El 95% de los usuarios de bancos del tiempo busca reforzar lazos sociales

Es una de las conclusiones de una investigación de la URV con 27 de estas entidades y 270 usuarios

19 mayo 2017 18:13 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:09
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Una investigación de la URV ha estudiado los bancos del tiempo del Estado para fijarse en aspectos como la estructura, la gestión y el perfil de los usuarios. El estudio lo ha elaborado la investigadora Eleni Papaoikonomou, del grupo de investigación Societat–Anàlisi Social i Organitzativa, del Departament de Gestió d’Empreses de la URV, junto con la investigadora Carmen Valor, de la Universidad Pontificia Comillas. Los resultados se han publicado en la Revista Internacional de Sociología del CSIC.

A través de 270 cuestionarios a usuarios y de entrevistas en profundidad a los gestores de 27 bancos del tiempo diferentes, han hecho un análisis cuantitativo y cualitativo de estas entidades los resultados obtenidos ponen de manifiesto qué piensan y cómo actúan los miembros y cuáles son los problemas y retos más frecuentes.

El 68,3% de los usuarios son mujeres, el 58,7% tienen entre 30 y 49 años, el 71,2% tienen estudios universitarios y el 59,6% están empleados. El 25% de las personas encuestadas no han hecho ninguna transacción y por lo tanto se las consideraría inactivas.

Relaciones sociales

Un propósito mayoritario entre los usuarios de los diversos bancos del tiempo analizados es la cohesión social. El 95,1% de los encuestados aseguró que las relaciones sociales integradoras son una de sus intenciones. Los motivos pueden ser el sentimiento de pertenencia (59,5%), la responsabilidad social (60,3%), la igualdad (56,2%) o la provisión de recursos y servicios al resto de usuarios (77,7 %).

De hecho, en general los bancos del tiempo los han creado ayuntamientos y gobiernos municipales, asociaciones de vecinos, otras entidades sin ánimo de lucro o asambleas locales de vecinos sin ninguna entidad asociada. Según el estudio, están «orientados a mejorar el tejido social del barrio a través de una estructura que desarrolle relaciones sociales, genere confianza y refuerce los lazos sociales».

Protestar contra el sistema

Otra motivación es la que comparte el 69,4% de los usuarios de los bancos del tiempo: expresarse y mostrar su actitud ante la sociedad actual. Algunos de ellos deciden formar parte como protesta contra el sistema (55,4%) y otros pretenden enseñar al resto a ser responsables (43,8%).

La finalidad política, de toma de acción y reivindicativa no se había considerado hasta ahora en una investigación científica a la hora de analizar el perfil de los usuarios de los bancos del tiempo.

Desequilibrio generalizado

Entre los objetivos de los integrantes de estos mercados alternativos también está la provisión de servicios o productos a la comunidad (77,7%) y, en menor medida (7,4%), la adquisición de recursos. Esta diferencia cuantitativa tan acentuada que marcan los cuestionarios se refleja en el día a día de los bancos del tiempo, lo que ocasiona un desequilibrio generalizado y provoca un mal funcionamiento.

La reciprocidad es la base de estas iniciativas y, por tanto, «el mayor reto que tienen», según la investigadora Eleni Papaoikonomou. La experiencia dice que no existe esta relación recíproca, ya que hay más personas que ofrecen servicios de las que piden. Podríamos decir que hay muchos miembros con horas a su favor (para gastar) y no es adecuado porque genera cierto desencanto y descompensación.

Implantar la tecnología

Tras analizar 27 bancos del tiempo diferentes, las investigadoras llegan a la conclusión de que no existe un modelo generalizado de gestión y funcionamiento de estas iniciativas, ya que lo hace la gente del barrio organizada de maneras muy diversas, ofrecen servicios íntimamente ligados a las personas que participan, valoran las horas y el tiempo de diferentes maneras, controlan los intercambios utilizando diferentes sistemas, pueden dirigirse a sólo un barrio o en toda una ciudad, etc.

En cambio, sí han detectado que, en general, estos bancos no se crean como un espacio de voluntariado, sino que son mercados donde todos pueden ofrecer y pedir lo que necesite. De hecho, según Papaoikonomou «la razón por la que estas entidades nacen es salir de la idea del voluntariado y del altruismo y hacer que todos los miembros, aunque no tengan recursos económicos, puedan sentir que ‘pagan’ los servicios que reciben , sin que sea un acto de caridad».

«Los bancos del tiempo todavía están en modo ‘prueba-error’, ya que les falta superar algunos retos», añade la investigadora, que como ejemplo asegura que es necesario que encuentren la forma para que los usuarios sean más activos y no generen desequilibrio. En este sentido, la pérdida de ilusión provoca que la bolsa de servicios sea inferior y que los usuarios activos reciban negativas y se puedan sentir desmotivados también.

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