Dos de los terroristas del 17-A recibieron ayudas sociales de Alcanar

En abril de 2016 el autor del atropello mortal y otro yihadista se empadronaron en el pueblo. El Ayuntamiento les dio ayuda alimenticia. Ellos entregaron el currículum para buscar empleo

07 agosto 2018 20:49 | Actualizado a 11 septiembre 2018 12:37
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Los terroristas que atentaron en Barcelona y Cambrils recibieron ayuda por parte de los servicios sociales mientras se alojaban en el chalet de Alcanar donde tiempo después se fabricaron los explosivos. Recibieron las prestaciones, entre ellas ayuda alimenticia, más de un año antes del 17-A a través del Consell Comarcal del Montsià y del propio ayuntamiento. 

Así consta en una investigación a cargo de la Comissaria General d’Informació de los Mossos d’Esquadra reflejada en el sumario, al que ha podido tener acceso el Diari. En concreto, fueron dos los terroristas que percibieron esas ayudas. Uno de ellos fue Younes Abouyaaqoub, el autor material del atropello en la Rambla de Barcelona que provocó la muerte de 16 personas y que fue abatido después en Subirats.

El otro fue Youssef Aalla, el joven que murió en la explosión de la casa de Alcanar, la noche del 15 de agosto. Esa asistencia por parte de la administración fue revelada por la declaración de una trabajadora social del Consell Comarcal del Montsià, que presta sus servicios al Ayuntamiento de Alcanar. «Por parte del Ayuntamiento, en fecha 24 de mayo de 2016 se les concedió una ayuda alimenticia» a los jóvenes, según se destalla en la investigación del 17-A, a la que se puede tener acceso desde el levantamiento parcial del secreto de sumario que tuvo lugar la semana pasada. 

La relación de las instituciones ebrenses con los dos jóvenes comenzó en abril de 2016. El día 8 de ese mes Younes Abouyaaqoub fue hasta las dependencias del Consell Comarcal del Montsià, para pedir información de los trámites de empadronamiento. 

La visita a la casa
La casa en la que querían empadronarse fue el chalet de la urbanización Montecarlo de Alcanar donde la célula fabricó y almacenó los explosivos para atentar y que acabó saltando por los aires. Sólo tres días después, el día 11, la trabajadora social y una compañera realizaron una «visita a la casa con la intención de comprobar las condiciones de habitabilidad y si cumplía los requisitos mínimos para emitir el informe favorable». Al llegar al domicilio se encontraron también con Youssef Aalla. Así se describe lo que vieron y lo que les resultó llamativo: «Durante la inspección de la vivienda, comprobaron que en el domicilio no había muebles, teniendo sólo un par de mantas y poco más. También les llamó la atención que no hubiera maletas con ropa, viendo solamente en el lugar una bolsa de deporte». 

Allí se produjo un diálogo entre los cuatro. Los jóvenes admitieron que se habían enganchado a la luz del vecino y que con el agua no tenían problema, pues la podían coger de pozos cercanos. Tampoco escondieron que habían entrado de ocupas a la vivienda. Habían encontrado la casa buscando por internet viviendas de bancos que estaban en subasta. Por lo tanto, ya daban a entender que estaban instalados y añadieron que el vecino les estaba dando comida. 

La intención era quedarse un largo tiempo. Su objetivo era empadronarse para que no les expulsaran de la casa, aunque dijeron que «si se tenían que ir por la denuncia del propietario no se opondrían y se largarían sin oponer resistencia». 

Tres meses empadronados
La asistenta social les preguntó si tenían familia en la zona, lo que podía haber sido un factor desencadenante para instalarse. Ellos respondieron que no, que sus allegados estaban en Ripoll pero que sabían que se venían a vivir aquí. Un día después de aquel encuentro en la casa de Alcanar, el 12 de abril, se empadronaron. Estuvieron empadronados únicamente tres meses, ya que el 11 de julio de ese mismo año se dieron de baja, según los datos que constan en los archivos de los servicios sociales. La asistenta sostiene en su declaración que desconocía dónde se empadronaron posteriormente. 

El 24 de mayo de 2016 el Ayuntamiento, durante el tiempo en el que figuraban en el padrón, les dio a los dos jóvenes ayuda alimenticia. En ningún momento, la trabajadora que mantuvo contacto con ellos pudo tener indicios de las actividades delictivas que luego cometerían. En su declaración a los Mossos d’Esquadra, la empleada del Consell Comarcal del Montsià manifestó que los dos jóvenes «eran muy respetuosos y educados y realizaron todas las gestiones que les encargaron». 

Tanto Younes Abouyaaqoub como Youssef Aalla estaban buscando trabajo y por eso entregaron a servicios sociales el currículum vitae para su inserción laboral en la zona. La investigación en el sumario incluye incluso los currículos de ambos. En las fichas adjuntadas, además de los datos personales, aparecen los datos de la formación académica y la experiencia laboral. En el informe, Youssef Aalla decía que su interés profesional era el de ser ayudante de cocina, camarero o pintor y que había repartido su currículum por restaurantes, campings y fábricas. Por su parte, Younes Abouyaaqoub aspiraba a puestos de carretillero y soldador o a algún trabajo de mantenimiento industrial o vinculado a almacenes.

El Consell Comarcal del Montsià, por su parte, sostiene que se siguieron todos los procedimientos establecidos por ley. «Al final, lo que hace el empleado social es trabajar para la Generalitat y seguir el protocolo de la ley de Serveis Socials de 2007», afirman fuentes de la administración comarcal, que defiende: «Hay una legislación y un Departament con unos protocolos de actuación. Evidentemente, no es el cometido de los servicios sociales detectar terroristas. Los trabajadores actuaron tal y como marca la ley». 

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