Dos empresarios copan ocho bares de la Plaça de la Font de Tarragona

Regina Cañellas (Cappuccino) y Alfons Polo (Quattros) dominan los negocios en los dos extremos de la plaza, que se ha convertido en el centro neurálgico de la ciudad

09 octubre 2019 07:30 | Actualizado a 09 octubre 2019 12:46
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Son los amos de la Plaça de la Font. Dos empresarios tarraconenses se han repartido una tercera parte de los locales de restauración de la plaza más concurrida de la ciudad. Son Alfons Polo, del Quattros, y Regina Cañellas, del Cappuccino, quienes protagonizan el oligopolio en el lugar. De los cerca de 25 bares que hay, cuatro son propiedad de Polo y otros cuatro de Cañellas. Ambos aseguran que la clave del éxito es «estar en el negocio todo el tiempo posible». ¿Cuando llegaron a la plaza? ¿Cómo han conseguido conectar con los ciudadanos? El Diari habla con los protagonistas.

Alfons Polo es el propietario del Quattros, uno de los bares de tapas más mítico de la Plaça de la Font. Su carrera profesional empezó hace más de 30 años encargándose de la parte de restauración de un camping de Roda de Berà. Un poco más tarde, la empresa abrió un pequeño hostal-restaurante en Creixell, La Masieta. «Venimos de familia hostelera. Mis padres ya tenían un bar de carretera en Les Borges Blanques», explica Polo, quien reconoce que llegó a la Plaça de la Font por casualidad. «Nos asociamos con uno de los cocineros que teníamos y abrimos un restaurante de tapas en la plaza», relata.

El empresario y su socio se quedaron el antiguo bar El Bandido y también el local donde se vendían productos ecológicos. En 2011, abrió las puertas Quattros. La empresa también se hizo con el local de copas Melic, ubicado justo al lado y que había cerrado unos meses antes. Actualmente, el establecimiento funciona de apoyo al Quattros, pero Polo no descarta recuperar pronto el espacio como local de copas.

Las relaciones con su socio acabaron rompiéndose. Fue entonces cuando montó el Àppats Quattros Restaurant, en la calle Sant Domènech –justo detrás de la Plaça de la Font–. Se trata de un local donde se comen platos más trabajados. Finalmente, el pasado 8 de agosto, Polo abrió su último negocio. Hace unos tres años, el restaurante de comida china Wan de Fu cerró sus puertas. «Me ofrecieron el local y decidí quedármelo. Nos hemos encontrado con muchos obstáculos, pero al final tiró adelante», explica el propietario. Así nació Mixtura Quattros, que se ha especializado en comida de distintos puntos del mundo. En total, la empresa cuenta con unos cincuenta trabajadores repartidos por la plaza.

Ocho en toda la ciudad

Regina Cañellas es la propietaria de otros cuatro locales de restauración del lugar. Hace 25 años llegó a Tarragona y abrió el Caffè di Roma, en la Rambla Nova –actualmente es uno de los Cappuccinos de la arteria principal de la ciudad–. Después se quedó con el local del Regine, también en la Rambla Nova y especializado en tapas.

Hace 15 años aterrizó por primera vez en la Plaça de la Font. Abrió el Cappuccino, donde se sirven desayunos y menús de mediodía. Después se hizo con el Restaurant Fòrum, especializado en pescado, y con la tienda de pollos a l’ast de la misma plaza. Finalmente, el pasado 8 de agosto –coincidiendo con la inauguración de Mixtura Quattros–, Cañellas también celebró la apertura del nuevo restaurante Continental.

«No hubiera ampliado el negocio si mis hijos no trabajaran conmigo», reconoce Cañellas, quien añade que es complicado trabajar en la Plaça de la Font. «La hostelería solo tiene un secreto: estar siempre encima y dedicarle muchas horas», dice la propietaria, quien además también regenta dos locales más en la Rambla. En total, Cañellas cuenta con ocho establecimientos repartidos por la ciudad. Por el momento, el oligopolio de la Plaça de la Font no disgusta ni a la competencia ni a los clientes.

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