargado de patentar el dispositivo, extendiéndola a prácticamente una decena de países europeos. A partir de ahí, la salida en el mercado ha iniciado la cuenta atrás. «Se está valorando en el hospital de Madrid y a partir de ahí va a hacerse un primer prototipo para que ellos puedan probarlo», describe Francesc Díaz.

Está previsto que antes de fin de año ya esté funcionando en este centro, el cual valorará la operatividad para empezar con el lanzamiento comercial del producto. Al tratarse de un dispositivo, y no de un medicamento, el proceso es mucho más rápido. Por lo que, en poco más de un año su aplicación en los centros médicos ya podría ser una realidad. Un desenlace, después de estos más de tres años de investigación, que Eric Pedrol valora muy positivamente. «Es algo que ayudará a paliar el sufrimiento de las personas y hacer los tratamientos más atractivos», concluye.

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