Economía ecológica

La actividad del colectivo se mide en ECOs, una anotación contable de los intercambios de productos y servicios en función del valor que aportan La asociación surge en plena crisis con el objetivo de ´generar espacios para cultivar relaciones sanas entre el medio ambiente y las personas´ Xarxa ECO de Tarragona, Red de intercambio sostenible

19 mayo 2017 15:59 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:14
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Actualmente, existen más de 2.500 sistemas de intercambio locales alternativos a la moneda formal en países como Austria, Alemania, Estados Unidos, Argentina o España. Tan sólo en Catalunya funcionan alrededor de 30 redes de intercambio que promueven el desarrollo de la actividad autogestionaria en todos los ámbitos de la vida de manera integral. Estas asociaciones se conocen como ECOxarxes y Tarragona también cuenta con una. Se trata de un colectivo que fomenta una economía que esté al servicio de las personas y sea respetuosa con el medioambiente. La red busca dinamizar la vida cultural y la interacción personal y apoya el emprendimiento sostenible y el consumo responsable.

La Xarxa Eco de la ciudad surgió en plena crisis, en el año 2009. La situación económica y social propició que un grupo de personas residentes en Tarragona impulsara esta iniciativa. «La crisis ha dejado patente que el actual sistema favorece relaciones de desequilibrio, de abuso, explotación, exclusión y el aislamiento», declara la comisión de ECOmunicación del colectivo. «De ahí surge la urgencia de generar espacios y tiempos para cultivar relaciones sanas y recíprocas entre el medioambiente y las personas», añade. Hoy en día, la red cuenta con 500 usuarios, entre agricultores, artesanos, comercios y asociaciones, repartidos por la provincia.

Dentro de la entidad, la moneda social tarraconense se conoce como el ECO, una anotación contable de los intercambios de productos y servicios reales en la comunidad. «La moneda convencional está creada en base a la deuda y la parte que corresponde al interés de esta no se emite, por lo que es imposible cubrir el monto de la deuda total, de esta manera crea pobres por defecto», dicen los miembros. Sin embargo, la actividad de la red se basa en el valor que cada individuo aporta, «sin dejar espacio a la especulación y al endeudamiento».

Los intercambios son de todo tipo, de conocimientos, productos y servicios, siempre y cuando se hayan tenido en cuenta criterios ecológicos y sostenibles. Según la comisión, los más habituales son aquellos que cubren necesidades básicas como la alimentación de proximidad, cosmética natural y objetos de segunda mano en buen estado. El caso más curioso que recuerdan sucedió en la pasada edición de La Imaginada. «Una señora, a falta de llevar consigo un objeto para intercambiar, fue a casa e hizo una tortilla de patatas para así trocarla por una pasta de dientes natural sin flúor», explican.

Este modelo económico está respaldado fundamentalmente por la confianza entre sus miembros y por ese motivo, esta se debe cultivar. «La especulación, la usura, la competitividad, la extracción de recursos y la producción insostenible no hacen fácil entender que otro sistema basado en la confianza es posible y no es una utopía», se lamentan desde la red. Del mismo modo, solicitan «una toma de conciencia de las consecuencias de nuestras acciones económicas locales en un ámbito global».

Para este 2017, la Xarxa Eco ha definido tres líneas de acción. En primer lugar, la liberación de espacios públicos, como por ejemplo con el apoyo activo a la plataforma Oppida. En segundo, la presencia en actos públicos, en la Feria de Comercio Justo&Banca Ética o La Imaginada, entre otros. Por último, el fortalecimiento de las relaciones en la economía social y solidaria a través de la participación en el próximo Encuentro Internacional de Monedas Sociales.

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