El Ayuntamiento de Tarragona adaptará los centros cívicos para que tengan bibliotecas

La crisis ha frenado las inversiones previstas hace años, que preveían un impulso de 20 millones en reformas y nuevos espacios. Por ello, ahora se pretende dar un primer paso

19 mayo 2017 16:52 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:52
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El Ayuntamiento de Tarragona adaptará este año los centros cívicos de la ciudad para que alberguen bibliotecas de proximidad. De esta forma, el Consistorio quiere dar un primer impulso al Pla de Foment de la Lectura que fue aprobado por unanimidad en el pleno municipal del pasado 15 de abril, y que pretende potenciar los centros culturales de la ciudad ante las actuales dificultades económicas para poder cumplir con las previsiones que, en 2010, realizó la Generalitat de Catalunya en el Mapa de Lectura Pública de la ciudad de Tarragona.

En ese documento, elaborado aún por el Tripartit, se indicaba que –hace siete años– la ciudad ya presentaba una situación «muy deficitaria» en oferta bibliotecaria pública. En ese momento, el Govern ya reconocía que el equipamiento central –situado entre las calles Fortuny y Gasòmetre– ya sufría «una grave falta de espacio». Por ello, la planificación a medio plazo preveía llevar a cabo una inversión global de 19,8 millones de euros para poner al día Tarragona en oferta cultural bibliográfica.

Entre las actuaciones a realizar destacaba el traslado de la biblioteca central a la Tabacalera, en una operación que suponía una inversión de 6,3 millones de euros para ocupar dos almacenes de la antigua fábrica tabaquera que darían cabida al fondo de 172.968 piezas y a las 23 personas que trabajan actualmente en el recinto. Esa acción comportaría que el espacio de Gasòmetre se reformara con una actuación de 1,5 millones para convertirse en la biblioteca del centro de la ciudad. Asimismo, el planning preveía remodelar los espacios de Sant Pere i Sant Pau y Torreforta y construir nuevos recintos en Llevant, Campclar y Sant Salvador.


‘Todo sigue igual’


Sin embargo, han pasado los años y «todo sigue igual» según reconoce el Ayuntamiento en un informe que ha elaborado como un primer esbozo de lo que será el Servei Municipal de Lectura Pública que se quiere ejecutar a lo largo de este mismo año y que pretende usar los centros cívicos de la ciudad como espacios bibliotecarios para compensar, en parte, el déficit actual. Estos podrían ser los casos de los espacios situados en los barrios de Bonavista, Sant Salvador y Llevant.

Casos a parte son Torreforta, Part Alta y Sant Pere i Sant Pau. En el primero de ellos, la voluntad municipal es que la bilbioteca deje el centro cívico, que es donde está actualmente en un espacio de 337 metros cuadrados para trasladar el equipamiento a los bajos del Mercat del barrio de Ponent. «Los técnicos lo están estudiando. El centro cívico se ha quedado pequeño y queremos ampliarlo» explica el concejal de Cultura, Josep Maria Prats (Unió). Este espacio cuenta con un fondo de 29.205 piezas y allí trabajan cuatro personas.

Por lo que se refiere a Sant Pere i Sant Pau, el punto de lectura se encuentra en un espacio de 120 metros cuadrados situado en los bajos del edificio Europa y cuenta con un fondo de 10.000 piezas donde únicamente trabaja un técnico auxiliar. «Este emplazamiento es insuficiente para el barrio. Ahora no podemos hacer una gran inversión, pero queremos ampliarlo» explica el edil democristiano.

Finalmente, por lo que se refiere a la Part Alta, este periódico ya avanzó en su edición del pasado jueves que el Consistorio está muy cerca de acordar con el Arquebisbat que la Biblioteca del Seminari amplíe su horario y acoja fondo municipal para ejercer las funciones de espacio bibliográfico de proximidad del Casc Antic. De hecho, se espera que el acuerdo se pueda firmar este mismo mes de enero y que el personal necesario se cubra mediante algún plan de ocupación municipal.


Acuerdo por unanimidad
El documento con el que trabaja el área de Cultura llega a raíz de la moción aprobada en abril a instancias de Unió Democràtica, en la que el Saló de Plens declaró «el carácter prioritario del fomento de la lectura como un elemento formativo básico de la persona» y se recordaba que «desde 1979 sólo se ha construido una biblioteca nueva –la de Torreforta– en 1990».

En el informe que ha elaborado recientemente el área de Cultura se indica, asimismo, que a lo largo de los últimos años el Consistorio «ha renunciado a construir las bibliotecas de Campclar y Sant Pere i Sant Pau» cuando «ya se habían concedido las subvenciones para llevar a cabo el proyecto y las reservas de espacio».

Por ello, ahora la administración municipal impulsará el Servei Municipal de Biblioteques para empezar a generar espacios en la ciudad. Este documento pasará por el pleno municipal y será «una de las prioridades de la concejalía», según indica el edil Josep Maria Prats, quien afirma que espera cerrar «en enero o febrero» la puesta en marcha de este servicio que, inicialmente, estará liderado –con carácter accidental– por la directora de la biblioteca de Torreforta.

«Fomentar la lectura pública es una de las grandes apuestas que realizaremos durante este mandato» explica el máximo responsable municipal de Cultura, quien destaca que, con la puesta en marcha del nuevo servicio, «sabremos exactamente hacia donde queremos ir».

Prats remarca que la adaptación de los centros cívicos «es un primer paso» que espera dar durante 2017. «No creemos que sea una actuación que necesite grandes recursos económicos. A falta de dinero, debemos tener imaginación» indica el edil, quien asegura que las bibliotecas «tendrá un espacio propio» en los centros cívicos.

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